The Terrifying Mind of Junji Ito: Sensor

Los fenómenos sin explicación del planeta puede ser explicados a través del universo. Según Sensor, solo hay que trabajar la sensibilidad

Escrito por FanoPetrikov

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La meditación ha sido desde hace siglos un ritual en el que buscamos encontrarnos con nosotros mismos y así poder darnos espacio para la introspección. O eso es lo en este lado del globo intentamos. Desde el otro lado del mundo la meditación no es solo la capacidad que tenemos de poder acceder a la paz interior, sino que también es una vía para poder comunicarnos con algo más grande o, como diría el buen Buda, “Para drogarnos con el universo”.

Y es que el sentirnos parte de algo más grande es necesario para todos nosotros, es una manera de estar presente en el aquí y el ahora. Y qué mejor que recurrir al universo para ello, puesto que desde las creencias espirituales hasta la ciencia se han obsesionado con él, y es hasta ahora un lugar que poco hemos recorrido y del que poco sabemos.

Sensor, de Junji Ito es un manga publicado en la revista Nemuki+ y posteriormente recapitulado en un tomo en el año 2018-2019. Actualmente está licenciada al español por ECC e IVREA Argentina. Y es precisamente en esta obra, que es literalmente un menjunje medio desarticulado de cosas, la que nos deja la reflexión del espacio exterior y los misterios que ocurren acá en la tierra y allá en el cosmos.

Vademécum

Kyoko anda dando una vuelta por el monte Sengoku. Pero no es por mera afición al senderismo o porque está superando a un ex haciendo trekking que anda por allá, sino que hay un llamado que la atrae. Algo que le dice que en Sengoku puede encontrar respuestas y espacios para su vida personal.

Es así como de la nada se encuentra con una lluvia de cabellos, que vienen presuntamente del volcán del mismo nombre. Pero estos cabellos no tienen una forma clásica de lo que el magma desprende o la ceniza que mancha, son cabellos dorados como si a un ángel pertenecieran. Para darle una explicación a esto, aparece un personaje que se dirige a ella y la invita a pasar por el pueblo cercano a las faldas del volcán.

Kiyokami sobrevive cubierto de cabellos de ángel toda la época del año. La gente de este curioso pueblo tiene una creencia de que Miguel, un sacerdote cristiano lanzado al volcán, entrega a la aldea sus cabellos para mejorar su sensibilidad. Y esto de la sensibilidad es completamente cierto, la gente tiene la capacidad de poder presentir con antelación y también de ver más allá de lo común.

Pero esto no se quedará así: un fenómeno nocturno donde le universo mostrará su rostro generará una erupción volcánica de la que Kyoko saldrá ilesa, pero transformada. Se sumará a la historia un periodista que la buscará y ayudará a enfrentarse a una secta, quienes a través de la meditación usarán a la chica para contactarse con los archivos del universo, que guardan todos los misterios de la vida y la creación.

Desmembramiento

Me pasó con Sensor que la trama se me arrancaba mucho, muchas veces. No perdió nunca el norte respecto a sus dos protagonistas, pues, terminaron siendo esto: Kyoko y el periodista. No sería sorpresa que al final de la obra exista una nota del autor donde comenta que no logró darle características de personaje secundarios al periodista, dejándolo de co-protagonista.

Aún así, los hechos van ocurriendo con cierta inestabilidad. Como comenté anteriormente, existe cierta linealidad; el problema está en que se crean subtramas que van quedando abiertas, mientras que los diálogos tienden a mezclarse y para el lector no queda muy claro si se refieren a una cosa o a otra.

Para quién acostumbra a leer a Ito, le parecen que muchas de las propuestas de Sensor podrían haber dado excelente material para tramas individuales que hubiesen funcionado a la perfección. Pero hacer de esto un menjunje es algo que de pronto queda medio vacío.

Aún así, el manga es genial también en otros aspectos. El uso del terror cósmico nuevamente demuestra la admiración que siente Ito por Lovecraft. Las ilustraciones dentro del tomo no se guardan nada, y como siempre, logra entregar mensajes sin lo explícito del fan service cuando es necesario, así como también dar incomodidad a la hora de dibujar sangre y vísceras.

Epitafio

Independiente de la crítica que puedo hacer en cuanto a trama del tomo, tengo que tener presente que Junji Ito siempre ha sido un irreverente a la hora de crear tramas, donde busca siempre dejar a sus lectores con ganas de más, con incertidumbre o sensación de descolocación.

Esto quizás es lo que tiene de sobre explotado Sensor. Lo que no la hace una mala obra, pero tampoco algo tan destacable. Sí es complemente disfrutable para cualquier lector del mangaka, sobre todo porque su extensión de más de 200 páginas no es tediosa para nada y se lee de un sopetón.

Me quedo con el mensaje respecto a si el universo es lo que guarda las explicaciones de la vida terrestre. Y me gusta pensarlo, es por ello que rescato la invitación a la reflexión del autor respecto a si existe la posibilidad de que encontremos el sentido de la vida en el cosmos, un espacio del que tan poco sabemos.

Esta ignorancia frente a la grandeza del cosmos es lo que nos hace creer que exista la leve posibilidad de que allá afuera esté la explicación de nuestro existir, la razón de vivir o, incluso, el origen de la vida misma.

¿Será esta reflexión quizá motorizada por los minerales que comparte nuestro cuerpo con la galaxia? ¿Será psicoanalíticamente fundada en la base de que, cada vez que tenemos miedo, nostalgia, pena, duda o vacíos existenciales, inconscientemente miramos al cielo, como si algo nos dijera que allá afuera está lo que nos hace sentir así acá adentro?

Quién sabe… solo sé que Junji Ito también se lo cuestiona.

Si estamos solos en el Universo, eso sería una terrible pérdida de espacio.

Carl Sagan