Daytripper: La humanidad como arte

Daytripper es un cómic honesto y emocional. Fabio Moon y Gabriel Ba crean una historia sobre la vida que encanta al lector.

Escrito por Esteban Beaumont

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Cuando uno habla de cómics, tendemos a retrotraer a los superhéroes en mallas o historias de fantasía y ciencia ficción. Historias lejanas de personajes con poderes, millonarios y ajenos a la realidad, como si la vida común no fuera lo suficientemente interesante para crear una librito con dibujos. Una historia que viven 7000 millones de personas, no hay nada novedoso en eso.

Daytripper es un cómic publicado bajo el sello Vertigo, escrito y dibujado por los hermanos brasileños Fábio Moon y Gabriel Bá. Una obra que demuestra que con una buena pluma se puede narrar cualquier historia, aunque esta no tenga superpoderes, un antagonista o conspiraciones. Daytripper habla sobre la vida, así de simple, así de hermosa.

Está protagonizada por Bras de Olivia Domingos, hijo de un popular escritor brasileño de novelas, quien trabaja como necrólogo de un diario, mientras sueña con seguir los pasos de su famoso padre. Eso es básicamente, no hay grandes giros de guion, no hay traumas insuperables. Bras es una persona común y corriente, pero su vida está escrita de una manera sincera y profunda.

Cuando estamos enamorados o tenemos una amistad profunda, no tenemos problemas en escuchar cómo estuvo el día de esas personas, es más, nos parece interesante, aunque su vida sea un bodrio; eso es porque queremos al protagonista. Con Daytripper pasa lo mismo, Bras es una persona tan real que es imposible no identificarse con él.

La trama se divide en capítulos, en los que se nos cuentan diversas etapas de la vida de Bras. Desde los 11 años, donde jugaba con sus primos y daba su primer torpe beso, hasta los 76 años, donde lo vemos grande, con nietos y viendo la vida en perspectiva. En abarcar toda esa cantidad de años es donde radica el triunfo de este cómic.

Como un álbum de fotos familiar, donde siempre va a haber un retrato en el que apareces, Daytripper ofrece un abanico de experiencias mundanas en el que todo tiene espacio. Los nacimientos, la muerte, el amor, el desamor, la amistad, el no encontrar un sitio en la vida, volver donde uno fue feliz y perseguir sueños son etapas por las que todos pasamos, y los gemelos brasileños logran trasmitir esos momentos con tal nitidez que es imposible leerlo sin que el corazón lata.

Y pese a que en primera instancia pareciera más fácil tomarnos de esos momentos agridulces que nos generan las relaciones humanas y así hacer un drama para llorar a moco tendido, se nos presentan los momentos tristes con un tinte de esperanza y aceptación. La vida puede ser cruel, pero está llena de pequeños momentos que hay que aprovecharlos y que, en perspectiva son los que realmente quedan (lo que hiciera en un momento Quino con Mafalda, dar esperanza).

El guión es potente y estremecedor. La historia esta llena de frases para grabarse en la frente y no olvidarse más. El padre de Bras deja abierta la invitación a su hijo para buscar esos momentos:

“La vida está hecha de momentos, hijo. Las relaciones se basan en esos momentos, esas elecciones, esas acciones… y ese será el momento que lleve conmigo después de que otros se desvanezcan… el que hará que todos los otros valgan la pena.»

No quiero caer en palabras clásicas de autoayuda (aunque este cómic sirva de eso) por que no pretende serlo, pero lo es. Son esas historias que te enriquecen y llegas a la pagina 246 como mejor persona de lo que eras al pasar a la pagina 2. Que con cada vuelta a leer la encuentras más linda y te carga el corazón para enfrentar un cruel mundo. Daytripper es una historia sobre la vida, nada más. La vida del primer beso, del nacimiento de un hijo, de resaltar a la sombra de un padre, del amor de tu vida; la vida con la que te identificas.

Fábio Moon y Gabriel Ba no solo guionizan esta obra, sino que también la dibujan, y esto se nota. El arte va en armonía del texto, con una carga de sensibilidad abierta a la interpretación. Por sobre todo, el dibujo comunica. No está ahí para acompañar, está ahí para hablar, para transmitir sentimientos, y vaya que lo logra.

Dde más está decir que Daytripper no solo me gustó, sino que me fascinó. Te obliga a pensar sobre que rumbo le das a tu vida y si este es el correcto. El ejemplo perfecto de que los cómics son literatura y arte, además de sentimientos. ¡Ah! Ganó el premio Eisner a mejor serie limitada el 2011. Un cómic esencial.