El Gran Hermano, el Ministerio del Amor o la policía del Pensamiento son términos ya reconocibles en el mundo actual. Aquellos que nacieron bajo la pluma de George Orwell y que se transformaron en la oscura predicción de 1984. Como la gran novela de Orwell se transformó en un tenebroso presagio de una sociedad controlada por las esferas del poder, cada vez más individualistas y sumergidos en la tecnología. Pero ¿Y si le dimos una falsa interpretación a 1984? ¿Y si en realidad no es una historia futurista? ¿Entendimos una de las grandes novelas de ciencia ficción mal? Anthony Burgess tiene otra opinión y está recopilada en 1985.
Anthony Burgess fue un escritor y compositor británico. Básicamente es el hombre tras la novela La Naranja Mecánica, la cuál inspira la mítica película de Stanley Kubrick. Se podría decir que Burgess toca los mismos temas que Orwell en su novela máxima. La libre voluntad y la moral, además de la manipulación de las personas por las fuerzas de los sistemas políticos. Y Burgess comentó con holgura la novela de Orwell.
De 1894 a 1985
En 1985 se encuentran las dos grandes respuestas de Burgess a la mítica novela futurista. En la primera parte se muestra un análisis mediante entrevistas, conversaciones y ensayos sobre lo que él llamó “un códice apocalíptico con nuestros peores temores”. Por otro lado, la segunda parte es la propia visión de Burgess, escrita en 1978.
Burgess postula que 1984 no es una novela sobre un futuro distópico, sino que es una exageración de un pasado oscuro. Hoy en día es completamente debatible si vivimos con lo que conocemos como Gran Hermano. ¿La cámara que nos graba en el Mall? Tal vez es un mensaje de “Sonría, lo estamos grabando” simplemente es un cordial saludo y nosotros lo interpretamos de manera más paranoica de lo que deberíamos. Puede que el tráfico de datos sea molesto, pero bajo ningún punto de vista limita nuestra libertad.
Entender el contexto de la Inglaterra post guerra tal vez sirva para entender la postura de Burgess. La idea de que la vida no se repite, pero rima, podría hacer que la concepción generalizada del significado de 1984 conviva en paz con la idea de Burgess.
Considerando el contexto de la novela, algunos de sus términos toman otro significado. Tal vez el Socing no era el sistema político futurista, una contracción del “socialismo inglés”, sino una crítica a ciertos sectores de la izquierda de la posguerra. Anthony lo expresa de esta forma:
A Orwell le parecía que todos estos intelectuales eran criptototalitarios, siempre dispuestos a lamer el culo de Stalin o el de Hitler.
En la segunda parte de 1985 Burgess se aventura a dibujar una Gran Bretaña futurista con una creciente influencia sindical y con una importante islamización debido a la migración en masa de Oriente Medio. ¿Cuál está más cerca de la realidad? ¿1984 o 1985? Que cada uno decida.
Para todo aquel fanático de 1984, esta novela es simplemente imprescindible. No solo por su vuelta de tuerca al origen de la mítica historia de George Orwell, si no porque uno de sus grandes escritores Ingleses se aventura a dar su versión del futuro. El mundo se divide en Orwollianos y en Burgerrianos.