Rorschach:¿El mejor peor personaje?

Creado por Alan Moore en Watchmen, Rorschach se convirtió en uno de los personajes más populares de DC. Pero, ¿Qué lo volvió tan famoso?

Escrito por Claudio Cubillos

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De Watchmen se ha dicho mucho, y si es o no realmente el mejor comic de todos los tiempos va a ser un eterno debate. Pero algo que es indiscutible es el hecho de presentarnos a uno de los personajes más complejos en la historia del noveno arte: Walter Kovacs, más conocido como Rorschach.

Si bien, este personaje se volvió extremadamente popular, gran parte de esa popularidad viene de una sección del público que falló en ver el aspecto fundamentalmente crítico que dio origen al personaje.

No es raro leer comentarios en debates sobre quién es el mejor personaje de Watchmen, o incluso de DC en general, indicando que Rorschach es su favorito. Desafortunadamente, gran parte de los argumentos van más en la línea de cosas como “es muy rudo y su actitud frente a la vida es cool” o “no compromete sus ideales bajo ninguna situación”, o incluso… hay quienes juran que es el compás moral de la historia.

Pero la verdad es que Alan Moore nunca quiso que Rorschach se volviese el arquetipo de anti-heroe cool que proliferan tanto en los 90s. Todo lo contrario, no solo creó a Kovacs como una deconstrucción del arquetipo del vigilante nocturno enmascarado, sino también como una gran sátira al objetivismo y a dos personajes creados por Steve Ditko que se guiaban por dicha filosofía randiana: Mr A. y The Question.

¿Quién vigilaba a los vigilantes en aquel entonces?

Cualquiera que conozca un poco sobre la historia detrás de Watchmen probablemente ya sepa a estas alturas que originalmente Gibbons y Moore querían usar a los personajes de Charlton Comics (que había sido recientemente comprada por DC y añadida al universo DC post-Crisis en las Tierras Infinitas) , que incluían en sus filas a Captain Atom, Blue Beetle, Peacemaker, The Question, Nightshade y Peter Cannon, pero una vez que se les fue negado usar dichos caracteres, Alan y Dave decidieron crear sus propios protagonistas, usando a los héroes de Charlton Comics como base, y añadiendo elementos de otros superhéroes más conocidos, además de influencias de personajes fílmicos o personalidades de la vida real.

Rorschach en particular, no dista mucho de The Question. Visualmente el cambio viene solo en los colores y el tipo de mascara, y en carácter, ambos son detectives con un fuerte sentido de moralidad que ven el mundo en blanco y negro: el bien es bien, el mal es mal, y el mal siempre debe ser castigado.

The Question no es muy fan de Rorschach.

Pero obviamente hay dos otros personajes que fueron parte del cocktail que sirvió para darle forma a Rorschach: Travis Bickle y Batman. El protagonista de Taxi Driver, con su diario lleno de pensamientos introspectivos extremadamente misántropos, y el caballero oscuro con los típicos elementos que uno asocia con el arquetipo del vengador nocturno implacable, incluyendo una aversión a las armas de fuego, y ser guiados por una obsesión en un mundo donde la justicia prevalece, incluso si eso demanda sacrificios personales.

Pero aquí es uno de los primeros puntos donde la gente suele perder un poco la brújula respecto al hombre de la máscara de tinta. El no es una versión más cool de Batman porque mata y es más violento, sino una subversión, y un ejemplo de lo que pasaría si alguien como el murciélago existiese en la vida real. Según el propio Moore:

“Si existiese un Batman en el mundo real, probablemente estaría un poco loco. (…) Probablemente no se preocuparía de su higiene personal. Probablemente olería. Probablemente comería comida fría de latas. Probablemente no hablaría con mucha gente. Su voz probablemente se volvería rara por el desuso, su fraseología sería extraña.»

Alan Moore

Si bien, Moore puso a Rorschach como esencialmente el narrador principal de la historia (con varias de frases más memorables y momentos imborrables), al mismo tiempo nos deja en claro desde el primer capítulo qué tipo de persona es Kovacs: Fuertes tendencias conservadoras, homofóbico, misógino, con mucha aversión a la sexualidad, y un sentido de la ética que resulta un tanto raro e hipócrita a medida que la historia avanza.

Para Kovacs, el abuso sexual importa menos que luchar por el país.

