La catedral de Notre Dame como un personaje

Disney no es un adaptador fiel, pero debemos rescatar un gran detalle de su pelicula "El jorobado de Notre Dame": cómo Notre Dame es un personaje más.

Escrito por Pía Marian

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Todos sabemos que Disney no es precisamente una empresa conocida por la fidelidad de sus adaptaciones (salvo, quizás, La dama y el vagabundo), pero sí podemos estar de acuerdo en que, al menos, hacen su tarea con respecto al material de origen.

Uno de los mejores ejemplos de esto, es El jorobado de Notre Dame. Estrenada en 1996, este es uno de los filmes que menos tiene “la marca Disney”, algo que le valió bastantes problemas con el marketing en su época.

La película suaviza muchos de los temas del libro, cambiando la crítica política por una historia sobre perdón y aceptación, haciéndola  más apta para un público infantil. A pesar de esto, hay algo que trasciende el medio y la convierte, de alguna manera, en una de las adaptaciones más fieles de la novela: el amor que la película profesa por la catedral de Notre Dame.

Para comprender esto, necesitamos tener a la mano dos datos bastante importantes: el primero es que Victor Hugo escribió la novela en panfletos como propaganda para salvar la catedral de Notre Dame (cuyo nombre en español vendría siendo “Nuestra Señora”), y entender que el nombre tampoco es coincidencia, pues en la época de las cruzadas, la Iglesia comenzó a convertir a la Virgen María en una figura de idolatría, pues calzaba más con una sociedad derrotada y desesperanzada.

A partir de ese momento histórico, ella pasa de ser sencillamente “la madre de Jesús”, a una Santa asociada con la bondad, la justicia y la protección. Todas estas cosas son roles que la misma película le entregan al edificio, tratándola como un personaje más.

La primera vez que lo vemos, es en el número musical de apertura “Las campanas de Notre Dame”. Esta introducción es maravillosa en muchos aspectos, pero el que nos compete en esta ocasión es la forma que tiene de presentarnos a la catedral como una figura de temer, algo que nos queda claro en los versos:

Tú podrás engañarte a ti mismo

y podrás toda culpa negar,

pero nunca podrás esconder

este horror la verdad,

a la verdad de Notre Dame.

Frollo le teme a la divinidad, pero esta se encuentra representada por el edificio, algo que es mucho más potente en su versión en inglés, donde dice «the eyes of Notre Dame» («a los ojos de Nuestra Señora»). Como si esto no fuera suficiente, los planos de la introducción no hacen más que mostrarnos cuán grande y poderosa es.

http://www.youtube.com/watch?v=GfCPv3YP4ns

La siguiente escena en que otros personajes interactúan con el edificio como si este se tratase de un personaje como cualquier otro, es el número musical “Dios ayude a los marginados”, escena que se lleva a cabo en el interior de la iglesia.

El ruego de Esmeralda se lleva a cabo específicamente a los ídolos de la Virgen María que la adornan. Esta imagen de la catedral como una representación de la Madre protectora se hace aún más fuerte cuando recordamos que Esmeralda está en asilo, siendo resguardada de sus perseguidores por ella.

La última escena donde se nos muestra a la catedral de Nuestra Señora como alguien vivo y no solo como un edificio inerte, es la muerte de Frollo, el villano de la cinta. Cuando intenta asesinar a Quasimodo y Esmeralda, resbala en una piedra, debiendo agarrarse de una gárgola; esta lo asusta y el juez cae al vacío, encontrándose con una muerte inminente en la roca derretida.

Esta muerte, más allá de lo hollywoodense, termina de hacer puente con lo que hemos visto a lo largo de la película con respecto a los ideales que encarna el edificio: Nuestra Señora ha visto la maldad en Frollo y le ha juzgado por sus pecados. El castigo ha sido la misma muerte que él ha ocasionado a tantas otras personas.

Con todo, esto podemos concluir que, si bien la película metió mano de manera bastante profunda, porque el trasfondo político y crítica al sistema eclesiástico de la obra original fueron reemplazados por una historia de aceptación, justicia y perdón, esto es lo de menos cuando mantiene algo que fue tan relevante para el autor: mostrarnos la importancia y la belleza del patrimonio arquitectónico de París.