Todos conocen «Un Cuento de Navidad» de Charles Dickens. Es la historia navideña más conocida del mundo, tanto así que de las primeras 10 películas navideñas, 3 fueron adaptaciones de este relato.
Sin embargo, Dickens no se detuvo ahí, aunque bien podría haberlo hecho. La verdad es que A Christmas Carol o Cuento de Navidad (1843) es el primero de cinco cuentos festivos del mismo autor, publicados en un periodo de seis años. Fue seguido inmediatamente por The Chimes o Las Campanas (1844), en muchos sentidos una continuación de los temas vistos en su predecesor.
Donde Cuento de Navidad hacía introspección respecto a las viejas y nuevas tradiciones navideñas, y su «verdadero significado» o espíritu, Las Campanas se centra en la festividad inmediatamente siguiente, el Año nuevo, y estudia las reflexiones a las que nos sometemos en ese periodo. Lo que queremos dejar atrás y lo que esperamos para el futuro.
Además, Cuento de Navidad tiene un subtítulo poco conocido, «Una Historia de Fantasmas», y Las Campanas cuenta con uno bastante similar, «Una Historia de Goblins». Pero antes de seguir comparando, lo mejor es explicar de qué trata la historia.
Dijiste Goblins ¿Dónde están los Goblins? ¿Porqué no estamos matando Goblins? La trama
El personaje principal de esta historia es Toby «Trotty» Veck, un viejo mandadero, el cual vive (o sobrevive) en precariedad con su hija Margaret (Meg). Un día de Nochevieja, mientras trota por la calle para entrar en calor (actividad que le da su apodo), es visitado por su hija, que le lleva almuerzo y buenas noticias.
Dichas noticias consisten en que se ha comprometido con su novio, Richard, y se casarán el día de Año Nuevo. Pero la alegría del acontecimiento se ve rápidamente truncada por un trío de aristócratas que se inmiscuyen en sus asuntos. Estos critican la elección de almuerzo de Toby por ser «económicamente ineficiente», la idea del matrimonio porque «invariablemente los llevará a la pobreza, violencia intrafamiliar y mendicidad», y la existencia de la gente pobre en general.
Desanimado, Toby continúa su día cumpliendo recados, interactuando con más personas y cada vez más deprimido por su condición y el mundo en general.
Durante la noche es despertado por las Campanas de la iglesia, las cuales escucha a diario y siente como compañeras de sus pesares y alegrías. Compelido por su llamado, asciende al campanario y allí inicia un viaje espectral al futuro, gracias a los «goblins» que habitan la ciudad, y observa cómo la vida de Meg se vuelve cada vez más infeliz.
Finalmente, luego de entender la lección que las Campanas intentaban enseñarle, Toby despierta, inseguro de si todo fue un sueño o no. Lo que no olvida es que el tiempo avanza siempre hacia adelante y siempre para mejor, y que juzgar a los demás sin conocer sus circunstancias es un crimen contra tus compañeros humanos.
La inevitable comparación
Las Campanas se estructura de igual manera a Cuento de Navidad: cuatro partes divididas en «Cuartos de Hora», similar a las «Visitas» del otro relato. Pero más allá de la estructura, también son muy similares en temáticas y enseñanzas.
Las Campanas cumplen la misma función que Jacob Marley, es decir, advertir al personaje principal del error de su juicio, y darle una oportunidad de cambiar de rumbo antes de que sea demasiado tarde. No se tocará en demasía la historia para evitar spoilers (spoilers de un cuento de 1844, sí), pero al igual que el resto de la obra de Dickens, se tratan temas de la diferencias de clases y la indiferencia de los poderosos.
Pero hay diferencias. Mientras Scrooge representa al burgués insensible a las penas de los necesitados, Toby es aquel que, incluso perteneciendo a este último grupo, interioriza el discurso de las élites y está convencido que su situación es producto de su «maldad» innata y falta de esfuerzo.
En la historia se evidencian claramente las actitudes paternalistas de los ricos sobre los pobres, la justificación de esa desigualdad en el terreno moral y la diferencia de interpretación de las leyes según la condición económica de quién comete la falta. Toby bebe de todo esto y lo interioriza, pasando así a ser juez de sus pares, un adoctrinado que se autodesprecia y cree en la superioridad de la clase dominante.
Es al ser confrontado con las consecuencias de sus ideas a través de su hija que entiende la gravedad de pensar así. Aunque, en este sentido, se diferencia de Scrooge ya que no vemos su pasado, solo el futuro.
Opinión Final
Los temas tratados en Las Campanas son tristemente muy contingentes a la época actual. Desde 1844 a la fecha, no mucho ha cambiado en la esencia del funcionamiento de las cosas. Se critica el actuar de los pobres, en lugar de las condiciones que los llevan a ellos. Donde antes se criticaba a quienes comían tripa, ahora se juzga a quienes consumen comida rápida pese a no tener tiempo o recursos para nada más.
Las leyes siguen siendo más duras para quienes menos tienen. Los economistas y estadistas utilizan cifras para justificar la imposibilidad de invertir en mejoras para la sociedad. Los menos afortunados luchan entre sí en lugar de unirse contra los perpetuadores de la injusticia. Sin redes de apoyo ni contactos, subir es muy difícil (¡pero no imposible!, te dirán), y caer es increíblemente fácil.
Pero las cosas mejoran, de a poco, pero lo han hecho, y ese es el mensaje de la historia. El futuro siempre llega, y llegará un futuro en el que como sociedad lograremos superar estos defectos, esa es la esperanza del Año Nuevo. En el clima actual de Chile, Las Campanas es una historia increíblemente cercana y de la que podemos aprender y entender mucho.
Ya con dos muy buenos relatos festivos seguidos ¿podrá Dickens mantener la racha? Supongo que lo averiguaremos el año que viene, si la Providencia lo quiere, en El Grillo del Hogar: Un Cuento de Hadas Hogareño.