Rorschach es alguien que basa su código moral en los principios anti-nihilistas de Ayn Raynd, pero en el capítulo 6 le cuenta a su psicólogo que él ve la existencia como una gran mancha negra sin sentido ni propósito, de manera casi nietzscheana. Cree que el presidente Thurman fue un buen hombre por lanzar la bomba atómica y así terminar con la guerra, pero se horroriza con las acciones de Veidt. Gran parte de su motivación para salir a impartir justicia es un odio por los violadores y los asesinos, pero no tiene problemas en defender a The Comedian, incluso cuando es encarado por Silk Spectre II, de acusaciones de dicho calibre. “Parte verdad, parte ficción, una real contradicción” quizás dirían por ahí.

Watchmen (2009): un reloj sin relojero

Lamentablemente, esa mal guiada fascinación de cierto sector por Rorschach solo se vio aumentada cuando la película de Watchmen fue lanzada en 2009. Si bien, el filme adaptó de manera deslumbrantemente fiel en lo visual , también falló en transmitir mucha de las ideas que Moore trataba de plasmar en la página al momento de pasarlas a la pantalla.

Muchos de los aspectos que el comic satirizaba, como la violencia y el sexo, se sienten casi glorificadas bajo la mirada de Zack Snyder, y es justamente en la representación de Rorschach donde mas se notan las problemas de que un director que ha expresado en mas de una ocasión interés en el objetivismo trate de adaptar la obra de un anarco-comunista-ocultista-británico que estaba criticando el absolutismo moral.

Aunque algunos de los aspectos negativos de Kovacs siguen presentes, como su homofobia y su misoginia, la película también omitió muchas de las escenas donde dichas actitudes se vuelven extremadamente evidentes, como cuando le dice a Laurie que no le importa que Blake haya tratado de violar a su madre, o toda una subtrama que involucra a la dueña del apartamento donde Walter vive, quien constantemente la trata mal porque le recuerda sus problemas maternales. En el otro lado de la moneda, breves momentos fueron añadidos que pintan a Rorschach en una luz más positiva, y usualmente como el que tiene la última palabra. Comparen la primera vez que Daniel y Rorschach se reencuentran en el comic contra la película y lo notaran.

Donde todo se desarma en el film, es en la parte que corresponde  al previamente mencionado capítulo 6: El Abismo Te Devuelve La Mirada. Lo que en la novela son 32 páginas en las que vemos las muchas sesiones del psicólogo Malcolm Long con Walter, se ve reducido a meros 5 minutos. Mucho del existencialismo nietzscheano es dejado de lado, y a lo largo de la escena permuta un fuerte sentimiento de “no hay Dios así que solo es sobrevivencia del más fuerte”.

Nuevamente, Rorschach queda caracterizado como una especie de maniqueo que está en lo correcto por imponer su percepción de la decencia en mundo indecente.

Parte del discurso que la adaptación omitió.

Y claro, está el final del largometraje. Usualmente, la gran diferencia que es mencionada es todo lo que involucra al monstruo Lovecraftniano que ataca New York, pero otra gran diferencia radica en la muerte de Rorschach.

En ambas narrativas, Rorschach decide no unirse a los demás vigilantes en mantener el plan de Ozzymandias como un secreto para prevenir la tercera guerra mundial, diciendo que la muerte de millones es algo que debe ser vengado. Y así, Rorschach camina hacia la nieve, donde Dr. Manhattan lo confronta…

Y mientras la adaptación tiene a Nite Owl de testigo, además de que Rorschach logra hacer un último discurso, enjuiciando a Manhattan por ser tan indiferente a la humanidad, el cómic presenta la muerte de Kovacs como  un momento mucho más solemne, con Nite Owl haciendo el amor con Silk Spectre en una cámara subterránea mientras Walter se quita la máscara y llora antes de ser desintegrado por el semidiós azul. Lo que hace que todo resulte más ambiguo en vez de un sacrificio altruista.

¿Por qué prefiero morir que dejar que el plan de Ozzy fuese fructífero? ¿Fue por que realmente le importaban todas esas personas…o fue por que era un misántropo que no quería ver un mundo en paz?¿Quizás se iba a sentir obsoleto en la utopía de Veidt? ¿Tal vez se encontró en un jaquemate moral y terminó como un perro malherido en un callejón abandonado sin saber qué más hacer que resignarse a su destino?

El propio escritor británico ha dado su versión de lo que llevó a la muerte de Walter Kovacs:

“ …él era un hombre que estaba en constante, extremo, dolor psicológico. Tenía un deseo enorme de morir, y por ende, buscaba un escape. Pero un escape con dignidad y honor, cual fuese que fuese su retorcida visión del honor”

Doomsday Clock y HBO: El legado.

