«Avatar: El Camino del Agua» y su afán contemporáneo

James Cameron sorprende con el dominio del lenguaje audiovisual. Avatar: El Camino del Agua más allá de su narrativa.

Escrito por Nicolás

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Ad portas de convertirse en la película más taquillera de la historia, hoy analizamos en profundidad, a modo de continuidad de su respectiva reseña, ”Avatar: El Camino del Agua”, el enorme trabajo que James Cameron ha logrado poner en pantalla.

Presentada como un gran deleite visual, la película esconde detrás una complejidad técnica mucho más profunda. Dejando entrever el vasto y comprometido lenguaje que su director ha dominado con los años. Insistiendo en la formalidad del relato, en el cómo y no en el qué. La secuela de “Avatar” se presenta como algo bastante cercano a una obra cinematográfica “contemporánea”.

Arte plástico

Más allá de la grandilocuente historia que nos propone James Cameron, al referirse a su obra, es ineludible abordar el gran trabajo que hay detrás de las cámaras. Más allá de los 13 años que tomó producirla y de sus avances tecnológicos, existe un aspecto mucho más sutil a abordar. El manejo del lenguaje técnico y audiovisual como si de un arte plástico se tratara.

Existe una ejecución “plástica” de la obra que va más allá del relato. La narrativa es la puerta de entrada al mundo de Pandora, la excusa que propone su director. Y, “Avatar” apuesta mucho por la transmisión de sensaciones, pero no solo a través de su estructura aristotélica de principio de desarrollo y final.

El dominio técnico y tecnológico no es gratuito. No es solo una excentricidad caprichosa de su director. Su ejecución comprende una apuesta por la forma del relato. En ningún caso “Avatar: El Camino del Agua” podría verse de otra forma. Cada componente, cada pieza de este complicado e imposible puzle existe por algo. Su desarrollo es parte crucial del producto final.

Sensaciones

La experiencia logra ser tan inmersiva que llega a ser abrumadora. Pandora es enorme, la pantalla transmite esa grandeza. Las escenas grabadas bajo el agua en ningún caso son un despilfarro, son necesarias. Por parte de Cameron hay una total comprensión del mar, del agua, de su volumen, de su textura, de cada una de sus cualidades y la tecnología lo deja jugar y fluir con ella con un impresionante dominio.

También entiende el bosque, la tierra y su humedad. La frondosidad de su flora, lo viva y sorpresiva que es la naturaleza que pareciera estar en constante expansión. La selva que es salvaje e impredecible para los humanos, es a su vez el firme y terrenal hogar de los Na’vi.

En su segunda hora, la película se da el tiempo de detenerse un poco para hacernos contemplar el mundo. Para ponernos en los ojos de la familia de Jake recién llegada donde la gente del agua. Este es un punto clave de la película, donde su primer acto logra absorbernos con su narrativa para luego darnos un descanso y sumergirnos de lleno en las profundidades del océano.

Como espectadores no podemos hacer nada más que contemplar, sentir con el mundo creado. Absorber toda esa información en pantalla puesta ahí para nuestro deleite. Escuchar el diseño sonoro, observar los detalles como burbujas de oxígeno dentro del agua, perderse en la infinidad del océano. Todo como si el tiempo dentro y fuera de la película se hubiera detenido.

Conflicto

Se puede leer en internet sobre la pobre narrativa de la película, o también podría entenderse que Cameron sacrifica aspectos narrativos a favor de lo visual. No entender la obra final como un todo puede ser un error en su análisis. No existe un “sacrificio” como tal de la parte dramática, sino que se presenta en su justa medida.

Cameron nos propone otra forma de vincularnos con el conflicto, una mucho más sutil. Sigue existiendo el empatizar con los personajes, en experimentar sus problemas su componente dramático sigue intacto, pero suma la ejecución perfecta, ultra realista y natural de la iluminación, de los elementos, de texturas y de animación.

Nos vincula con la película a través de la forma, con un dominio del arte difícil de ver en el mainstream pero que otros autores como Guillermo del Toro también logran manejar a la perfección. Es una película que se encuentra a su vez tan lejos y tan cerca de las más grandes producciones hollywoodenses jamás hechas y del cine indie más under.

En fin…

Sin duda James Cameron nunca deja de sorprender. Es de aquellos autores insaciables y exigentes con sus propias obras que siempre están en constante superación y “Avatar: El Camino del Agua” no es la excepción.

Sin duda se vienen muchos más avances con sus posteriores secuelas, o quién sabe… ¿Quizás un declive? De todas formas la comunidad espera con ansias las siguientes superproducciones y secuelas de esta gran saga que marcó la historia del cine.