The Lost Pirate Kingdom: La Edad de Oro de la piratería

Una docuserie realizada por Netflix, que refleja los inicios de la piratería denominada como: La Edad de Oro

Escrito por Nathy V. Contreras

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El Reino Perdido de los Piratas

Durante la Guerra de Sucesión, las rencillas entre España e Inglaterra desencadenaron innumerables batallas marítimas dentro de la zona del Caribe. Los navíos españoles cargados con el botín del Nuevo Mundo eran interceptados por marinos ingleses, autorizados por la Corona británica gracias a un documento legal denominado como: “carta de marca”. 

Los llamados corsarios en ese entonces, tenían la facultad de saquear todo lo que encontraban en los cargamentos españoles bajo la protección real. Al final de la guerra Inglaterra triunfó, pero las arcas reales quedaron totalmente vacías.

Mantener la paz era inminente, así que lo que una vez fue trabajo al alero del reinado inglés, hoy no era más que un papel sin valor. Dejando a miles de personas sin empleo, eso sin incluir a la marina real quien redujo sus filas sustancialmente. Dando paso, sin preverlo, a los primeros cimientos que conformarían las grandes leyendas de la piratería.

Los verdaderos Piratas del Caribe

El Reino Perdido de los Piratas o The Lost Pirate Kingdom es una docuserie realizada por Netflix, que refleja los inicios de la piratería denominada como: la Edad de Oro.  En la serie se encarnan personajes clave que izaron la bandera negra, tales como: “Black Sam” Bellamy, Benjamin Hornigold, Henry Jennings, Anne Bonny y el mismísimo Barbanegra. 

Nos embarcamos en el primer movimiento a la creación de un refugio pirata al comando de Benjamin Hornigold, ex corsario y capitán. Al verse sin futuro ni respaldo de la Corona decide junto con sus hombres buscar un nuevo horizonte en el archipiélago de Las Bahamas, específicamente en el pueblo de Nassau (Isla de Nueva Providencia) para continuar el abordaje de flotas españolas.

Edward Teach dejaría su nombre en la historia como Barbanegra

Los españoles por su parte, tampoco habían cesado sus ataques a cargueros comerciantes ingleses y jamaicanos. Es ahí cuando Henry Jennings, el corsario de clase alta de esta historia, entra en escena en busca de una carta de marca por parte del gobernador de Jamaica, que permita desencadenar su poder una vez más entre los mares del Caribe. Jennings era reconocido por su crueldad como capitán durante sus días de corsario.

Hornigold en tanto es cada vez más audaz en sus ataques a los buques españoles y las riquezas acumuladas en cada asalto aparecen pronto en el único periódico de Norteamérica llamado: The Boston News Letter. Sumado a esto, el naufragio de una flota española cargada con más oro y bienes de los que se podía contar, aumentó la suerte del capitán siendo este uno de los primeros en encontrar parte de estos tesoros sumergidos.

La noticia se esparció como pólvora encendida y pronto una esperanza nació para los muchos que naufragaron en la miseria al final de la guerra. Una gran oportunidad se encontraba a la vista.

La República Pirata

Los primeros síntomas democráticos fueron fundados en el mar bajo banderas piratas. Cada barco era un estado propio, los tripulantes tenían voto en las decisiones e incluso podían vetar la orden de un capitán si la mayoría no estaba de acuerdo. También existía el derecho a cuestionar el puesto del capitán y elegir a otra persona para que estuviera al mando. Las riquezas se solían repartir en porcentajes equitativos al cargo y valor. Incluso se pagaba algo extra si habías perdido miembros en batalla. Se ponían de acuerdo los castigos y reglas fundamentales de convivencia antes de zarpar.

Muchos de los protagonistas durante este periodo, parecen extraídos de una novela, un cuento o fantasía aventurera. El pueblo de Nassau reunió a todos estos personajes atraídos por la idea de una vida mejor al margen de lo que la legalidad les había quitado.

Es el caso de Samuel “Black Sam” Bellamy quien, atraído por la búsqueda de los tesoros españoles perdidos, se embarca en una cruzada junto a Paul Williams, para así generar riquezas y ser aceptado por la familia de Mary Hallet su eterna enamorada.

Al no encontrar suerte en los naufragios, “Black Sam” se une pronto a las flotas de Benjamin Hornigold, transformándose rápidamente en un pirata ingenioso e implacable. Utilizando las técnicas más extravagantes para generar temor en sus enemigos antes de siquiera subir a bordo.

