En muchos aspectos, las artes mantienen una constante transformación evolutiva en pos de la modernización tanto en conceptualización como en las propias corrientes que dependen de ellas. La literatura no es ajena a esto, constantemente podemos ver cómo géneros literarios van desapareciendo y resurgiendo paulatinamente, según el tiempo generacional lo demande.
Pero también es cierto que, en todas las artes, contamos con creadores rupturistas, quienes no solo van contra la corriente, sino que también son capaces de crear obras que descolocan a cualquier evaluador y quedan fuera de todo casillero. Cuando pensamos en cosas así, se nos vienen a la cabeza obras como La Mona Lisa de Da Vinci, o El Cuervo de Edgar Allan Poe, Bohemian Rhapsody de Queen, y también, la vida y obra de Maria Luisa Bombal.
Es quizá María Luisa Bombal (1910-1980) un emblema de la literatura americana como tal, que lamentablemente ha tenido más reconocimiento por lectores y apreciadores de la escritura a niveles de admiración, que de la opinión evaluadora de expertos. Y es que a Bombal ni siquiera le han dado el Premio Nacional de Literatura, y con esto queda nuevamente en demostración que muchos autores nacionales son menos preciados en su propio país.
Pero alejémonos ya de eso, y hablemos de esta maravillosa escritora viñamarina.
Escapando de los moldes
Cuando uno se inmiscuye a leer todo lo que Bombal dejó disponible, poco a poco se genera más sorpresa de la calidad de sus textos. Lejana de obras simples y de época, Bombal logra ir mucho más allá. Reconocida amiga de Borges y Mistral, Bombal entrega a los lectores material que incluye historias de desamor, relatos eróticos, suspenso, un realismo mágico más oscuro al que la mayoría acostumbra, y también un gigantesco contenido emocional y psicoanalítico.
A base de muchas entrevistas y conocedores de la escritora, es sabido que Maria Luisa siempre buscó un sello propio a la hora de escribir, tratando de alejarse de la posibilidad que sus letras fuesen encasilladas en un estilo. Es por esta misma razón que al leer sus obras completas, encontramos una constante iniciación en sus métodos de escritura.
Bombal nos entrega crónicas, nos entrega poesía, cuentos y novelas. No solo eso, también incursiona en el periodismo, en la opinión y en guiones; Bombal ha estado metida en más de un abecedario. Y frente a esto mismo, es que ha logrado ser reconocida como precursora de la literatura erótica en Chile, de una novelista romántica que nos hace recordar al amor intenso de Anaís Nin, pero con la tragedia Shakespeare o la oscuridad de Lacan.
Junto con esto, Bombal es una feminista de tomo y lomo, que no solo aborda a la mujer desde el constructo social, sino que le da a la mujer en la literatura un espacio dentro de los márgenes de la vanguardia y el surrealismo, sacándola de la postura de ser una especie de inspiración o musa para darle un rol protagónico, donde nos invita a convivir con sus personajes su propia circunstancia, empatizando, sintiendo y admirando.
La última niebla, un relato cargado de psicoanálisis
Su obra más reconocida, La Última Niebla (1934) es probablemente un tesoro nacional, ni más ni menos. Ya interiorizarnos que leer esta obra es entrar en un mundo interno cargado de significados para su narradora (no hay nombre de la protagonista), quien nos lleva a un periodo de su vida donde la fantasía es un método de escape.
El contexto de La Última Niebla no se pierde en ningún momento, la resignación y la búsqueda de la libertad interna (haciendo parecer imposible la externa). Lo podremos ver en la circunstancia de su narradora, casada con Daniel, viudo que hace menos de un año ha perdido a su mujer, y que ahora está casado con nuestra protagonista. Daniel ha entrado en la idea freudiana de la pérdida, el duelo y el no sentir. Se ha casado “por casarse”, y ahora no velará por alguien que tampoco mostrará interés en él.
La narradora incluso pasará por un velorio de alguien que no conoce, en compañía de alguien que no ama para volver a la casa en la que no quiere estar, haciendo asimilación del silencio reinante, y la comparación del hogar a una tumba, la muerte en vida, la humillación y la pérdida del significado.
Por otro lado, nuestra protagonista entrará en un diario vivir melancólico, donde el tiempo será un acompañante que querrá matar luego. La búsqueda de una identificación será la precursora a las aventuras de la narradora, quien en un encuentro amoroso con un desconocido podrá descongelar su corazón, y vivirá en la búsqueda de lo que no se posee, para tratar de darse a ella misma la energía de vivir, compensando incluso las carencias del matrimonio en una relación de amor con la naturaleza que rodea su casa. El constante planteamiento de las teorías de Eros y el Thanatos.
Otros Relatos y últimas palabras
Las experiencias de vida de Maria Luisa Bombal siempre sorprenden, no solo por sus intentos de suicidio o que baleara a quien alguna vez amó en plena vía pública, sino que también por la imponencia que esta tenía no solo frente al público y la sociedad, sino que internamente para con ella misma.
La Amortajada (1938) es una preciosa muestra de ello, la sumisión de los hombres frente a las figuras femeninas y las actitudes auto destructivas del ser. Pero también podemos encontrar, en cuentos como El Árbol o Lo Secreto, una Bombal más emocional, más íntima, que al leerla hace que uno logre imaginar lo increíble que debe ser vivir con ese mundo interno.
Como conclusión personal, debe ser Maria Luisa Bombal la mejor escritora chilena de todos los tiempos, y también una de las figuras femeninas en la literatura a nivel mundial. Lejos de los premios, creo que es importante que Bombal sea leída por todos y para todos, no solo porque su vida sea una experiencia de la cual nosotros podamos aprender, o porque sus textos son enriquecedores en niveles literarios y psicológicos, sino también porque la trayectoria y la importancia de Bombal no debe salir nunca de la historia de la literatura.