La intriga de la maldad: una reseña a Monster

Revisamos la magnum opus de Naoki Urasawa, su intenso contenido psicológico, el excelente manejo del suspenso y el origen de la maldad.

Escrito por FanoPetrikov

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Y yo me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia subir del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella nombres de blasfemia. Y la bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder, su trono, y una gran potestad. Y vi a una de sus cabezas herida de muerte, pero la llaga de su muerte fue curada: y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia. Y adoraron al dragón que había dado la potestad a la bestia, y adoraron a la bestia diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia?, y ¿Quién podrá lidiar con ella?

Apocalipsis según San Juan, capítulo 13, versículos del 1 al 4.

Para el ser humano, existen tantos misterios sin explicación como granos de arena en las playas del mundo. Los fenómenos inexplicables del planeta pueden ser estudiados, pero nos falta avance, tecnología o accesibilidad. En cambio, los fenómenos de la personalidad humana, los conceptos que nos pertenecen como raza humana, nuestras emociones, nuestro cerebro y nuestro sentir son cosas tangibles e intangibles que sabemos dónde «están», pero que no logramos encontrar.

Entre el amor, el espíritu, el alma, la memoria, los recuerdos, los sentires, el dolor, el sufrimiento… encontramos la maldad. El origen de la maldad es simplemente desconocido. Vivimos en sociedad, compartimos, sabemos cómo funciona el bien, cómo nos sentimos haciendo y recibiendo el bien, pero no logramos entender qué mueve a la maldad.

Monster es un manga escrito e ilustrado por el genio Naoki Urasawa. Publicado entre 1994 y el 2001 en la revista Big Comics Spirits, Monster llegó a ser considerada una obra clásica, premiada en Japan Media Arts Festival por su excelencia, también ganando el Grand Prize del Tezuka Osamu Cultural Prize, ambos premios insignes del mundo del manga.

Sinopsis

Transcurren los 80 en la Alemania Federal, y un joven Kenzo Tenma se abre camino en el mundo de la neurocirugía. Pero no sería hasta aquella noche en que llegaron dos gemelos a las urgencias del hospital que su vida daría un giro en 180 grados.

Días antes, Tenma había operado a un famoso cantante de ópera, dejando de lado a un paciente turco, quien, independiente de haber llegado antes, no fue prioritario frente a la fama del interprete, perdiendo la vida, mientras que el tenor pudo salir airoso de la operación del doctor Tenma.

Esto es un momento decisivo para Kenzo, cuando luego de una conversación la noche anterior con Eva, hija del director del hospital y su actual prometida, decide nuevamente actuar siguiendo a su vocación: salvar gente sin importar qué. El destino lo vuelve a poner entre la espada y la pared cuando, paralelamente a la llegada de los gemelos, llega el alcalde de la ciudad. La orden del director es operar a la autoridad, pero Tenma hace lo correcto, atiende primero a uno de los niños, salvando su vida de un disparo en su cabeza, mientras que el alcalde muere.

Tenma pierde todo lo conseguido debido a su decisión. Sin puesto importante en el hospital, de vuelta a ser un simple médico, abandonado por su prometida y amenazado prácticamente por toda la mafia que dirige la salud, solo le queda la calma de haber hecho lo correcto. No pasarán muchos días para que, quienes han hecho de su decisión el peor error de su vida, mueran envenenados, los gemelos desaparecerán y él quedará a cargo de todo, casi por milagro.

Años después, el joven Johan Liebheart reaparecerá completamente sano de su disparo en la cabeza, listo y dispuesto para asesinar a uno de los pacientes de Tenma frente a sus ojos. Kenzo ha tenido éxito en salvarle la vida al niño, sin saber que ha salvado a un monstruo, un sociópata que piensa y se organiza en pos de destruir toda la sociedad.

La maldad y las dualidades éticas

Monster no solo nos sumerge en el thriller como tal, donde cada movimiento, escena o contexto es digno de incentivar al lector a un inmortal suspenso. Independiente de que su historia se centra en una ficción, el uso de la naturaleza humana como constante, es lo que nos hace adentrarnos e interesarnos en el desarrollo de la trama.

La naturaleza humana es un recurso intenso, puesto que la psicología como ciencia, ha establecido parámetros para medir nuestros motivos, el origen de lo que nos mueve en sociedad, apegos, relaciones, comunicación y personalidad. En el caso de Monster, nos encontramos con el la maldad como el centro del movimiento.

