Nostalgia bien y nostalgia mal

La nueva película de Chip y Dale se basa en nostalgia, una forma de hacer cine que va desde Stranger Things hasta Jurassic World.

Escrito por Esteban Beaumont

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El estreno de Chip y Dale: Al Rescate fue una inyección a la nostalgia, recurriendo a esos productos de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. No nos debería sorprender, de un tiempo a esta parte, que la nostalgia se haya posicionado como un recurso sencillo y efectivo. Pero como todos los recursos en el cine, existe nostalgia bien y nostalgia mal.  

Stranger Things fue un éxito rotundo cuando se estrenó en 2016. A su buena historia y queridos personajes, se suma que la serie estaba rodeada de un ambiente ochentero que tocó fibras precisas de las generaciones que se criaron viendo cine en esa época. No solo se notaba en el decorado, la lista de canciones y los queridos Easter Egg, había una idea narrativa de homenajear a las grandes producciones de esa época. Independiente de cómo avanzó la serie, la primera temporada marcó un precedente que las grandes compañías habían olvidado. La nostalgia vende y vende bien.

Stranger Things no descubrió el fuego ni mucho menos, la nostalgia se vendió desde tiempos inmemoriales y se dice que la moda es cíclica. Lo que parece quedar en el pasado revive décadas después con un segundo aire. ¿Quién engañó a Roger Rabbit? fue un éxito en gran parte porque reunió en una sola película a todos los personajes que forjaron una generación. Los Prisioneros se volvieron a unir porque creyeron que el país necesitaba de su mensaje años después de entregarlo (y de paso llenar dos Estadios Nacionales). Abbott y Costello conocen a Frankenstein se colgó de la popularidad de ese personaje de antaño. Pokemon Go se descargó por montones porque nos acercaba a hacer lo que soñábamos de niños.

¿Cuándo sí, cuándo no?

Hasta ahí todo bien, pero cuando la nostalgia comenzó a comprenderse como una mina de oro, terminó siendo explotada hasta secarse. ¿Sirve la nostalgia sin sustento narrativo? o ¿es cosa de profanar tumbas del recuerdo a diestra y siniestra? Hablando de tumbas, la tecnología logró entregar una tenebrosa nueva faceta de la nostalgia. Traer personajes de la tumba a la pantalla. Paul Walker, Peter Cushing, Carrie Fisher y Harold Ramis lograron volver a sus franquicias gracias a la tecnología de GCI. ¿Hasta qué punto queda el mal gusto? Paul Walker merecía un cierre de su personaje, Cushing y Fisher son parte de una franquicia y el caso de Harold Ramis se trató con mucho respeto a la obra de los Cazafantasmas. Una razón siempre va a haber, para antes y para el futuro. Los derechos de imagen de Stan Lee ya fueron comprados por Marvel y podrá seguir haciendo sus cameos en el MCU pese a estar muerto.

Es labor del público trazar la línea del mal gusto y del homenaje, de la nostalgia por vender y la nostalgia por recordar. Al final del día, el público casi siempre parece estar del lado correcto. La última película de Jurassic World no ha recaudado lo suficiente, pese a tener a Alan Grant y compañía. ¿Será porque la historia así lo requiere? ¿O porque sus personajes simplemente venden más que los nuevos protagonistas? 

Las críticas a Space Jam 2 es que parecía una ensalada de personajes metidos a la fuerza para hacer un gran comercial de HBO Max. La crítica a Chip y Dale: Al Rescate habla de un cariño y trato honesto a los personajes que acompañaron a generaciones, además de hacer una crítica a la industria hollywoodense. Ambas producciones buscaban encontrar suscriptores para sus plataformas de streaming. De nuevo, en la forma se encuentra la diferencia.

No está mal abrazar tiempos pasados para generar productos futuros, siempre y cuando se tenga en cuenta que esto no es suficiente. La saturación de la nostalgia está presente en la época actual. Estamos llenos de Live-action, remakes, secuelas, reinicios y spin-off. Vemos con nostalgia películas de hace solo 10 años (Amazing SpiderMan salió el 2012 y fue parte importante de las ganas de ver SpiderMan No Way Home) y la industria, en general, busca llenar eso que los fanáticos han llamado fan service. Todo un desastre, pero no se preocupen, como la moda, este boom de la nostalgia es pasajera.