Kotaro vive solo: Cuando la vida nos obliga a madurar

Le damos una repasada al anime que está dando que hablar: Kotaro vive solo. Una historia carga de emociones desde la perspectiva de un niño.

Escrito por FanoPetrikov

Comiqueros.cl » Zona Oriental » Anime » Kotaro vive solo: Cuando la vida nos obliga a madurar

La niñez es probablemente una de las etapas más preciadas de la vida, si es que no es la más preciada. Este valor que a veces romantiza la infancia está basado en el descubrimiento del mundo, ese lugar nuevo del que aún queda tanto por explorar.

Existen muchas entregas en el mundo del manga y del animé que nos ayudan, en ciertos aspectos, a poder ver el mundo desde la perspectiva de los niños. Gracias a estos podemos darnos cuenta de un mundo completamente diferente a nuestra percepción, lo que hace que la capacidad reflexiva del adulto se refresque, sincere y emocione.

Llegó a Netflix una adaptación que nos conmoverá hasta lo más profundo de nuestro corazón, y que en sus primeros 10 capítulos, hará que nos demos cuenta de una verdad respecto a los niños: a veces son más maduros, más sensibles y también más entregados que un adulto. Como diría Víctor Hugo: «al niño que se le rompe el juguete, pareciese que buscase su alma«.

Sinopsis e información

Kotaro wa hitori gurashi o Kotaro vive solo, es un manga que viene publicándose desde el 2017 en Japón. Actualmente cuenta con el título de ser la historia más conmovedora de ese país, logrando vender más de 1.4 millones de copias. Netflix, por su parte, se puso la capa y en marzo de este año han publicado su adaptación. Liden Films ha colaborado en su producción y actualmente tenemos 10 episodios disponibles en el streaming, con una duración de unos 25 minutos y con doblaje latino incluido.

Kotaro Sato es un niño de cuatro0 años que se ha mudado a vivir solo en un conjunto pequeño de departamentos. Como una persona bien educada, recorre los (al parecer) otros 10 departamentos presentándose y entregando como obsequio una caja de pañuelos a modo de cortesía para sus vecinos.

La particular actitud del niño, que habla como señor feudal japonés y que claramente se siente inspirado por el Bushido de su anime favorito, le ayuda a conseguir buenas migas con sus vecinos: Karino, un dibujante de manga medio vago; Tamaru, un aparente yakusa; Mizuki, una amable jovencita que trabaja en un club de damas de compañía.

La historia se desarrollará episódicamente, y cada uno de sus capítulos dará entregas cortas relacionadas al día a día de Kotaro con sus vecinos y compañeros de clase. Karino será a quien más cercano se volverá, pues el niño revive en él su abandonado compromiso con la vida, en la consideración de que vive solo y necesita un adulto para realizar ciertas cosas.

Algunas apreciaciones

Partiremos de los más simple a lo más profundo. La animación de Kotaro es tosca. Pero independiente de esto y de la, a ratos, descuidada paleta de colores, logra de alguna manera cumplir como un excelente añadido al eje central del anime, la simplicidad, colaborando así en que no se pierda el norte de que estamos viendo la vida de un niño desde su propia perspectiva.

Los personajes de Kotaro también hacen un excelente trabajo, tanto los episódicos como los segundarios y los co-protagonistas. Todos ellos dan el espacio suficiente para no opacar a Kotaro en su desarrollo propio, además de ser un excelente gancho para las reflexiones del niño, ya que entregan en cada conversación un aprendizaje único.

Kotaro, por su parte, es un niño al que se le nota la necesidad de madurar con rapidez. Lamentablemente no puede acelerar su crecimiento, pero sí se nota que busca de algún modo poder hacer cada vez más cosas solo, poder también afrontar sus miedos como se debe y convertirse, aunque sea simbólicamente, en un adulto.

Su animé favorito, Tonosaman, juega un rol importante en su personalidad A pesar de que en varias escenas vemos a un Kotaro del pasado donde de por sí ya era más introvertido, el apoyo de su dibujo animado favorito le ha colaborado en formarlo, naciendo desde ahí su actitud samurái frente a la vida, tomando así el Bushido como parte de su actuar.

La trama nos invita a hacernos variados cuestionamientos respecto a Kotaro. Partamos en la premisa de que es un niño de cuatro años que se mudó a vivir solo; no solo eso, sino que además es capaz de costearse la vida tranquilamente y de forma menos ajustada que sus vecinos. Puede así comprar su comida, ir a los baños comunitarios, pagar un jardín y también prestarles dinero a sus amigos.

Pero frente a esto, comienzan a aparecer interrogantes desde la misma boca del niño: nos comenta en algunas oportunidades que vivirá solo hasta que pueda volver a hacerlo con sus padres, tenemos algunos flashbacks de Kotaro en una especie de hogar para niños, también algunos pestañeos sobre su madre con una personalidad bastante distante y depresiva.

Kotaro nos va mostrando así algunas perspectivas de otras crudas realidades que aborda la trama, como el abandono infantil, el hambre, las parejas tóxicas y agresivas, la soledad, la normalización del perpetuo uso de la mujer como objeto de compañía en la sociedad japonesa, el estresante camino de los trabajadores y sus climas, así como también el abuso.

Últimas palabras

Podemos concluir que Kotaro vive solo es un animé que se presenta como para toda la familia, pero que le pega mucho más a los adultos que a los niños. Sus primeros 10 capítulos nos entregan todo lo que necesitamos, una trama misteriosa, buenos personajes, una musicalización espléndida y algunos vestigios que nos invitan a querer saber más del niño.

A MODO DE SPOILER: podemos concluir algunas cosas para ir resolviendo este misterio y también el pasado de Kotaro, del cual él mismo no habla mucho. Sabemos, al final del último capítulo, que su madre está fallecida, tenemos quizá un indicio de que viajó a Europa en algún momento, sabemos que su papá esta vivo y lo está buscando, sabemos también que este lo fue a buscar al hogar donde estuvo algún tiempo de una manera muy agresiva, sabemos que Kotaro pasó hambre en más de una ocasión, y que él mismo no sabe del destino de su madre o su padre.

Es Kotaro vive solo una serie que se le recomienda a cualquier persona, porque en cada episodio sentimos el Yugen, la belleza y el dulzor del sufrimiento humano. Podemos aprender en cada capítulo algo desde la perspectiva de los niños, que está muy bien reflejada está en esta adaptación, y también podemos hacer resonar en nuestra mente algo que Violeta Parra nos decía hace más de 50 años: “Solo el amor con su ciencia, nos hace tan inocentes”