Strange Days: Aquellos extraños días venideros

Peter Milligan, Brendan McCarthy y Brett Ewins se anticiparon por casi una década al boom de los cómics alternativos con Strange Days.

Escrito por Claudio Cubillos

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Desde su creación, los cómics, como medio artístico, siempre han tenido que acarrear ciertas preconcepciones negativas y prejuicios respecto a lo que pueden hacerse en las páginas de estos. Pero hay un autor que se ha dedicado a desafiar esas ideas desde el comienzo de su carrera: Peter Milligan, un escritor que, en sus propias palabras, creció leyendo más a Arthur Rimbaud que a Stan Lee, algo que se nota con su estilo muy poético de narrar, además de su enfoque al existencialismo (en particular al tema de la identidad) de una manera bastante aterrizada y urbana.

Ese approach le ha permitido engendrar obras tan extrañas como revolucionarias, tales como Shade The Changing Man, X-Statix, Enigma, The Extremist o Counterfeit Girl. Pero donde mejor se muestra lo único de su estilo fue en uno de sus primeros trabajos: la antología Strange Days, ilustrada por Brendan McCarthy y Brett Ewins.

Strange Days era publicada por Eclipse Comics, y contenía tres historias: Paradax, Johnny Nemo y Freakwave; Estos relatos cortos exploraban varios géneros, desde la sátira superheroica, el cyberpunk distopico a ciencia ficción post-apocalíptica

Tanto Brendan como Brett fueron los artistas perfectos para estas historias. McCarthy tiene uno de los estilos mas psicodelicos y extravagantes que se hayan visto en el noveno arte, por lo que le viene como anillo al dedo al surrealismo de Milligan, mientras que los dibujos a blanco y negro de Ewins tienen un feeling muy neo-noir que ensalzan el sentimiento tosco y sucio de Johnny Nemo.

Paradax (Milligan y McCarthy):

La deconstrucciones del género superheroico es algo extremadamente común (quizás demasiado) hoy en día, pero en 1984 aún era algo innovador.

En esta tira cómica, Milligan nos presenta a Al Copper, un taxista joven que un día encuentra en el asiento de atrás una maleta con un traje que le da el superpoder de atravesar objetos sólidos. ¿Qué decide hacer Cooper con esas habilidades? Obviamente, volverse una celebridad…Y además un superhéroe.

Luego de darse cuenta de lo ridículo que se ve en mallas, Al le pide a su novia que le de un atuendo más callejero (algo notablemente apropiado por varios cómics de DC de los 80s-90s, como Animal Man, Starman o Doom Patrol), y divide su tiempo entre dar entrevistas, emborracharse, y ocasionalmente luchar contra bizarros supervillanos.

Antes que Kick-Ass o Invicible, estaba Paradax.

Johnny Nemo (Milligan y Ewins):

“El detective futurista existencialista” es como los autores describen a Johnny Nemo, un investigador privado de actitud muy nihilista que debe resolver casos en New London, una ciudad que, como nos dice la narración del protagonista que empieza cada historia, es “peligrosa, decadente, y aberrantemente violenta…pero así es como me gusta. Le viene a mi personalidad”. Mientras Johnny lidia con fascistas drogadictos, monjas manipuladoras, femme fatales embusteras y políticos corruptos, también se da el tiempo de monologar sobre la condición humana y lo mucho que le cuesta empatizar con la gente en general. De hecho, solo tiene una relación cercana con Kalina, su asistente robot. 

Esencialmente, imaginen una mezcla entre Deckard de Blade Runner y Rorschach de Watchmen.

Si Travis Bickle viviese en el futuro…

Freakwave (Milligan y McCarthy):

McCarthy fue el director de arte en Mad Max: Fury Road, por lo que no debería sorprender que uno de sus primeros trabajos en suelo americano haya sido un cómic fuertemente inspirado por dicha saga.

Freakwave toma el mundo post apocalíptico de esas películas y, en vez de darnos motoristas, nos muestra las aventuras de un surfista llamado The Drifter que debe sobrevivir a páramos desolados y multitudes de pandillas de piratas. Pero donde Milligan y McCarthy se diferencian de Miller y Kennedy es en el completo caos psicodélico que inundan las páginas.

Con un guion a ratos denso y un apartado visual sencillamente deslumbrante, Freakwave no es una lectura fácil, pero ciertamente sí es  gratificante una vez que uno se logra sumergir en las aguas surrealistas del dúo británico.

McCarthy y su extravagante estilo.

Milligan seguiría colaborando con ambos dibujantes durante los años siguientes, en particular tendría una fructífera asociación con McCarthy que generaría obras de culto como Skin, Rogan Gosh y Sooner Than Later (varios de estos trabajos fueron recopilados por Dark Horse en el tomo The Best of Milligan and McCarthy). Mientras que con Ewins produjo para DC Comics una infravalorada pieza llamada Skreemer, una especie de mezcla entre James Joyce y Phillip K. Dick.

Y quizás, luego de leerlos, es difícil el no ver lo influencial que fue el trabajo underground de este trío, desde como la película Waterworld claramente tomo mucha inspiración de Freakwave, o como muchas sátiras tipo Zenith y Kick Ass sacaron algunos elementos de Paradax, por no mencionar los muchos dramas hardboiled/ distopicos que siguen los pasos de Johnny Nemo.