Es innegable que la animación es un medio muy popular en la industria audiovisual. Desde estudios que se han hecho mundialmente famosos por sus producciones animadas (Disney, DreamWorks, Ghibli, entre otros), pasando por categorías especiales en los premios más reconocidos y terminando con una creciente oferta, tanto en series como películas.
Durante mucho tiempo se tuvo la errada idea de que una película animada era por defecto un producto para el público infantil. Pero, poco a poco y ayudados por el anime y algunos estudios occidentales que han ido más allá, esa perspectiva ha ido cambiando. En la actualidad, grandes producciones son animadas no para apuntar a un público infantil, sino para usar todos los recursos y libertades que puede dar el medio versus el live action. Un gran ejemplo de esto es la serie Arcane.
También es evidente que la animación en 2D, pero sobre todo la Digital, son lo que más usualmente vemos en pantalla. Pero hay otro gran método de animación, que sin ser tan popular, ha logrado hacerse su espacio y mantener a sus fanáticos. Hablamos del stop motion.
Stop Motion como medio
Si comparamos la cantidad de películas animadas en 2D o 3D, con las hechas fotograma por fotograma, la diferencia es abismal. Pero esto, en vez de empequeñecer a la última, la hace destacar. Por lo general, las producciones en stop motion han dado que hablar, o han marcado un precedente, o tienen una gran fanaticada.
Es así que encontramos las películas dirigidas o producidas por Tim Burton (por mucho tiempo uno de los nombres más famosos ligados al stop motion): Nightmare Before Christmas, Corpse Bride y la menos reconocida, Frankenweenie. Otro director que ha añadido su grano de arena es Wes Anderson, con Fantastic Mr. Fox e Isle of Dog. Pero sin duda el gran bastión de este tipo de animación es el estudio Laika, a quienes debemos Coraline, ParaNorman, Boxtrolls, Kubo and the Two Strings y The Missing Link.
En el último tiempo podemos destacar The House, película compuesta por tres cortos unidos por lo que nos anuncia el titulo, una casa. Y, además, la serie que nos compete en esta nota: Los sustos ocultos de Frankelda.
Frankelda, la historia de la producción
Lo primero que hay que recalcar sobre Los sustos ocultos de Frankelda es que, a diferencia de las películas nombradas en los párrafos anteriores, esta no es estadounidense o europea, sino mexicana. Producida por el estudio Cinema Fantasma, fue emitida por Cartoon Network y ahora se puede disfrutar a través de HBO Max.
En la plataforma de streaming encontramos los cinco capítulos hechos hasta el momento. Pero si buscamos en internet nos daremos cuenta que primero se presentó un piloto, disponible en Youtube.
En dicho piloto está lo esencial y la historia que nos cuenta es también la misma que vemos en el primer capítulo de la serie. Quizás el cambio más notorio es en el diseño de Frankelda, ropa y pelo específicamente. Aún así, desde el principio podemos ver una cercanía con las películas en stop motion de Tim Burton, sobre todo por los colores y la fisonomía de la protagonista.
Frankelda, los capítulos
La historia nos ubica en una siniestra casa, en medio de en una zona inhóspita. En su interior, conocemos a Frankelda, una fantasma, y Herneval, un libro volador y que habla. Desde el principio notamos cierta tensión cercana al temor por parte de ambos personajes. Sobre todo Herneval, quien intenta impedir que Frankelda nos cuente historias, ya que aquello puede «despertar» a algo que los acecha.
Pero la fantasma, que además es escritora (o lo fue en vida), tiene una vena rebelde y a pesar de las recomendaciones, recorre sus páginas en busca de un relato para nosotros. Desde ahí en adelante, hasta el quinto capítulo, Frankelda nos contará cuatro historias que rozan el terror, con una estética oscura y algo macabra (eso sí, sin dejar de ser para todo publico).
Un niño cansado de hacer tareas, otro con un fuerte temor al agua, una niña que quiere encajar, otra que ya no quiere seguir sufriendo por su amor a la música. Cada relato tiene un aire de cuento de hadas, no por la ambientación (que suele ser contemporánea), sino por el choque entre lo cotidiano y lo mágico, sobre todo por las criaturas. Aparecen gnomos, brujas, seres acuáticos y una interesante versión del Coco.
Lo de cuento de hadas también está presente en los mensajes, que tienen un aire a moraleja, a «ejemplo negativo». La verdad es que esta serie no teme hacer sufrir a sus protagonistas y si esperamos finales felices, puede no sea lo que buscamos. Si, por el contrario, nos gusta cuando los personajes aprenden de sus errores a la mala y se ven obligados a pagar las consecuencias de sus decisiones, Frankelda y sus relatos de sustos serán perfectos para nosotros.
En el quinto capítulo, nos cuentan por fin la historia que llevamos esperando desde el principio: la de la propia escritora fantasma. En cada parte de la serie aparecen pistas, lo que salta a la vista en la actitud de Frankelda y Herneval, en los susurros entre ellos, en los sonidos que se escuchan a veces en la casa. Es al final que la protagonista decide saciar nuestra curiosidad, contándonos cómo fue que murió, quién es Herneval y a qué le temen.
Opinión personal
Los sustos ocultos de Frankelda fue un grato descubrimiento hecho gracias a una amiga. Al conocer que estaba hecha en stop motion (mi tipo de animación favorita) y los aspectos generales de la historia, no la pude dejar pasar.
Disfruté cada capítulo, especialmente el último, y quedé con ganas de más. El final hace pensar en una posible continuación, que ojalá se concrete, porque creo que la serie y sus protagonistas tienen mucho para dar aún.
Quiero destacar también los making of que aparecen al término de los capítulos. Son clips breves, pero dan una idea del inmenso trabajo manual y artístico que suponen este tipo de producciones. Si eso se complementa con lo que Cinema Fantasma publica en su Instagram (lo mismo que sucede con Laika), aún mejor.
Los sustos ocultos de Frankelda es una serie recomendada para todo el mundo, pero sobre todo para aquellos que gusten del stop motion, de las historias de fantamas o de la estética spooky en general.