¿Alguna vez te has puesto en la piel de un sicario?
Puede que hayas visto series o películas que se acerquen de cierta manera a lo que es ponerse en la piel de un sicario, sin embargo, no recuerdo haber leído un cómic que cubriera esta temática y que en su primera entrega me haya dejado totalmente eufórico con su contenido.
Javier Irarrázabal y Fabián Gálvez nos entregan “Rodrigo el Sicario” de la mano de la Editorial CK, cómic chileno en el que encarnaremos a Rodrigo, un sicario que está a punto de terminar su último trabajo y poder llevar una vida tranquila.
Población Yungay, 22:02, todo parece ser una noche más de trabajo. Las piezas están dispuestas en dónde deben estar, sólo basta unos cuantos disparos certeros para terminar la proeza. El objetivo se cumple, sin embargo, existe un pequeño error: Daniela.
Error involuntario que traería nefastas consecuencias a nuestro protagonista volviéndose blanco de su empleador, el “Tío Richi”, narcotraficante que celosamente cuida su territorio.
Fuenzalida y Martínez, agentes de la PDI, investigan el desastre que dejó Rodrigo a su paso, recuperando a Daniela de entre los cadáveres, quienes imagino serán una pieza fundamental en el resto de las entregas.
Mientras tanto, en Valparaíso, un tipo de aspecto amenazante y perturbador recorre algunas de sus avenidas buscando una nueva víctima. La joven nada pudo hacer para prevenir su inevitable destino. Tras ser descubierto toma la única opción de salida, viajar a Santiago y contactar con el “Tío Richi”.
¿Qué relación tendrá Daniela con Rodrigo? ¿Por qué no sufrió el mismo destino que sus compañeros? ¿A quién o quienes contrató Richi para cobrar la cabeza de Rodrigo? ¿Qué tiene que ver el sujeto de Valparaíso con todo esto?
Sin duda alguna, la primera entrega de este estilizado cómic nacional nos deja más preguntas que respuestas. Un cómic introductorio perfecto para sentar las bases de lo que se vendrá.
El arte es espectacular, proporciones muy bien definidas. Un uso de blanco y negro perfecto que ayuda notablemente a darle un toque lúgubre a la obra completa. Las primeras 4 o 5 páginas te dejan clarísimo de qué va el cómic: acción por montón, asesinatos, disparos, drogas y, obviamente, un inquietante misterio de nuestro protagonista.
Ya en la segunda mitad, estando en Valparaíso, hay un par de viñeta que realmente te dejarán helado. Es imposible no ser empático y no sentir la angustia y el enorme miedo o terror de la víctima. Es algo realmente que te dejará boquiabierto con ganas de gritar.
Si hiciera algún tipo de paralelo con alguna película, se me viene a la mente John Wick, ya que comparte una base bastante similar: un sicario que terminó su trayectoria y sólo quiere una vida tranquila, sin embargo, por diversas razones, no puede librarse de su pasado.
¿Es recomendado?
Por mi parte digo sí. Pero ojo, no es para público sensible o menor de edad, tiene contenido explicito y está totalmente enfocado para adultos con criterio formado. Algunas viñetas pueden resultar chocantes y perturbadoras.
Lo único malo es que quedarás colgado, es decir, quedarás con muchas dudas y ansias de tener en tus manos el segundo tomo para seguir la historia de Rodrigo.
Además, creo que son muy pocas páginas para una obra que en su mayor parte es ilustración, 24 para ser exacto. La editorial podría haber hecho un pequeño esfuerzo para más llegar a 36 ya que considero que lo amerita y haber desarrollado un poco más, por ejemplo, al tío Richi o a los agentes del FBI.
¡Un par de splash pages dobles hubieran sido espectacularmente fantásticas! El arte da para mucho en esta obra.
Sin más, mis felicitaciones a Javier Irarrázabal y Fabián Gálvez que se sacaron el sombrero en esta obra. Estaré totalmente atento a cuando salga la segunda entrega.
¡Sigan así!