What remains of Edith Finch: Dosis de Realismo mágico

En esta reseña, What remains of Edith Finch nos recuerda la importancia de la vida, la muerte y el análisis de lo que dejamos tras irnos.

Escrito por Nicolás Morán Aguirre

Comiqueros.cl » Vídeojuegos » What remains of Edith Finch: Dosis de Realismo mágico

Estoy convencido de que estamos en el mejor de los momentos para ser «gamer», porque el número de juegos a los que podemos acceder es enorme y la dosis de magia que nos entrega What remains of Edith Finch también lo es.

No hay vida que se nos haga suficiente para poder cubrir todos los títulos que existen. Además, si consideramos el centenar de juegos que salen cada año, podemos dar por perdida esa batalla. Por lo tanto, somos de la idea de que los juegos, como los amigos, hay que elegirlos con pinzas.

Dentro del mundo indie, hay un juego que brilla, y que hoy, cerca de cinco años después de su lanzamiento, sigue sorprendiendo a quienes lo prueban y que, desde Comiqueros, recomendamos jugar.

Además, y antes de que salgan con que no saben dónde encontrarlo; está incluido en el Game Pass, en Steam y en la Playstation Store, por lo que no hay excusas para no probarlo.

Como una tarde en Macondo

La perspectiva del videojuego como arte, nos invita a pensarlo como un medio expresión y no un mero entretenimiento, por lo que sí están interesados en probar algo que nunca antes habían visto, prepárense para colocarse en la piel de la última heredera de la familia Finch.

Familia que tiene una maldición. Nuestro trabajo es entender cómo vivieron nuestros antepasados a través de un modelo de primera persona sobre momentos específicos de sus vidas. Básicamente, el juego va de revivir sus memorias para conocer nuestro pasado.

What remains of Edith Finch es un juego poco convencional. Lanzado en 2017, hecho en Unreal Engine 4 por el estudio Giant Sparrow y publicado por Annapurna Interactive, no dura más de 3 horas y decir que es un Walking Simulator es faltarle el respeto. Es como si hubieran agarrado el boom latinoamericano de 100 años de soledad y lo hubieran montado en un ordenador. El símil fílmico sería lo que pasó con Encanto, de Disney.

¿De qué va esto?

Partimos en un bosque y a lo lejos, cerca de la playa, se erige la casa de los Finch. Ruinosa y con una estructura poco orgánica para ser una edificación. Nos vamos acercando y debemos ingresar a nuestra casa, para darnos cuenta de que todo está silencioso… lleno de polvo y recuerdos de tu dinastía familiar.

Decenas de habitaciones que están selladas, por las cuales no podemos entrar de forma convencional, son las que van modelando el gameplay y dando las directrices de hacia dónde debemos dirigirnos.

Si bien el juego es bastante lineal y podemos decir que perderse es prácticamente imposible, requiere cierto ingenio pensar cómo sortear las puertas cerradas y visualizar espacios que puedan ser eventuales ingresos a otras partes de la casa.

Para ello, la voz de Edith actúa como narradora y los subtítulos en el ambiente, van apareciendo en distintos lugares, señalando cosas a las que acercarnos, invitando a que nos dejemos guiar.

Cada habitación va contando una historia y con ella, una mecánica diferente. Prácticamente no hay repetición de éstas, por lo que se debe prestar atención a lo que la historia te va solicitando. Es una mezcla de géneros y medios que no había visto antes, aunque nos recuerde un poco a Gone Home.

Desde elevar una cometa, pasando por columpiarse de un árbol, hasta mover juguetes dentro de una tina, son algunas de las cosas que tendremos que hacer para desvelar los secretos de la casa y cómo fue que nos convertimos en la última de nuestro linaje.

La perspectiva de primera persona hace de este juego algo único y logra que hagamos la inmersión en una historia que a momentos toma tintes bastante perturbadores, pero que vale la pena experimentar completamente.

Lo que queda de Edith Finch en nosotros/as

Mucha gente suele buscar juegos para divertirse o distraerse, lo que me parece fantástico, yo lo suelo hacer seguido a decir verdad, pero si tuviera que recomendarles que usaran tres horas de su tiempo para analizar sobre sus vidas y sobre lo que significa la familia, la vida y la muerte, les diría que jugaran esto.

No es un juego puntero en gráficos, eso está claro, aunque se vea estupendo. Por otro lado, su gameplay no es frenético ni pretende serlo, porque no lo necesita. Es un juego hecho con amor, que desprende en cada píxel un ansia de contar una historia compleja y fascinante.

Cuando me preguntan con qué me quedo al finalizarlo por segunda vez, puedo afirmar que me quedo callado, con los ojos llorosos, al igual que la primera vez que lo terminé y, dicho sea de paso, con muchas preguntas. Pero no sobre el juego, sino que sobre mí mismo, y creo que eso es lo que hace grande a este título.

Este juego habla sobre la importancia de lo que somos y de lo que dejamos tras irnos. Al concluir el día, a veces vale la pena cuestionarse cuál es el legado que entregaremos a quienes se quedan acá después de que nos marchamos.