Fantastic Mr. Fox: Familias disfuncionales y su funcionalidad en el Cine

Fantastic Mr. Fox, dirigida por Wes Anderson es sin duda, un imperdible espectáculo de imágenes hipnóticas y reflejos animalmente humanos.

Escrito por Nathy V. Contreras

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Fantastic Mr. Fox o El Fantástico Señor Zorro en Latinoamérica (2009), es una película dirigida por Wes Anderson (Isle of Dogs, The Royal Tenenbaums), basada en el libro de Roald Dahl. Realizada en base a la técnica del stop-motion, es sin duda, un imperdible espectáculo de imágenes hipnóticas.

Esto último está representado tanto por la acogedora elección de su paleta de colores, como por los acompañamientos de interesantes y (en ocasiones), extraños diseños de personajes. Así como también con algunas escenas que distribuyen elementos armoniosamente organizados, otorgando con claro propósito, una suave inyección de dopamina a cualquiera que sonría con satisfacción al ver el cajón de los calcetines ordenados por color. En pocas palabras Fantastic Mr. Fox es poseedora de un atractivo visual potente.

Sin embargo, el foco de esta nota es interiorizarnos un poco en el porqué de seguir viendo la película, sobrepasando el hecho de estar visualmente bien presentada.

¿Quién puede autoproclamarse funcional?

Durante la hora y media que dura el film, es fácil olvidar que son figuras animadas. Cada personaje posee un mundo interno que hemos visto antes. Muchas veces en medio de nuestra propia gente y otras tantas en unas cuantas películas que retratan personalidades imperfectamente humanas.

En este caso, nos situamos frente a una familia común de zorros, en donde nuestro protagonista, Mr. Fox, persigue una pequeña idea en principio, ya sea para mantener sus días de gloria aún con vida o poner un poco de adrenalina a su rutina. Idea que luego se transforma y acumula como una bola de nieve obsesiva a la que ya no puede poner freno una vez que se le escapa de las garras.

Por otro lado, Felicity, es el cable a tierra en medio del desastre que arma su esposo. Se hace presente la figura de la madre, donde muchas veces Mr. Fox pareciera ser un niño más en la casa. (Historia más que familiar en este país)

Conocemos algo de su mundo interno en sus acciones, como su fijación por pintar tormentas en donde el paisaje puede ser cotidiano y amable pero siempre rodeado de rayos y relámpagos alrededor. Como teoría, posiblemente es esa misma naturaleza la que la hace quedarse al lado de Mr. Fox.

Todas las inseguridades adolescentes en donde te miras a ti mismo, con el desprecio de no poder ser lo que otros buscan, lo encontramos en el pequeño hijo de la familia Fox.

La inagotable, frustrada y muchas veces divertida comparativa de Ash con su primo recién llegado, Kristofferson, quien sabe karate, practica yoga y es un deportista nato, enciende todas las alarmas en el más pequeño, al ver que la atención se dirige a él inmediatamente, incluso la de su padre.

Al mismo tiempo, vemos cómo se puede llevar la vida de diferentes perspectivas, ya que incluso estando en un lugar ajeno, Kristofferson, siendo poco bienvenido en principio por su primo (y con su padre enfermo), aun así es capaz de estar en paz internamente.

En Fantastic Mr. Fox sólo recordamos que son animales salvajes cuando ellos mismos toman conciencia de su propia naturaleza y la aprovechan a su favor. La evolución de los personajes se va dando a medida que cada uno de ellos aprende a su manera, a proteger y convivir entre los suyos y la comunidad, pasando por alto deseos egoístas que a veces, pueden traer mucho más que daño colateral al bienestar del resto.

Opinión personal

La disfuncionalidad de cada personaje, su obsesión particular en cuanto a sus propios intereses, o la fijación sobre sus defectos hace que se sientan reales. Todos en algún momento hemos sido Ash, al compararnos y sentirnos menos a los ojos de otros. Algunos habrán sentido la ambición insaciable de Mr. Fox, sin mirar a quién puedan pasar a llevar en el camino, hasta que como la en la vida y los Pokemón… evolucionamos (o no… hay de todo).

Mucho de esto se explica en esta película, cuando asumes que las cosas, en muchas ocasiones, no tratan únicamente sobre nosotros mismos.

Visualmente, El Fantástico Señor Zorro es interesantísima, incluso la elección de figuras antropomorfas da para pensar en lo particular del diseño. Se pasa bien viéndola, y si te puedes acostumbrar a que muchas escenas parecieran ir en cámara rápida (posiblemente otra decisión visual o tal vez menos cuadros por segundos) es algo que cuando le das un par de vueltas, le puedes sacar mucho análisis por debajo.

Absoluta mención a la escena del lobo. Podría interpretarla y decir lo que a mi me parece que significa, pero es algo que se dejó al público para que haga la tarea y reflexione.

El crecimiento de los personajes, sobre todo de padre e hijo, es notorio y relevante para el desarrollo de la historia y su eventual victoria. Lección que tal vez nos podríamos llevar a la casa.