La psicología tras la saga Dark Souls

La saga Dark Souls abarca una enorme psicología y filosofía dignas de analizar dentro de su modo de juego desafiante y su historia.

Escrito por Nilton Martínez

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Existen videojuegos que crean y toman sentimientos, los llevan más allá, interiorizándolos en tu persona, haciendo que perduren en el tiempo, enseñándote a manejar situaciones en la vida real. Ese es el caso de la saga Dark Souls, dirigida por Hidetaka Miyazaki, uno de los más prolíficos directores de los últimos años dentro de la industria, y desarrollada por Fromsoftware.

¿Cuántos de nosotros hemos llegado al final de un videojuego en donde aflora el sentimiento de que hemos sido recompensados de alguna manera? ¿Te has sentido como si nada pudiera llenar ese vacío que su historia dejó en ti? Lo triste de esto es que aquellas emociones son momentáneas. Con la saga Souls esto diferente. Pero, ¿por qué?

La depresión y el inicio del viaje

Durante los últimos años la depresión y la ansiedad han aumentado en un 20% entre nuestra generación y la que nos precede. En muchos casos suele ser por falta de objetivos, guía, o simplemente falta de motivación a hacer o realizar algo que perdure para nuestras vidas.

La saga Dark Souls ataca precisamente a esos problemas dentro de su temática oscura. Pese a ser desafiante, te entrega las herramientas para que tu determinación y la necesidad de completar tu viaje vayan aumentando conforme pasan los minutos. A diferencia de entregas similares, no te recompensa de manera inmediata; no pone flechas en tu camino, ni te indica qué botón presionar en qué minuto.

Descansando en la hoguera

Dark Souls 1 te plantea un estereotipo y gameplay diferente al usual. Eres un Hollow, un ser vacío que despertó de entre los muertos, marcado con la Señal Oscura y destinado a morir y resucitar infinitas veces. Habitas en un mundo en decadencia, Lordran, del que quedan solo cenizas de su antigua gloria. Es ahí donde comienza el viaje de tu vida para llevar a cabo tu destino, sin importar qué nos pongan por delante.

Podemos ver a nuestro personaje en un rincón de su celda en completa soledad, sucumbiendo ante el olvido, hasta que una luz aparece sobre nuestra cabeza y alguien te lanza la llave para escapar, te da esperanzas y te hace sentir que no estás solo. Lentamente, comienzas a andar sin saber dónde ir, tomas unas armas desperdigadas por el lugar y te lanzas sin objetivo aparente más que huir.

Pero la huida tiene un precio, y es derrotar al Demonio del Refugio, tu carcelero y posible ejecutor. Un demonio que triplica tu tamaño, con una enorme masa de madera y con pinta de pocos amigos. Es tu primer desafío, y al derrotarlo sientes que eres capaz de eso y mucho más, te animas a seguir y a ponerte a prueba contra cualquier otro enemigo que ose desafiarte.

Burgo de los No Muertos

El entorno hostil como propósito

Cuando te adentras en las tierras inhóspitas de la saga Souls, te invade la sensación de vacío en sus enormes catedrales y edificios olvidados por el tiempo, con sus interminables mazmorras llenas de alimañas en las que desde cualquier rincón desconocido algo puede saltarte encima y comerte vivo. La muerte te rodea, lo desconocido te inquieta, y más allá de esa enorme puerta cerrada por siglos, habita algo peor.

Los jefes son desafiantes, muchos de ellos fuertes e imponentes. Guerreros antiguos, demonios de ultratumba y dragones semidioses que con solo un par de golpes pueden hacerte polvo y volverte loco si no logras tolerar la frustración para derrotarlos. Puedes pasar horas y horas entendiendo cómo funciona todo, cómo ser mejor, cómo no cometer ese error en ese segundo que decide tu destino.

Fuego limpiador

Su historia también puede ser compleja de entender, ya que va desperdigada por el mundo y se muestra de forma implícita en pequeños textos, en objetos consumibles, en lo que los npc pueden contarte sobre ella y sobre el mundo que te rodea. Incluso en las armas y equipamiento que puedas encontrar.

Dark Souls y una simple lección

Es aquí donde la psicología de Dark Souls se presenta y moldea tu forma de jugar para enseñarte una lección aplicable tanto al juego como a tu vida diaria. Las hogueras, los npc con un humor maquiavélico, o los jefes de cada zona son la analogía perfecta para que el jugador se interiorice con su personaje y cumpla el objetivo propuesto.

Mucho se dice de esta IP de Fromsoftware: que es injusto, frustrante, e incluso imposible para algunos. Pero para Dark Souls tú no eres un jugador cualquiera, pese a ser uno casual o uno muy experimentado; puedes sobreponerte ante la adversidad y perseverar, por eso te desafía. Es consciente en su interior de que todos somos capaces de lograr algo si ponemos el esfuerzo en ello y si aprendemos de nuestros errores.

Pero no solo premia, también te castiga con cada mal paso que das, con cada giro mal calculado, con cada golpe de botón a lo loco, con la pérdida de almas y la incapacidad de poder recuperarlas.

Ornstein & Smaugh, Asesinos de dragones

Sutiles recompensas

Pero por otro lado, sanea todo lo que te rodea y ese hostil ambiente con pequeños estímulos y recompensas indirectas. Cuando ya has luchado bastante, te sientes perdido e incapaz de sobrevivir y con tu frasco de Estus ya vacío, te entrega una hoguera donde puedes descansar, hacerte más fuerte y reponer tu vitalidad.

También cuando eres invadido por la soledad o la adversidad en un entorno completamente infernal, puedes encontrar con quienes hablar o invocar para que te ayuden en la lucha contra algún jefe. Lo que te lleva a la lección de que no estás solo.

Guardiana del fuego

Pero la recompensa más grande, aquella que encausa toda la psicología de la saga Dark Souls es ese momento de enorme satisfacción que llega cuando das el golpe final y aparece el mensaje ¡Victoria! en pantalla. Momento en donde has superado un desafío luego de muchas horas de aprendizaje quizás, y muchas muertes e intentos de ensayo-error.

Es aquí en donde logra su verdadero objetivo para con el jugador: premiarte por perseverar y no rendirte, hacerte sentir el mejor de todos y el más fuerte. Llenarte de ganas de ir por más para superar una nueva barrera sin importar cuán grande sea o cuantos dientes y brazos tengan. Te enseña que todo es posible con algo de esfuerzo.

Opinión personal y conclusión

Personalmente, soy uno de los jugadores que tomó Dark Souls en dos etapas de su vida, en donde la primera fue por desafío, y la segunda bajo una gran depresión. Durante esta segunda vez, de alguna forma el juego calmaba mi ansiedad. Imaginaba que aquellos enemigos eran mis propios enemigos, y que esos demonios eran mis demonios, algo que muy pocos juegos logran. Extrapolar el dolor y la angustia que llevamos dentro.

Si eres de los que ya ha finalizado la saga Dark Souls, te felicito. Has aprendido algo. Pero si eres de los que piensa que el juego solo castiga y no te has atrevido nunca a superarlo, te invito a tomar tu espada y tu escudo y viajar a Lordran, porque Dark Souls te enseña que debes aprender de tus errores y levantarte después de cada uno de ellos. Que frente a algún objetivo nunca estarás solo y siempre habrá alguien apoyándote detrás. Y que también habrá momentos en donde todo el esfuerzo en tus hombros por lograr ese objetivo se verá aligerado con momentos de tranquilidad, en alguna hoguera de tu vida. Si lo hizo conmigo, también lo puede hacer contigo.

Hoguera lejana