Drive: Escapar del destino

Analizamos la película Drive, una experiencia recargada en estilo que no deja de tocar profundos dilemas morales.

Escrito por Punto de vista cine

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Drive está dirigida por Nicolas Winding Refn (Bronson, The Neon Demon) y se estrenó en 2011, pero su repercusión y admiración hacia ella ha ido creciendo con el tiempo. En su año de estreno, muchas personas no la vieron y pasó un poco desapercibida entre el público general. Además, tuvo un pésimo trabajo de marketing, ya que los tráileres prometían una película de acción en la misma línea de Rápidos y Furiosos. Mucha acción, persecuciones en auto y armas. Pero, sorprendentemente la cinta fue todo lo contrario.

Drive cuenta la historia del conductor, interpretado por Ryan Gosling, que durante el día conduce como doble de cine y en la noche trabaja como chofer para delincuentes. Pero su vida da un giro cuando conoce a Irene, su vecina, que le hará replantearse su propósito en la vida. Sin embargo, tiene un asunto pendiente que no lo dejará en paz.

Ryan Gosling en Drive

Balance de estilo y sustancia en Drive

El fuerte del filme va más allá de su historia, está en cómo se cuenta y qué es lo que decide mostrar. Drive se siente más cercana a una experiencia que a un thriller convencional, ya que la suma de todos los elementos técnicos la enriquecen enormemente y le otorgan una identidad. Consigue balancear de manera muy inteligente el lado más íntimo y psicológico del protagonista con el increíble y recargado estilo retro Neo Noir con tintes ochenteros con el que ya es tan conocida.

Justamente uno de los aspectos mejor logrados es su tratamiento audiovisual. El universo de Drive se presenta en el primer plano de la película. Un plano secuencia que recorre la habitación del conductor, pone énfasis en distintos detalles y termina en un plano general de la ciudad de Los Ángeles de noche. Una introducción que por un lado nos muestra la soledad del conductor y por otro lado la oscuridad que vive cada día.

La importancia de la atmósfera

El ritmo es pausado, pero tiene su propósito, ya que cada plano muestra algo relevante. La dirección de fotografía es muy cuidada y prolija, llena de luces de neón, alto contraste, colores intensos y sombras. Pero quizás el aspecto más destacable y que completa la increíble atmósfera del filme, es la música. El soundtrack de Drive se siente fresco y original. Está cargado de melodías Synth pop y New wave que acompañan a la perfección las escenas y suenan en los momentos precisos para realzar la emoción que siente el protagonista a lo largo de la cinta.

Es sumamente interesante la forma en la que progresa la historia y cómo a través de tan poco diálogo uno logra conectar con los personajes. Esta tendencia se ha visto a lo largo de la carrera de Nicolas Winding Refn, que otorga mayor énfasis a la parte visual y estética para narrar sus historias que al diálogo. Sin embargo, Drive destaca por tener una historia más directa y alejada de cualquier tipo de pretensión o ambición.

El conductor y los simbolismos

Ryan Gosling costruye al personaje a través de detalles y miradas. El conductor es un personaje poco comunicativo, frío y distante. Vive una rutina monótona y rodeada de gente oscura. No sonríe ni se queja en ningún momento. Pero al conocer a Irene, algo despierta en él y siente que por primera vez en su vida hay oportunidad para cambiar. Sin embargo, la cinta nos muestra a través de detalles que a pesar de que intente cambiar y escapar, nunca dejará de pertenecer a ese oscuro mundo.

Irene y el conductor en Drive

Un detalle que simboliza el arco del personaje del conductor, es el dibujo del escorpión que tiene la parte de atrás de su chaqueta. Una alegoría a la fábula del escorpión y la rana. La moraleja de la fábula es que no hay que dejarse llevar por la primera impresión, porque hay personas que pueden sacar su maldad sin importar las consecuencias de sus actos. El conductor por más que intente cambiar, no puede huir de la vida que ha vivido ya que está en su naturaleza.

Toda una experiencia

Drive es una película que se aleja de las convenciones de su género y opta por contar una historia que deja la puerta abierta a algunas interpretaciones. Su fotografía junto a su banda sonora logran una atmósfera impresionante, una puesta en escena llena de estilo y es evidente que está hecha con ganas de dejar una huella y no pasar desapercibida. Es una experiencia que transmite muchísimo con poco y que deja que la imagen y la música hablen por sí solas. Por todo esto, Drive es una de las mejores y más interesantes cintas de la década pasada.