La Casa de Papel 4: El robo de lo lógico

¡Netflix estrenó la cuarta parte de La Casa de Papel!. La serie de robos sensación vuelve con nuevos planes ridículos por parte del profesor.

Escrito por Esteban Beaumont

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Es la producción que le abrió la puerta a decenas de series y películas españolas. Una historia que, en su estreno en la TV hispana, pasó sin pena ni gloria y que Netflix le dio una segunda vida, transformándola en un fenómeno mundial. El Bella Ciao, las mascaras de Dalí, el matriarcado o el profesor acomodándose los lentes, son muchas las escenas y momentos que nos ha dejado La Casa de Papel.

La serie sorprendió con dos primeras temporadas fantásticas, entretenidas y bien construidas. Sin ser una obra de arte, la serie enganchó a mucha gente gracias a sus personajes y gracias también a que las historias de robo siempre son atractivas. Con la tercera temporada la serie volvió a utilizar sus bases y nos presentó lo mismo que vimos antes, pero en otro banco. La cuarta parte tenía la obligación de entregarnos algo nuevo.

Retomamos la historia con nuestros personajes instalados en el Banco de España. El profesor está entre la espada y la pared y Lisboa es prisionera de la policía. Con esa información nos sentamos con nuestras palomitas (para ver la serie palomitera por excelencia) y listos para apagar el cerebro (en la época que más necesitamos distraernos).

Pero la cuarta parte se toma muchas licencias y es inevitable no acordarse de la saga de Rápidos y Furiosos, cada momento que pasa, más cosas inverosímiles vemos. Si antes entendíamos que le plan del profesor era difícil, ahora es imposible e insultar la imaginación del espectador es peligroso. Pese a eso (y al igual que Rápidos y Furiosos) tiene cosas que aun nos encantan y nos hacen pararnos del sillón.

Ella, la mejor

Nairobi es fantástica, durante las temporadas construyeron una mujer que enamoró a todos y todas. Por lo mismo, sabíamos que no iba a morir con el disparo que recibió al final de la tercera temporada. Y no solo sobrevive al disparo, sino que supera una operación hecha por personas que ni Grey´s Anatomy vieron (incluyendo un corte de pulmón como quien corta manzanas), todo para que finalmente Gandía la asesinara. Aunque la jugada funciona, cuando piensas que Nairobi sobrevivió a todo, va Gandía y la mata, creando un momento inesperado que produce un estado de shock sublime.

Y se ve a kilómetros lo que va a pasar con Nairobi, la construcción es muy evidente, es evidente que la seguiremos viendo, que tendrá el mismo final que Berlín. Relegada a un exagerado número de flashback. La serie rellena muchos minutos con historias del pasado, con el profesor hablando con Palermo, con la boda de Berlín, con nuestros protagonistas jugando y la verdad es que en su mayoría esos viajes al pasado no aportan nada a la trama. El desperdició de personajes tan amados es peligroso cuando no tienes personajes tan queridos para reemplazarlos.

Los chicos buenos y los chicos malos

La gracia que tiene el género de robos de banco, es que los ladrones no son los malos. Ya sea porque le roban a una organización maligna o porque son una especie de Robin Hood modernos, nos terminamos encariñando de los forajidos. Pero el rol de lo rehenes es clave, ya que marcan la ambivalencia de los ladrones y nos recuerdan de que no todo lo que están haciendo es bueno.

En este papel era muy bueno Arturo Román, el odiado personaje no era tan malo, era odioso y estúpido, pero funcionaba como recordatorio de quién es quién. Con algunas de sus acciones uno pensaría que son lógicas de un héroe en una toma de rehenes, como es el tratar de revelarse.

El problema con Arturito en esta temporada es que pasa a ser malo. Darle el carácter de violador lo saca de una zona media y lo coloca por sobre los ladrones en el nivel de maldad. Perdió su piso de “héroe” y no produce ese leve entendimiento a sus acciones.

Pero no todo son malas decisiones, ya que el personaje de Gandía es sublime. Un supersoldado que comienza a atacar desde adentro a nuestros héroes con nombres de ciudad. Casi una especie de slasher de un terminator buscando uno a uno a los protagonistas para matarlos. A el hay que sumarle a Alicia Sierra, la odiada policía.

Sobre esta última, creo que es un personaje sumamente detestable, pero super frágil físicamente por estar embarazada. Ella tiene que solventar todo lo que no tiene en físico con cabeza, convirtiéndose en el personaje mas cruel de la serie y adelantando que, en el final de temporada, seguirá siendo la villana (final que a todo esto es prácticamente igual al final de la tercera temporada).

Podríamos hablar de cómo Marsella sobrevivió a un accidente de auto con 6 vueltas en el aire y salió sin un rasguño, o de cómo el profesor compró un helicóptero militar o por qué las excusas de esos hechos son tan simplistas como el “uso de casco de seguridad” o “el mercado negro” (tal como Timmy justificaba sus deseos, frente a sus padres, gracias al internet en Los Padrinos Mágicos).

Pareciera que el profesor lo puede todo, que todo lo pensó y eso es abusar del acuerdo que existe entre el televidente y la obra de ficción. “Te voy a creer todo, pero no te pases de la raya”. Tendremos que esperar, para ver cómo se siguen dando libertades en la parte 5.

Por supuesto que la seguiremos viendo, pese a sus errores. La Casa de Papel ya tiene el síndrome Rápidos y Furiosos, dennos todo los planes ridículos, somos suyos.