Inevitablemente, llegamos a la secuelas, independiente de que si creamos que estas eran necesarias en primer lugar o no. Geoff Johns y Damon Lindeloff decidieron hacer un meta-comentario para continuar la historia de Rorschach sin tener que involucrar a Walter Kovacs directamente, además de analizar cuál ha sido el legado de un personaje tan amado como odiado.

En Doomsday Clock, Geoff Johns y Gary Frank tomaron la acertada decisión de no revivir a Kovacs para el inevitable cruce con el universo DC, y la gabardina café y máscara de dos colores es usada por Reggie Long, hijo del psicólogo que trató de sumergirse en la psiquis de Rorschach.

Reggie tiene una profunda admiración por Rorschach y sus métodos, pero esto es en parte porque solo leyó algunas partes del diario de Kovacs, y Byron Lewis (Mothman) le dio solo algunas partes de los reportes psicológicos llevados a cabo por su padre en 1985, o sea, en esencia., admira a Rorschach solo por características superficiales. Claro, además está la ironía de que Reggie es un hombre de color llevando el manto de un hombre sumamente discriminador.

No debe ser coincidencia que la protagonista que se opone a los seguidores de Rorschach también vista blanco y negro

Algo similar es explorado en la serie de Watchmen de HBO que llegó el 2019, pero con un enfoque mucho más realista. Vemos que en tiempos modernos, Rorschach se volvió una especie de mártir para los racistas estadounidenses, llegando a formarse un grupo extremista que usa su máscara como medalla de honor: La Séptima Caballería.

Cuando los primeros capítulos de la serie se emitieron, muchos quedaron horrorizados por esta nueva toma a la obra de Alan Moore. ¿Cómo podría haber el hombre, que castigaba pedófilos y que hizo un sacrificio altruista, haberse convertido en un icono para xenófobos y discriminadores?

El comic en si tenía la respuesta. En el capítulo 8 (Viejos Fantasmas) en las páginas finales, viene como material suplementario, un par de hojas de The News Frontiersmen, el periódico al que Kovacs le envió su diario con los detalles de la conspiración que involucra a Veidt.  En dichos fragmentos del periódico (que previamente se había aludido a que tenía tendencias libertarias-derechistas) defienden al KKK, llamándolos buenos hombres que querían preservar la cultura norteamericana, y que los vigilantes enmascarados son solo el siguiente paso en dicho “servicio a la comunidad”.

¿Sería tan difícil de creer que alguien como Rorschach en la vida real sería el mártir de gente con ese pensamiento extremista, especialmente si su vida es edulcorada por un periódico inflamatorio y especulativo? Sobre todo en estos tiempos de clickbait y figuras controversiales tipo Alex Jones.

«El que combate monstruos, se convierte en uno»

En la misma entrevista del 2008 donde Moore comparaba a Rorschach con Batman, también añadió esto:

«Quise que él [Rorschach] fuese una versión de ‘esta es la pinta que tendría Batman en el mundo real’. Pero pasé por alto que, de hecho, para muchos seguidores de los cómics, «oler mal» y «no tener novia»… ¡Son condiciones casi heroicas! Y así fue cómo Rorschach se convirtió en el personaje más popular de Watchmen.

Le creé como figura que diese un mal ejemplo, pero ahora tengo a gente que me para por la calle y me dice «YO SOY Rorschach, y esa es MI historia», y pienso: «Ey, fantástico. Oye, perdona, ¿puedes por favor dejarme en paz y no volver a cruzarte conmigo hasta el final de mis días?».

Alan Moore, 2008

Debido a esos comentarios, (además de que es obviamente inevitable hacer algunas comparaciones con los llamados incels que tan infames se ha vuelto últimamente) ha surgido una sección del fandom de los comics que ve a Rorschach (y sus fans), como un ejemplo de todo lo que está mal con el mundo geek, y que el mero hecho de que te guste significa que también seas un demente solitario egomaniaco, pese a que hay una clara línea entre ser fan de un personaje y el admirarlo. Ese mismo tipo de pensamiento podría ser aplicado a una multitud de seres ficticios, desde Constantine hasta el Joker, y una larga lista de personajes moralmente ambiguos o llenos de falencias y excentricidades mentales…

…pero al final del día, el interpretar las cosas así es, irónicamente, caer en lo mismo que Moore quería burlarse en primer lugar cuando creó a Rorschach: el ver las cosas solo en blanco o negro.