El tesoro del Visitante: «Ahora es cuando todo cambia»

Andrés Suárez publica su segunda novela con Sietch Ediciones: El tesoro del visitante, una ucronía que expondrá los secretos del universo

Escrito por Ktlean

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Andrés Suárez apareció en el panorama de la ciencia ficción chilena a principios del 2021 con La reliquia del Leviatán, una space opera deudora de franquicias como Star Wars o Star Trek. Se demoró menos de un año en lanzar su segunda novela, también con Sietch Ediciones y también dentro del género de la ciencia ficción.

Pero esta vez el subgénero sería otro, uno que está tomando cada vez más fuerza en el panorama chileno y que tampoco es nuevo para la editorial. Así lo dejó claro con su antología Pacífica: Crónicas atemporales de la guerra, una revisión a la guerra del Pacífico y que contó con autores chilenos y peruanos.

Con El tesoro del Visitante, entonces, la ucronía llega a Sietch para quedarse, esta vez de la mano de una historia ambientada en plena época de inquisición y el reinado de los Reyes Católicos en España, entre finales del siglo XV y los primeros años del XVI.

Seguiremos a Bruno Valbuena y a su maestro, Salomón Aguirre, dos hombres de ciencia que harán un descubrimiento que puede cambiar la forma en que todos conciben el mundo, la especie humana y a Dios.

¿Qué harán con ese conocimiento? ¿Sobrevivirá la corona española y la iglesia a este remezón? Eso lo descubriremos en El tesoro del Visitante.

Disponible para su venta en el sitio web de Sietch Ediciones

La historia

Salomón Aguirre es el médico real, y como tal goza de ciertos privilegios y una posición acomodada. Junto a su aprendiz y sobrino, Bruno Valbuena, no solo tratan enfermedades, sino que investigan de forma concienzuda el cuerpo humano. Porque eso es Aguirre después de todo, un anatomista. Su objetivo es descubrir qué es lo que nos hace humanos, dónde se encuentra el alma (si es que esta existe) y, a través de estas posibles respuestas, entender mejor el plan del Creador, si es que lo hay.

Por todos estos motivos, tanto Aguirre como Valbuena son las personas indicadas para hacer frente al extraño hallazgo hecho en el bosque: una criatura que no es ni humana ni animal. Bajo el mandato del rey, ambos científicos deben estudiar el cuerpo y determinar de qué se trata, si es acaso un demonio o un ser venido de las estrellas.

Cuestionarlo todo

La ucronía es un subgénero que parte con una pregunta: ¿Qué hubiera pasado si…? Los autores se concentran en un hito o periodo de la historia y, de la mano de su imaginación, intentan torcer el curso de los hechos tal como los conocemos. ¿Qué hubiera pasado si los nazis ganaban la Segunda Guerra Mundial? Ahí está El hombre en el castillo de Philip K. Dick para articular una respuesta. ¿Qué hubiera pasado con Chile de no ocurrir el Golpe de Estado de 1973? Lo relatado en Synco de Jorge Baradit es una de las tantas posibilidades.

Ya sea en la historia mundial o local, los límites de la ucronía no existen. Cualquier hecho puede ser cambiado o borrado para, desde la ficción, reescribir lo sucedido. Este hecho significativo y sujeto a los tejemanejes de los autores es llamado Punto Jonbar y, como ya se dijo, puede ser el que nosotros queramos.

En palabras de su autor, El tesoro del Visitante surge de la pregunta: «¿Qué hubiera tenido que pasar en la España inquisitorial para que ocurriera una revolución similar a la francesa?». Las respuestas a esta pregunta podrían haber sido decenas, y ni siquiera hubieran tenido que rozar la ciencia ficción. Podrían haber sido netamente políticas o religiosas. Sin embargo, Andrés Suárez decidió unir eso, porque en dicha época la ciencia, la religión y lo político eran indivisibles.

Y decidió hacerlo de la mano de personajes que representaban todos esos poderes: los Reyes Católicos Francisco II e Isabel I (política), el papa Inocencio VIII (religión) y Bruno Valbuena y Salomón Aguirre (ciencia). Cada uno de ellos es remecido por la presencia del Visitante, que plantea preguntas que suponen un terremoto filosófico que reestructura el mundo conocido a nivel religioso (al cuestionar la excepcionalidad del ser humano y su supuesta creación por parte de Dios), a nivel político (puesto que sin un Dios el poder de los reyes no tiene sustento) y a nivel científico (porque la existencia de seres venidos de otros planetas que son tan distintos y a la vez semejantes a nosotros abre demasiadas posibilidades).

Pero el verdadero punto de inflexión lo da el personaje que se separa de esta triada: Iraia Llorente, una joven tildada de bruja y que odia a los poderes que rigen su vida y las de todos.

Quemarlo todo

El cuarto poder en juego aparece a medida que la novela avanza. Llega en el momento preciso, en medio de la crisis y como una respuesta a la pregunta que enfrentan Aguirre y Valbuena: ¿Qué hacer con este descubrimiento? ¿Qué hacer con la verdad cuando esta es tan peligrosa? Las intenciones de la corona y la iglesia son claras, pero las de ellos se enfrentan a muchos cuestionamientos.

En medio de la búsqueda de respuestas por parte de los científicos, Iraia toma el camino de la revolución. Representa el cuarto poder, el que había estado dominado por la religión y la política, y que no interesaba a la ciencia. Representa al pueblo y a su grito por la libertad.

Cuando todo es cuestionado, cuando lo que nos dijeron que era la verdad deja de ser tal, cuando los que nos dominan pierden el respaldo de la divinidad, ¿qué queda entonces? El Tesoro del Visitante viene a responder eso y, al hacerlo, reescribe toda la historia. De paso, nos hace cuestionarnos qué pasaría ahora con nuestra sociedad de llegar un Visitante. O, por qué no, si en realidad ya pasó pero no lo sabemos porque representantes de los distintos poderes que nos siguen controlando lo escondieron.

Como buena novela ucrónica, surge con una pregunta y la responde. Pero en el camino solo aumenta nuestros propios cuestionamientos sobre lo que nos rodea. Tal como sucede con Valbuena y Aguirre, nos hace mirar a las estrellas para verlas de otra manera.

Opinión personal

Dicen que una de los procesos más difíciles para los creadores es enfrentar la presión de la segunda obra. Ya sea que se dedique a la literatura, al cine o a la música… Cuando un artista ya ha sido expuesto a la crítica del público, su vida cambia (para bien o para mal). Ha abierto la puerta de su creación y eso afecta a cualquiera (de nuevo, para bien o para mal).

Como lectora de La reliquia del Leviatán, mi mira está puesta en Andrés Suárez y su obra, a la espera de todo lo que decida ofrecernos. No esperaba que su segunda novela apareciera tan pronto, y eso solo contribuyó a aumentar un poco más mis expectativas. Esto pudo jugarle en contra, pero debo decir que pasó la prueba.

El tesoro del Visitante se siente muy diferente a su predecesora, lo que es de por sí un logro, sobre todo teniendo en cuenta el breve periodo de tiempo que media entre ambas. Otra ambientación, otro subgénero, otro tipo de personajes. Todo tiene un sabor distinto y, al mismo tiempo, dialogan entre sí, lo que ya va forjando un estilo, una marca propia de Andrés Suárez. Eso es otro logro y quizás uno de los más significativos para un autor.

Solo queda esperar por la tercera novela y todas las que vengan. Por mi parte, disfruté muchísimo la lectura de El tesoro del Visitante y ya me puedo permitir decir que Andrés Suárez es uno de mis escritores favoritos del panorama de la ciencia ficción chilena actual.