Horizon Forbbiden West – El mejor en lo que hace

Uno de los mejores exponentes de un género que ya conocemos muy bien, los mundos abiertos clásicos. Hablemos de Horizon Forbidden West.

Escrito por J Martínez

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Los juegos de mundo abierto llevan años haciendo lo mismo. Es un diseño estudiado al milímetro, uno que asegura ventas y éxito si lo sigues (o al menos si cumples un 70% de lo que se espera de estos). Claro, últimamente ha habido excepciones que se han salido de este molde, como el caso de Zelda Breath of the Wild o, más reciente, Elden Ring.

Este molde tan repetido ha provocado que muchos de los que jugamos a videojuegos de manera regular nos sintamos agotados de estos juegos. Desde que Ubisoft empezó a establecer este modelo con los primeros Assassin’s Creed o con Far Cry 3, prácticamente hemos tenido, año tras año, decenas de juegos que hacen poco más que cambiar la ambientación, pero siempre repitiendo la estructura de casi todo.

¿Es esto malo? No necesariamente, después de todo, sobre gustos no hay nada escrito. De vez en cuando está bien desconectar la cabeza y explorar mundos con estructuras que ya conocemos. A veces necesitamos esas experiencias guiadas en las que es imposible perderse. Claro, los elogios se los llevan los que se atreven a salirse del molde, pero eso no quiere decir que estas experiencias sean malas.

Con todo esto dicho, hablemos de lo que compete: Horizon Forbbiden West. Porque sí, es un mundo abierto típico; apenas se sale de lo que esperas de estos juegos. Pero, dentro de este molde, Horizon destaca y es, probablemente, uno de los mejores exponentes de los juegos de mundo abierto clásicos. ¿Por qué?

El tope técnico

Este juego ha elevado el techo de lo que se puede hacer en los videojuegos. Si la primera entrega de la saga apenas se veía superada por juegos como God of War (2018) o The Last of Us Parte 2, esta segunda hace todo lo que hacen estos a nivel gráfico, para ponerlo en un mundo abierto gigantesco y lleno de detalles.

Lo hecho en Zero Dawn se ve aumentado gracias a una mejora notable en animaciones faciales, además de aprovechar de mejor forma los movimientos corporales de los personajes. Esto ayuda a sentir más reales las conversaciones entre Aloy y el resto del mundo, así como también eleva la calidad de las misiones secundarias gracias a un mejor storytelling.

Todo esto se ve ayudado gracias a la potencia de PS5; en la consola de última generación y, en su modo calidad, se dejan ver miles de partículas y detalles que deleitan la mirada en cualquier lugar del mapa en que estés. El modo rendimiento no se queda atrás y, aún más impresionante, tampoco lo hace la versión de PS4 que, si bien tiene mucho menos detalles y “partículas”, sí que deja notar las mejoras en animaciones y calidad visual.

Elisabet Sobeck, Alfa prime

Horizon es una saga con una historia, lore y puesta en escena bastante particular. Si tuviésemos que resumir un poco, sería algo así: la (ahora) saga Horizon va sobre dinosaurios robot.

Sabiendo esto, ¿qué esperamos de este título? Pues, personalmente, solo quería más de lo que la primera entrega daba, y en ese sentido, Horizon Forbidden West cumple a cabalidad.

A nivel de guion se le va la olla, y es maravilloso. El componente ciencia ficción se hace muchísimo más presente y asume que no tiene intenciones de cambiarte la vida ni enseñarte lecciones, aunque esto no quita que logre conectarnos con sus personajes. Evidentemente Aloy será con quien más tiempo estemos, pero el plantel secundario, en esta ocasión, se hace mucho más presente.

Porque sus historias están mucho mejor construidas, al nivel que varios de ellos tendrán sus propias misiones secundarias en las que los ayudaremos a ellos y sus tribus. También porque, gracias a la inclusión de una “base de operaciones”, podremos toparnos con ellos a menudo, y conversar con ellos sobre la misión, sobre cómo se sienten y qué opinan sobre los demás compañeros.

Además, a pesar de que no esperar nada demasiado potente a nivel narrativo, el juego se da el lujo de ir un poco más allá, con Aloy poniéndose a prueba para poder respetar las creencias de las distintas tribus. Después de todo, ella es una de las pocas personas que saben las verdades del mundo.

El combate sigue siendo lo mejor

Al igual que en la primera entrega, el combate contra máquinas y las posibilidades que este entrega siguen siendo lo más entretenido. A pesar de que el combate contra humanos fue notablemente mejorado, nada supera el amarrar a un Tormenta con cuerdas, mientras lo intentas poner en un estado elemental para que tus flechazos en sus puntos débiles les causen mayor daño.

Y lo es aún más con las nuevas armas que añade. Como un lanza púas explosivas que, a pesar de ser lento, infringe un daño, como dice su nombre, explosivo. O unos discos que le permiten a Aloy extraer componentes y/o sacar la armadura de los enemigos. La variedad se hace aún mayor y permite afrontar el combate como tú quieras; sigilo, con trampas, de frente, etc.

