Adiós, Loxonauta: dos dermatólogos en el espacio

Escrita por Leonardo Espinoza Benavides, Adiós, Loxonauta nos cuenta las aventuras de dos dermatólogos en el espacio.

Escrito por Ktlean

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Leonardo Espinoza Benavides es un nombre que se repite de forma habitual en el ambiente de la ciencia ficción nacional. Ya sea como difusor, editor, antologador o autor, su rol en el género adquiere cada vez mayor importancia.

Cómodo con el formato cuento o en la novela breve, tanto al leer como al escribir, en el 2020 publicó junto a Sietch Ediciones Adiós, Loxonauta, título que es parte de la colección Vintage Pulp.

De fácil lectura, ameno, con un par de personajes carismáticos con los que uno se ríe y se preocupa, esta novela breve es una excelente forma de adentrarse en el género de la ciencia ficción, o pasar un buen rato si es que uno ya es un habitual de este tipo de historias.

¿De qué se trata Adiós, Loxonauta? ¿Quiénes son sus protagonistas? Son algunas de las preguntas que responderemos en esta nota.

La historia

Ítalo Calvino, homonauta (homo sapiens que viaja por el espacio), y Krek Carelenk, loxonauta (viajera del espacio de especie Loxosceles sapiens, es decir, una araña de tamaño humano) son dos dermátologos de la Federación (institución cuyo alcance no conocemos del todo, pero que parece regir los destinos de gran cantidad de planetas). Juntos, en compañía también de Luján y Hans, los pilotos de la nave que los lleva de interconsulta en interconsulta, deben atender a los pacientes aquejados por diversas dolencias dérmicas.

Los conocemos cuando aterrizan en un planeta primitivo en comparación con otros, ya que no cuentan con avances tecnológicos y son regidos por un monarca a la vieja usanza terrícola. Es el rey, precisamente, el paciente que deben atender, en primera instancia por una simple dermatitis.

Esta aventura es solo un preludio de la que de verdad importa, que es cuando conocen al Inmortal, habitante longevo del espacio que es casi una leyenda, pero que de pronto los recibe en calidad de voluntarios para ayudar a un planeta aquejado por un extraño virus. Ítalo y Krek deberán viajar al lugar y, a pesar de no ser médicos de urgencias, colaborar en todo lo que puedan.

La forma en que serán no solo de ayuda, sino claves en la solución del problema, contribuirá también a llevar a la pareja de amigos y compañeros a un clímax en su relación y a la historia a su momento más emocional.

Ítalo y Krek

A pesar de su corta extensión (108 páginas) y de tener el dinamismo propio de las aventuras espaciales de los libros pulp, Adiós, Loxonauta es una novela centrada en los personajes. Más aún, al lector le bastan un par de páginas para conocerlos y agarrarles cariño.

Gracias a la interconsulta en el primer planeta, entramos de lleno en su dinámica y en la forma en que trabajan juntos. La rapidez mental de Ítalo para encontrar soluciones, pero también para chamullar al más puro estilo chileno, complementado con la sensatez y calma de Krek, hacen que sus interacciones sean lo mejor de la lectura, muchas veces terminando en carcajadas por parte de quien sostiene el libro.

Una de las cosas más interesantes de esto es precisamente la especialización médica que ambos comparten, la dermatología. Desde el punto de vista de la ficción, no es una de las áreas de la salud más populares. Rara vez vemos o leemos una historia donde los protagonistas sean dermatólogos; lo más usual es ver cirujanos, médicos internistas o especializados en la infectología, si nos queremos ir al caso específico de uno de los doctores más populares de la ficción: Gregory House.

Pero en Adiós, Loxonauta, la dermatología es la tónica y el autor sabe sacarle el mayor provecho (cabe destacar que conoce muy bien la realidad de esta profesión, ya que él mismo la ejerce). Chistes que perfectamente podría hacer un dermatólogo en la vida real, anécdotas que suenan a sacadas de la experiencia personal o de cercanos, etc. No cuesta nada ponerse en los zapatos federados de Ítalo y Krek y verle el lado hilarante al hecho de, por ejemplo, viajar a través del espacio por una aparente dermatitis, afección que muchas veces se cura sola.

En medio de todo esto, vamos conociendo a este homonauta y a esta loxonauta, nos reímos con ellos (y de ellos un poco también, sobre todo de Ítalo), les tomamos aprecio y, cuando se acerca el final, nos duele aún más lo que ocurre. Juntos, son el tipo de personajes de los que uno nunca se cansa de leer.

Opinión personal

Habiendo leído todos los libros de la colección Vintage Pulp publicados hasta el momento, puedo decir que Adiós, Loxonauta es uno de mis favoritos. Sus poco más de cien páginas se leen como si fueran cincuenta y perfectamente podría haber seguido leyendo por otras doscientas, sobre todo por el cariño que le agarré muy rápido a ambos protagonistas.

Pero en especial, recomiendo este libro para aquellos que recién comienzan a leer ciencia ficción. Se siente ameno, cercano (incluso en términos de modismos, marcando algunas de mis escenas preferidas del libro) y no cuesta nada adentrarse en esa realidad de viajes espaciales, federaciones y arañas del tamaño de humanos.

Una lectura de las que uno sale con una sonrisa en la cara.