La colina de los tordos: magia, fantasía y amor en el mundo real

Catalina Corvalán, de la mano de Wolu, nos trae magia, brujas y bosques en "La colina de los Tordos", su obra más ambiciosa de momento

Escrito por Chile en viñetas

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El manga chileno está tomando un valor importante. Como ya se veía en la nota de Maestro Gato, este arte nacional con inspiración japonesa cautiva cada vez a más lectores. En este sentido, la editorial Wolu brilla con luces propias, al dar espacio para este estilo en la historieta chilena. Una de sus autoras publicadas es Catalina Corvalán, con su obra La colina de los Tordos.

Catalina Corvalán, también conocida como Cata Crow, es la autora de La brujita vampiro, que edita Visuales; de Austral, una autoedición en conjunto con Pablo Monreal, también de Wolu; y de Eut eut, un webcómic que actualmente está publicando en la plataforma Webtoon. Su estilo se ha vuelto reconocible y sus seguidores ya intuyen lo que pueden esperar de sus creaciones.

La colina de los Tordos

En la obra de Corvalán puede verse su afición a contar historias donde involucra magia y mitología, principalmente chilena. Si en Austral era el Trauco y en Eut eut el Tué tué, en La colina de los Tordos va a presentarnos a una bruja que se convierte en tordo, además de ser capaz de dominarlos.

Todo comienza con Matías, un joven aficionado a la jardinería, que trabaja en una de ellas, y está soñando despierto, mientras recuerda su encuentro con ese misterioso ser. Suele tener a su cargo a su hermano Joaquín, con quien sale a andar en bicicleta. En uno de esos paseos, van a un bosque y se encuentran con un camino que nunca habían visto.

Al entrar en el bosque, se van encontrando con cada vez más tordos, los que comienzan a observarlos para finalmente atacarlos. Tras escapar desesperados, se encuentran con una pareja de ancianos que les avisa de la existencia de una bruja. Al parecer, odia a los seres humanos y ha causado estragos en el pasado, como un deslizamiento de tierra y un rayo. Al hogar de la bruja la llaman “La colina de los Tordos”, por la amistad que tiene con estas aves.

Tentado por la curiosidad, Joaquín va a la colina con un grupo de amigos y se encuentra con una casa que parece abandonada, por lo que rompen unas ventanas a piedrazos para tratar de entrar. En eso aparece un tordo gigante que los ataca, provocando la huida de los niños, con algunos porrazos incluidos. Cuando Matías se entera de lo que ocurrió, decide ir al bosque para disculparse con la persona de la casa, para descubrir prontamente que la historia era real, que el tordo gigante es en realidad Anís, quien guarda rencor con los humanos y oculta algunos secretos.

A pesar de esto, a Anís le da curiosidad la actitud de Matías, por lo que empieza a seguirlo. Al mismo tiempo, Matías no puede dejar de pensar en ella. Aparentemente ambos empezarán a sentir cosas el uno por el otro, con las complejidades que eso implica al tratarse de un humano y una bruja.

Magia en el mundo real

Si bien la historia es claramente fantasiosa e involucra creaturas mágicas, Catalina Corvalán logra situarla en el mundo real, volviendo creíbles los sucesos que están ocurriendo. Esto es lo que en literatura se ha llamado realismo mágico, que en el anime ha tenido una especie de correlato con las películas de Studio Ghibli. Cuando aparece la magia, los personajes pueden asustarse, pero rápidamente lo asimilan como posible.

No tiene sentido el negacionismo cuando se vive en carne propia la aparición de una mujer que segundos antes era un pájaro. Si bien en un principio Matías no le cree a Joaquín, basta con una visita para saber que todo era real y hay aún más que contar. El mérito que tiene la historia es que se adentra en la fantasía de forma natural y sin que parezca extraño. Al mismo tiempo le da toda una carga misteriosa que provoca que uno no quiera dejar de leer. La ambivalencia se da en que al sumergirse en el cómic, uno no quiere seguir leyendo para que la lectura pueda durar más.

El estilo de Catalina Corvalán

Quienes conozcan a la autora, ya pueden reconocer sus dibujos fácilmente. Sea que trabaje de forma análoga o en digital, tienen un sello propio que la caracteriza. En el caso particular de La colina de los Tordos vemos un dibujo sencillo a simple vista, pero que si nos detenemos un poco más pueden identificarse los detalles. Muestra preocupación por los fondos (cosa de la que el manga a veces adolece), destacando los escenarios del bosque. Además del trabajo en exteriores, cuando las escenas son en el interior también da ciertas características que evitan caer en lugares genéricos.

Sin abusar de los primeros planos, logra dotar de sentimientos a los personajes, tanto con expresiones faciales como físicas, las que nos permiten empatizar de mejor manera con ellos. Para lograr esto, utiliza algunas herramientas clásicas del manga, como la exageración y combinación de estilos para cada momento.

Si bien este trabajo fue publicado por Wolu en 2020, tiene una historia anterior mediante extensos fanzines que autopublicaba. Con el tiempo ha ido reafirmando su estilo y potenciándolo, sin renunciar a lo que hace y mejorando cada vez más. Si bien este cómic es en blanco y negro, en otros trabajos, como Eut eut, es posible apreciar el uso del color que maneja de gran manera.

Conclusiones

Estamos ante una historia atractiva, que llama a leerla tanto por trama como por diseño. Si estuviera en otro idioma, igualmente sería un placer ver los dibujos de Crovalán. Por suerte para los hispanohablantes, está en español, lo que hace que también nos sumerjamos por la trama. La editorial Wolu es como un sello de calidad y La colina de los Tordos viene a confirmar eso.

A pesar de que uno pueda quedar con ganas de más, tiene la nada despreciable cantidad de 240 páginas, mucho más de lo que estamos acostumbrados en Chile, las que permiten entrar de lleno en la historia y conocer más a sus personajes, para ir viendo los matices que tiene cada uno.

En definitiva, una historia totalmente recomendable para todos/as, sin importar edad, género ni gustos.