Este Robín Hood de los mares, al ser cuestionado por el capitán del balandro Whydah recientemente saqueado, se presentó a sí mismo como un Príncipe libre con el mismo derecho a llamar a la guerra que aquel que tiene toda una flota a su cargo. Dando un discurso que todavía resuena hoy, anotado en la bitácora del rendido capitán:

 “¡Y allá ustedes, «los capitanes y marineros» que les sirven… Nos vilipedan, los muy sin vergüenzas, cuando la única diferencia «entre nosotros» es ésta: ellos roban a los pobres amparándose en la ley… y nosotros robamos a los ricos amparándonos en nuestro propio valor. «

«Black Sam» Bellamy interpretado por Evan Milton

La oportunidad que ofrecía Nassau, también fue buscada por Anne Bonny, una de las pocas mujeres piratas registradas en el silgo XVIII que junto a su amante “Calico Jack” (Jack Rackham) abordaría navíos disfrazada de hombre durante los combates y daría batalla hasta el final junto a su compañera Mary Read, al momento de la captura del barco de Rackham.   

En ese entonces el oro no era la única forma de comercio. La trata de esclavos estaba en su apogeo, secuestrando personas para su posterior traslado y venta. Siendo hacinados en un barco en dirección a un futuro igual o peor de tormentoso. Cuando los piratas se posicionaron en altamar, las altas esferas temblaron frente a la inminente escases de esclavos.

Barbanegra uno de los piratas más temidos de los mares, con mechas de cañon encendidas entre su enmarañada barba, entra en juego interceptando barcos de esclavos, en donde ofrecía incluso la oportunidad de unirse a su tripulación. Acompañado de su lugarteniente Black Caesar, de quien se cuenta la leyenda fue alguna vez un rey en África.  

Si bien, no fue por ser buenos samaritanos, las intervenciones piratas frente a los barcos esclavistas influyeron en forma potente a disminuir la cantidad de embarcaciones de ese tipo a aventurarse en alta mar.  

Cabe recordar que todas estas hazañas son de personas reales, en donde las leyes del más fuerte imperaban y cada uno hacía sus propias reglas, así como «Black Sam» Bellamy portaba un discurso político al hacerse con su botín, otros causaban caos y temor como lo hizo Charles Vane, pirata reconocido por sus torturas y crueldades a los barcos que atacaba.

Últimos comentarios

Podría escribir, leer y hablar todo el día de piratas. Pero las notas no pueden ser tan largas (y esta ya lo es). La docuserie es algo interesante y entretenido de ver. En la serie a veces las imágenes se hacen algo reiterativas, seguramente porque debe estar planeada para ser vista un capítulo por día o por semana en el caso de la televisión.

Personalmente creo que se quedaron muy cortos en la historia de Anne Bonny al reclutarla únicamente como personaje de alcoba durante la mayoría de los capítulos.

No hay que olvidar que es una adaptación, si bien con base histórica, buscar más información aparte de lo que ves en pantalla nunca está demás.

Barbanegra se enfrenta al capitán Robert Maynard

Ahora, respecto a la piratería en sí misma: su influencia en el creativo literario y cinematográfico (si bien a veces se desvía un poco de la veracidad histórica) aun así es bastante cercana a lo que se vio en ese momento. Es una entremezcla de lo que se podría juzgar como villano para algunos, como rebelde para otros o como símbolo de libertad y posicionamiento por sobre las reglas que aplican solo para algunos, en general para los que no tienen el dinero para defenderse.

El imperio británico, como muchos otros se disparó a si mismo sin darse cuenta al usar (para variar) a la población como arma hasta que ya no le fue útil y la guardó en el armario olvidándose de que esa arma tenía ganas de comer y seguir viviendo.

Entonces: ¿Se puede justificar un crimen creado al alero de una injusticia? ¿Se puede enjuiciar al que roba para subsistir, después de haberle quitado el plato donde comía? ¿En qué momento la línea entre tomar lo que te pertenece y crees que mereces es carcomida por la codicia y el exceso de un hambre sin fondo? ¿Qué tanta diferencia había entre el sistema creado por los piratas y las guerras de sus monarcas? (¿un documento legal?)

Son cosas que se reflexionan en medio de personajes tan polémicos como interesantes y la única conclusión a la que puedo llegar es que: Las mismas historias se repiten una y otra vez, sin importar el año que sea en el calendario.