City of Glass: mucho más que una adaptación

La adaptación a novela gráfica de la primera parte de la célebre Trilogía de Nueva York, nos replantea la relación entre cómics y literatura

Escrito por C.B.

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Allá por 1985, el célebre escritor norteamericano Paul Auster comienza su Trilogía de Nueva York, una saga de género detectivesco, publicando City of Glass, a la que seguirán Ghosts y The Locked Room.

La historia del primer libro sigue a un autor de novelas negras que termina oficiando de detective privado en un caso que lo guiará a la locura. La complejidad de la novela reside en que el propio autor, Auster, acaba como personaje dentro de la obra, dando un giro metanarrativo.

El éxito y la influencia de la novela llegaron a tal grado que en 1994 recibió una adaptación a nada menos que una novela gráfica. Lo que en principio era pura literatura, ahora se transformaba en cómic.

Primera edición de 1994

Un nuevo formato

Los responsables: Paul Karasik y David Mazzucchelli. Su versión, experimental al principio, tuvo una gran recepción. Tanto así, que fue elegida como una de las 100 mejores historietas en habla inglesa del siglo en su tiempo.

Pero dado que fue rápidamente agotada, una reimpresión se llevó a cabo el año 2004, ahora de la mano de la editorial Picador, que incluía ahora una introducción del mismísimo Art Spiegelman, autor de Maus. 

Pero, ¿quiénes eran estos responsables de adaptar una novela a una historieta, con todo lo que eso implica?

Reimpresión en inglés de 2004

Dos artistas

Paul Karasik es un caricaturista y escritor estadounidense, editor en los 80 de la revista de cómics underground RAW. También ha hecho una carrera como profesor de arte y de seminarios de escritura. Pero su primera gran contribución en una obra gráfica fue en conjunto con David Mazzucchelli.

Paul Karasik

Mazzucchelli es un artista estadounidense conocido sobretodo por sus trabajos en las grandes editoriales de cómics de superhéroes. En los 80, se volvió dibujante de la serie regular de Daredevil hasta colaborar junto con Frank Miller en la legendaria Daredevil: Born Again

Colaboraría nuevamente con Miller en el 87 para dar vida a otra gran obra ahora en DC: Batman: Year One. Continuará su carrera como artista para cómics de superhéroes pero además creando y publicando historias propias y originales, siempre con su peculiar estilo.

David Mazzucchelli

Ambos unieron sus fuerzas para adaptar por completo la novela City of Glass de Paul Auster a una novela gráfica. Con el inconfundible estilo de Mazzucchelli y la capacidad creativa de Karasik, reinventaron el modo en que se narra la obra original.

Una historia singular

La trama sigue la vida de Daniel Quinn, un escritor de novela negra venido a menos, cuya vida parece ir a la deriva luego de la muerte de su esposa e hijo. Se siente perdido en la ciudad de Nueva York, carente de un sentido claro en su existencia.

Ello cambiará cuando reciba una llamada extraña de una voz desconocida, afirmando ser un detective privado llamado Paul Auster, quien le pedirá aceptar un caso especial. Desde ahí, conocerá y será contratado por un tal Peter Stillman, un individuo ciertamente extraño quien le pedirá vigilar a nada menos que su propio padre.

Más adelante, la historia tomará giros cada vez más extraños, en los que parece que no se va a ninguna parte. Esta impresión es ilusoria, pues acabamos viendo desplegarse una compleja red metanarativa entre la identidad del protagonista, el autor y el antagonista.

Daniel Quinn, el protagonista de esta historia

Cómics y literatura

La profundidad de la obra es admirable. No sólo es capaz de llevarnos en un caso a veces demencial, sino que lo hace sin perder coherencia ni ritmo. 

El arte de Mazzucchelli es simplemente perfecto para esta obra. Entre lo cartoon y lo abstracto, es capaz de representar ideas realmente complejas, por ejemplo, en el caso de un discurso ilógico de parte de uno de los personajes.

Antes mencionamos la profundidad de la obra, pues toca temas como la relación entre el lenguaje y la realidad, el existencialismo, el absurdismo, la identidad, con constantes referencias a la historia y a la literatura, con tintes filosóficos que se notan en el propio dibujo.

Todo esto con una relativa sencillez, pues la virtud de esta adaptación es no solo la brevedad, sino la claridad de las ideas. Esto además permite reflexionar sobre la misma capacidad de los cómics para representar ideas complejas y su relación con la literatura.