Las dualidades éticas y morales son conocidas sin fronteras, el comportamiento dentro de la norma. Uno de estas normas es el bien. Todos sabemos como funciona el bien, como se siente hacer bien con otra persona y como se siente el que algo nos haga bien. Es totalmente explicable a niveles psicológicos, emocionales y neurológicos, pero la maldad es otro asunto.

Urasawa utiliza bastantes recursos psicológicos y personajes que se dedican a esta facción dentro del manga, que se encuentran interesados en diferentes estudios policiales, pero todos tienen como eje el comprender la mente de un criminal, un psicópata o un asesino en serie.

No sabemos cómo se mueve la maldad dentro de la mente. Y es precisamente el conflicto en el que nos posiciona Monster. Es normal para nosotros encarnarnos en el rol de Tenma, donde su vocación de médico busca salvar la vida de todos los que pueda, pero también nos mueve la intriga de las motivaciones de Johan. Respecto a esta lucha ética, es parecido a la postura de Kira con L en Death Note.

La psicología ha centrado sus estudios en el factor D, origen de la maldad humana y la necesidad de pasar por encima de los demás, pero es una condición que no justifica el que pretende una persona con ser mala. Entramos en la pregunta si es acaso la búsqueda de saciar una sed o un hambre a base de apegos desorganizados, es una venganza, un fetiche o meramente necesidad de comprobar qué tan frágiles somos todos.

El monstruo sin nombre

Es quizá esta parte del manga lo que mejor relata el origen de un monstruo. El conductismo infantil no es novedad dentro de la historia de la humanidad, y Urasawa lo integra de lleno en todo el manga desde que aparecen los orígenes de Johan y los experimentos con infantes que se desarrollaban en la Alemania socialista.

Pero esta idea de inculcar un cuento conductista es solo una metáfora para dejarnos con más dudas. ¿Es el monstruo algo que nace o se hace? Y ¿Quién es realmente el monstruo?

Ambas preguntas no se responden solas en el manga y nos dejan con más vacíos que espacios llenos. Concluyendo que la maldad solo es una escalada, que ocupa peldaños de violencia, envidia, pulsión, sangre y mucha, mucha insatisfacción.

Acá el abandono juega un rol importante. No solo es el abandono de un padre y el desapego de la crianza lo que se puede ver en Monster, también es el desapego del estado con los niños huérfanos, es el que se permita que se experimente con personas, la manipulación. Son los regímenes políticos que dividen a las personas, es la violencia sistemática, es lo agresivo de la historia, es la pérdida de la identidad, es la guerra fría constante y que no muere, la sobre empatía, la poca compasión, la inexistencia de Dios y por, sobre todo, la falta de un nombre.

Preguntémonos de nuevo: ¿El monstruo nace o se hace?

Últimas palabras

La determinación de los personajes que conforman Monster es lo que la hace una de las mejores obras de manga que jamás he leído. Es un constante juego con el lado oscuro del ser humano, tentado, siniestro, que busca saciar lo que anhelamos en lo prohibido. El poder estar en los zapatos de cualquier de ellos y poder tener la valentía para ejecutar.

De alguna manera, la crudeza que decide poner Urasawa en el manga es lo que hace que nos encarnemos en la realidad, el uso de lo incómodo. Prostitución, gente en condición de calle, alcoholismo, violencia desmedida, violaciones a los derechos humanos, drogadicción, sangre fría, frustración y más frustración.

Lo que mueve a Tenma a la búsqueda de una justicia frente a los actos de Johan no es solo una sensación culposa de haber hecho lo correcto para que el mal continuase, sino que también lo mueve el poder llevar a concepto el que todos somos iguales, que nadie es diferente a los demás.

Pero lo cierto es que los humanos somos seres plásticos, manipulables y adaptables, que nos movemos por nuestras áreas mas emocionales. Nos jactamos de que somos la cumbre de la cadena evolutiva, demostrando consciencia y raciocinio, pero en realidad somos simples animales movidos por las necesidades emocionales, con apegos desarrollados en pos de qué tan preparados estamos para asumir la separación del nido, cuando lo único que tenemos es miedo.

Y ese miedo es de lo que Johan saca provecho. Porque tras esa cara hermosa, tras esa simpatía inigualable y una labia seductora, encontramos a un ser con tanto miedo, que prefiere matarlos a todos antes de que algo, lo que sea, lo mate a él.

Johan sabe que él no es el monstruo. El monstruo somos todos.