Como se mencionaba, el combate contra humanos fue bastante mejorado. Ahora con nuestra lanza podemos efectuar combos, hacer ataques cargados que dejan puntos débiles que podemos explotar con un flechazo, o podemos saltar de un enemigo a otro. Sigue siendo más entretenido pelear contra máquinas, pero al menos ya no dan ganas de abandonar la partida cuando toca pelear contra personas.

Más variedad

Lo mejor que tiene el título, si lo comparamos con otros juegos de mundo abierto que siguen la misma fórmula, es la variedad de cosas por hacer que tiene. Además de las misiones principales y secundarias, tenemos encargos y mandados que también tienen historia, por lo que también funcionan como misiones secundarias.

Además de eso, tenemos todo lo que tenía el primer juego: campamentos de bandidos, cuellilargos para escalar, terrenos de caza en los que ganar medallas, etc. Pero también aparecen nuevas actividades, como las arenas en las que poner a prueba nuestras habilidades cuerpo a cuerpo, o una especie de coliseo en el que combatiremos contra máquinas.

Pero quizás lo más llamativo es el cómo aborda estas actividades. A diferencia del primer juego, ninguna de estas será igual a la otra (salvo una que otra que se pueden parecer). Escalar un cuellilargo puede requerir botarlo al suelo, sacarlo de un caldero, repararlo y sacarlo del agua, y otras variaciones que hacen estos objetivos mucho más dinámicos y entretenidos, ayudando a no caer en la repetitividad.

Pero sigue siendo más de lo mismo

A pesar de todo lo bueno que se puede decir de Horizon Forbidden West, al final, si este año has jugado a, por ejemplo, Dying Light 2, Spider-man Miles Morales o algún otro juego de mundo abierto, el título de Guerrilla es… más de lo mismo. Y sí, arriba se menciona que a veces estos juegos vienen bien, pero al menos hay que mencionar ciertas cosas.

Primero, el juego tiene una dependencia extrema del “modo detective”, aquí llamado “foco”. El 70% de misiones simplemente no se podrían hacer sin él y además el juego lo exige para saber por donde se puede escalar. Al final, sirve de excusa para hacer misiones simplonas. Lo peor es que realmente este “aparato” no es una mala idea, puesto que es lo que se utiliza para reconocer las partes débiles y útiles de las máquinas. Pero el juego depende de él, lo que se hace molesto.

Segundo. Aloy en esta segunda entrega está pesadísima. Si en el primer juego era casi un meme que hablara sola, en esta ocasión se lleva al extremo, haciendo hasta que dé las respuestas a los puzles. Si a esto sumamos que la música tampoco sabe cuando callarse, queda un apartado sonoro que se siente al debe, no porque sea malo, sino por estar mal utilizado.

Por otro lado, el HUD deja un poco que desear. Incluso en su modo “inmersivo sin HUD”, queda un elemento en pantalla que es molesto si quieres jugar con esta opción. Además, la llamada bolsa de objetos es terrible, y para tener que encontrar el objeto que quieres usar puedes llegar a tener que pulsar 15 veces el botón para lograrlo.

Finalmente, lo que tiene que ver con la estructura de los mundos abiertos. El mundo de Horizon es fascinante; estructuras de hace 1000 años dejadas por la humanidad pasada mezcladas con unas tribus que las veneran porque no las entienden. Ciudades en las que la naturaleza ha tomado el lugar que le corresponde. Máquinas con formas de animales que imitan sus comportamientos. Y un sinfín de otros elementos.

Solo con este párrafo nace la curiosidad. Solo con mirarlo quieres explorarlo, descubrir sus secretos, qué pasó con la humanidad, aprender de las tribus. ¿Qué hace Horizon Forbidden West? Pues lo típico: llenarte el mapa con caminos e íconos de manera que sea imposible perderte. ¿Explorar? No hay necesidad de hacerlo, todo está indicado desde el comienzo.

Aquí ni siquiera aparecen todos los íconos

Este diseño va en contra de lo que un mundo abierto realmente debería ser. Una vez más, funciona como excusa para no diseñar el mapa de mejor forma. Las misiones también sufren de lo mismo; tienen un camino preestablecido, no hay libertad para hacer lo que quieras. Si hasta hay ocasiones en que el juego te quita habilidades para que hagas lo que él quiere que hagas.

Conclusión

Horizon Forbidden West es un buen juego. Ni más ni menos. No es revolucionario ni intenta hacerlo. Realmente ni siquiera intenta lavarle la cara al primer juego; solo aporta más variedad para que se sienta más grande, con más cosas que hacer. Y la verdad en esto sale victorioso, el salto es comparable a lo que hizo Assassin’s Creed II, o lo que hizo la segunda entrega de Mass Effect.

Pero me parece una pena que tengamos que conformarnos con eso, porque como se dijo, el mundo de Horizon es una maravilla, yendo más allá de lo postapocalíptico. Hasta el director prefiere llamarlo un mundo post-post-apocalíptico. Podría ser algo más, podría ser mucho más, pero se siente contento con lo que es.

Y pues, a veces sienta bien un juego así. A veces queremos jugar un mundo abierto de los que conocemos como la palma de nuestra mano. Cuando esas ganas llegan, realmente creo que Horzion Forbidden West es una de las mejores opciones del mercado.