La inminente orientalización de la cultura avanza a pasos agigantados en todo el mundo y uno de los grandes responsables es la penetración del anime en occidente. Si bien, hace años ya habíamos visto fenómenos de “monos chinos” como Dragon Ball o Los Supercampeones, la última década se ha caracterizado por un aumento en el consumo de anime como cual titán se mete de lleno en nuestras casas y no nos permite despegar la vista de sus tramas.
Ataque a los Titanes es la última obra en entrar a mi casa, encantarme y de paso, destruirme emocionalmente. Con una ultima temporada pensada para este año (a menos que la pandemia diga lo contrario), es un buen momento para recorrer las otras tres temporadas e indagar el por qué deberías estar viéndola.
La historia nos posiciona en grandes metrópolis acuarteladas por titanes que se encuentran cubiertas bajo inmensas murallas. Estas no solo protegen a la población de una muerte horrible, sino que también delimitan la libertad. En estas ciudades hay un grupo de soldados que trabajan para vencer a esta amenaza y recuperar la libertad.
Junto con Eren, Mikasa, Armin y Levi recorremos una historia que, durante tres temporadas, nos emociona y deja boquiabierto. Uno de los grandes puntos es la animación producida por Wit Studio que, con pocos trabajadores, logra una calidad increíble…. Las expresiones, los momentos tensos y sobre todo las escenas de pelea enganchan desde el primer episodio. Lamentablemente, la temporada final, no será producida por el mismo estudio, dejando la incertidumbre de si la calidad de la animación se mantendrá o empeorará.
Independiente de lo que pase con la animación, el realismo dentro de la historia es su principal fortaleza. Y no, no es que sea realista que los gigantes existan y destruyan ciudades protegidas por muros, pero toda la ficción se enmarca en una historia convincente. El anime te induce que los titanes son una amenaza real y no es un simple villano genérico que los héroes vencerán. Héroes que, por cierto, están construidos de manera fantástica. No solo Eren y compañía, si no que hasta el más secundario de los secundarios tiene su momento de desarrollo.
Durante tres temporadas se te rompe el corazón una y otra vez. Los giros, traiciones y revelaciones son pan de cada capítulo y eso se debe a que no es una serie de titanes dándose puñetazos con humanos. Las sub-tramas ayudan a construir no solo un mundo complejo, si no que condimentan todo con política, sentido de unidad, religión y valores convirtiendo Attack on Titans en un anime para adultos, cosa que se agradece.
Está tan bien puesto todo en su lugar que los mejores momentos se dan en conversaciones, en momentos alejados de las grandes batallas. No hay dialogo de relleno, cada línea, cada frase, aporta a una trama que se arma desde la temporada uno y queda lista para desembocar en la siguiente temporada.
El estreno de Shingeki no Kyojin vino de la mano con un crecimiento exponencial de seguidores. Esto le valió el sobrenombre de “serie popular” o sobrevalorada. Con el paso de los años se puede analizar con la cabeza más fría si la serie es la joya de la corona o es otra obra sobrestimada. Todo indica que es un manjar de anime, a la espera del final que, como hemos visto, puede arruinar toda una experiencia.
Este es el mejor momento para comenzar Ataque a los Titanes, ad-portas del final. El ver las tres temporadas de corrido te dejará con el hype tan alto que el impacto del final debe ser abrumador. Todo esto si el coronavirus lo permite.
Si aun tienes dudas, este es el primer anime en tener capítulos con nota perfecta en IMDb (Hero, cap.17, Temporada 3) un episodio que sin duda alguna, te hará llorar.