El dilema tras Teen Titans Go!: altos y bajos de esta «Neverland» para héroes

Amada por unos, odiada por otros, veamos el radical cambio que Teen Titans Go! trajo a la mesa, desde sus diseños hasta su tan peculiar humor.

Escrito por alexander.r.roez

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Para muchos que crecieron con la adaptación de 2003 del cómic de Bob Haney, la saga de este grupo de jóvenes héroes es un relato de culto, uno que plasmó un sello, aun vigente entre los espectadores de DC. Por ello no es raro que el cambio de formato que trajeron Michael Jelenic y Aaron Horvath haya causado más de una queja.

El principal argumento apuntaría contra su alocado humor infantil, así como su simplificación, tanto a nivel de diseño como en narrativa. Pero las críticas no serían impedimento para que el equipo a cargo desarrollara cuadros bastante interesantes.

Pero antes de todo, es importante poner esta técnica en perspectiva.

CalArt y tendencias actuales

No es secreto que la tendencia hoy en día la marca el CalArt (Instituto de Arte Californiano). Trazos que se caracterizan por su simpleza, que a su vez implicó una importante disminución del trabajo.

Dicha técnica procreó piezas como Gravity Falls (Hirsch et al, 2012), Steven Universe (Suggar, 2013), Hora de Aventura (Ward, 2012) Unikitti (Skudder, 2017), entre otras obras cuyo diseño, además, destacaría por volver a sus personajes simpáticos. Incluso si son viejos gruñones como el tío Stan, o dementes, como el Rey Helado.

Pero aunque el CalArt tenga puntos por carisma, sus trazos tan afables cuesta conectarlos en cuadros de más drama. Por ello, el enfoque ideal para trabajar este sello viene de uno que explote ese carisma por sobre lo demás. Y qué mejor forma de hacerlo que con una que reluce a la perfección dicha esencia; la comedia.

Y es que la comedia tiene todo para cultivar ese vínculo tan personal con tus espectadores, pues apelando al sinsentido te deslizas frente a situaciones que, como saben, pueden resultar muy íntimas. Y qué puede ser más íntimo que lo que viene a continuación.

Una colorida Neverland

Seamos honestos, como dijo Stephen Hillenburg en su célebre obra Bob Esponja (1999), ser adulto es aburrido. Y fuera de ganar nuestro propio dinero, nada reemplaza los momentos que disfrutamos de nuestra infancia.

No obstante, «infancia» también es sinónimo de «padres»; y «padres» es sinónimo de «normas». Sí, son necesarias para aprender a interactuar en sociedad, pero cuando estas tienen «adultocentrismo» en la fórmula es cuando comienzan las discusiones.

Precisamente, una de las razones por las que el público adulto fue tan reacio con estas historias vino de que asimilaron los mismos discursos que sus padres inculcaron en ellos mientras veían sus propios programas. Más con estas historias, cuyos personajes buscan ser un escape a dichas normas. Aunque fuese por un momento.

Por lo mismo, además, es que cada uno de los titanes tiende a caracterizar un arquetipo habitual en los niños. Sí, niños molestos y desatinados, pero que justamente se expresan como ningún adulto les dejaría. Viven así en este Neverland para superhéroes, donde todo puede ser y a la vez no lo es.

Hilando fino, Robin un niño egocentrista que quiere que todos hagan lo que él dice. Starfire, una niña dulce y amable, así como Cyborg y Chico Bestia, los llamados «mejores amigos por siempre». Raven, por su parte, es una «viejita chica» que carga con el peso de un pasado triste, pero que al menos puede seguir adelante con sus queridos amigos.

Es bajo esta premisa que nuestros personajes cobran su valor, pues, además del humor, aprovechan los conflictos en la personalidad que muchos niños pueden experimentar, explotándolos, volviéndolos una guía durante su proceso de madurez (aunque es cierto que no siempre).

Estas ideas pueden verse claramente, especialmente en Robin y Raven. El primero de ellos, un inseguro chiquillo de Jump City haciendo frente a su bully (Chico Flash), todo con ayuda de los amigos que sacan su valor. No obstante, también es cierto que esa victoria detonaría el ego que actualmente lo define, demostrando que, pese a todo, Robin sigue sintiéndose tan vulnerable como al principio.

Por su parte, como ya todos saben, Raven encarnaría las consecuencias de una familia disfuncional, donde por temor a ser lastimada, así como a comportarse igual a su padre, se ve forzada a ocultar sus emociones, actuando siempre bajo rígidos patrones. Pero aun así, gracias a su tan desarrollada inteligencia emocional, entiende cómo y cuando abrirse, siendo el balance que los Titanes necesitan.

Posiblemente, el personaje con el arco más interesante. No solo en el apartado de Go!.

Raven / Teen Titans Go by Adrian / maginpanic on Dribbble

Errores

Hay momentos flacos, pero, para ser una comedia tipo Looney Tunes, no es algo que afecte tan significativamente.

Tal vez algo que llegue a ser molesto dentro de sus rutinas es el exacerbado nacionalismo que Robin trae a la mesa. Al punto de que llega a ser tiránico, sobre todo cuando intenta presentar la historia local a sus compañeros.

Esto se repite, no una, varias veces. Y así como tenemos episodios bizarros como el de la reina de Inglaterra, también tenemos visitas al museo de las que no salen más que reclamos. Puntos a favor, demuestran el desinterés de los niños por aprender historia, así como las falencias al enseñarlas.

¡Ah! Y hablando de Robin, también es cierto que, constantemente, es ridiculizado por sus escritores. Algo contraproducente, considerando que hablamos de un personaje cuya arrogancia es el escudo para su débil autoestima. Idea que muchas veces es desperdiciada.

Por otro lado, por mucho que la idea de esta obra es construir un cuadro paralelo frente a las normativas de la realidad, no podemos ignorar lo irresponsables que llegan a ser, así como normalizan las actitudes irrespetuosas.

Uno de estos ejemplos serían los episodios en que Robin debe cuidar la Baticueva, y mientras sus compañeros se dedican a poner mano sobre todo lo que ven (como los infantes que son), el chico Maravilla los reprende, hablándoles de las hazañas de Batman tras dichos objetos. Por supuesto, los demás solo lo ignorarían.

Esta actitud de confundir a un niño libre con un niño grosero es un elemento muy importante para criticar esta obra, ya que si hablamos de su Target principal, están justo en esa etapa en que imitan lo que ven. Sí, está claro que no van a ir por las calles golpeando ladrones, pero sí que tienen un mal ejemplo en lo referente a su comportamiento.

Comentarios finales

Aunque no parezca más que otra comedia para preescolares, tampoco hay que negar que sus episodios son bastante disfrutables. Sus caracterizaciones tampoco es que se alejaron mucho de sus orígenes, pese a que hasta sus mismos autores se hayan reído de su presunta inferioridad frente a su versión del 2003.

Por este motivo, decir que esta obra es un desastre por su ruptura tan radical, solo subestima la gracia que su nueva faceta nos ha presentado. Claro, a menudo sobrepasándose con lo absurdo, pero a su vez yendo más allá, con piezas que saben defenderse de sus detractores. Después de todo, nadie se muere por ir un rato a Nuncajamás.

Además, tan mala no puede ser. De lo contrario, su película no hubiera estado entre las más taquilleras de DC. Así como con la crítica, que de hace tiempo que no se refería a Warner con palabras tan positivas.