Trilogía «Before», acto uno: Before Sunrise

Un repaso acto a acto de una de las trilogías románticas más recordadas del cine. Acto uno: Before Sunrise.

Escrito por Ktlean

Comiqueros.cl » Cine y televisión » Trilogía «Before», acto uno: Before Sunrise

Vivimos una era de secuelas, precuelas, reboots y remakes. Es rara la franquicia exitosa o medianamente exitosa que se haya mantenido intacta y siempre hay nuevos rumores de las posibles refritos de las que, de momento, no han caído en manos de las revisiones actuales. A veces funciona, a veces no; en todas las ocasiones es un riesgo debido a las expectativas y a la nostalgia, que puede ser aliada o enemiga.

Las secuelas no dejan de estar sujetas a esa mirada crítica que las tilda de ser un recurso ligado al márketing, o la muestra clara de que Hollywood está carente de ideas nuevas. Aún así, son probablemente las más usadas, porque suelen ser las que surgen de forma más natural. Beben, después de todo, de una necesidad muy humana: saber qué pasó después.

Si el espectador generó un vínculo con la trama y especialmente con los personajes, es muy posible que en su fuero interno desee una continuación, por mucho que se le haya entregado en su momento un final «satisfactorio».

Es lo que sucede, por ejemplo, con la trilogía Before. Compuesta por Before Sunrise, Before Sunset y Before Midnight, se le considera una obra de culto y una muestra de que cuando las continuaciones se hacen con cariño y respeto por el material original, no solo gustan, sino que amplían lo que ya gustó en un primer momento.

Conscientes de que una nota es insuficiente para hablar de las tres, hemos decidido dedicarle una nota a cada una, a sus características esenciales, a lo que aportan a la historia de amor entre Jesse y Céline. Así que empecemos por…

Before Sunrise, el inicio

Corría el año 1995 cuando en Estados Unidos se estrenó Before Sunrise (Antes del amanecer). La película, dirigida por Richard Linklater, fue merecedora del Oso de Plata del Festival de Cine de Berlín, además de las aclamaciones de la crítica y toda una ola de fans que hasta día de hoy la aman.

Cuenta con Ethan Hawke en uno de los roles protagónicos, que para entonces ya llevaba diez años de carrera actoral en el cuerpo y había brillado en La Sociedad de los Poetas Muertos y Generación X. Su contraparte, Julie Delpy, era una actriz con una carrera más corta, pero no por eso menos exitosa, destacando en 1990 con su papel en la película Europa Europa.

La historia se centra en Jesse, un joven estadounidense que viaja en tren por el continente europeo por motivos que en un principio desconocemos. En el tren conoce a una joven francesa, con la cual intercambia algunas palabras a raíz de una pareja que pelea cerca de ellos. Ese diálogo que nace entre dos desconocidos será el punto de partida de una larga noche por las calles de Viena cuando Jesse le ofrece a Céline bajarse con él y hacerle compañía hasta que parta su avión hacia América.

La trama de la película es muy simple: dos jóvenes que caminan y conversan, se conocen, se enamoran; todo con un límite de tiempo, el amanecer. Sus personalidades tampoco son extravagantes. Él tiene una actitud a veces cínica, pero no puede esconder lo embelesado que está por ella. Por su parte, ella es más idealista, romántica si se quiere, pero cuando es necesario dar un paso más en la relación, es la primera en dudar si hacerlo o no.

No hay más, esa es la historia que esta película nos entrega.

Dicho así, podría pensarse que el espectador casual de Before Sunrise está condenado al aburrimiento. Sin embargo, debido a sus protagonistas, a Viena y la belleza de su noche y la maravillosa dirección, esta película no te deja despegar la mirada de lo que está pasando.

¿Por qué? Esa es la pregunta clave.

La cámara, nuestros ojos

Cuando vemos una película, sea cual sea, no siempre somos conscientes de las diversas formas en que se nos está contando la historia. De manera superficial, podemos creer que la información se nos entrega solo a través de los diálogos y las expresiones de los actores. Pero el lenguaje audiovisual va mucho más allá.

Desde el encuadre, el color, la posición de la cámara, el fondo, la simetría o falta de esta, la música (que es solo una parte del diseño sonoro), hasta los seres humanos que están actuando, todo, absolutamente todo lo que vemos (y no vemos) en pantalla comunica.

Tener claro esto es la clave para entender por qué Before Sunrise es tan apreciada. Porque si bien casi siempre subyace la idea de que la cámara es el ojo del espectador, pocas veces se logra tan bien como acá.

Para entender esto, debemos tener en cuenta el particular inicio de esta historia: dos jóvenes se topan en un tren en medio de un viaje. No se conocen entre ellos, ninguno de los dos está en su ciudad o siquiera país natal. No hay un vínculo inicial que una a los personajes entre sí ni con el espacio que habitarán durante toda la película. Ellos y nosotros estamos en igualdad de condiciones, situación que, si lo pensamos bien, rara vez ocurre en la ficción. En esta suele haber alguien en ventaja la mayor parte del tiempo.

En Before Sunrise, tal como Celine y Jesse deben conocerse, nosotros debemos conocerlos a ellos. Se forma un vínculo triangular: la joven francesa, el joven estadounidense y nosotros. Somos todos desconocidos. Ellos recorren la ciudad y hablan para dejar de serlo y, en el transcurso, dejan de serlo para quienes miramos la pantalla.

Esta sensación de «ser un testigo» se acrecienta gracias a la forma en que está grabada. Tomas largas (plano secuencia), a veces estáticas (como la escena en el tranvía), a veces móviles (mientras ellos caminan). No hay cambios de cámara si no son necesarios, casi no hay primeros planos. En resumen, casi no hay artificios. La cámara es nuestra mirada, lo que nos permite seguir a Jesse y Celine a lo largo de la única noche que pasarán juntos.

Hay que ir más allá. El plano secuencia es un recurso complejo de llevar a cabo porque requiere una planificación mayor (sobre todo si es móvil, sobre todo si no se ejecuta en un estudio cerrado, como ocurre acá). Si se comete un error, el metraje que debe regrabarse es mucho más largo que en una escena con varios cambios de plano. Pero hay otro elemento crucial, y es que el actor debe actuar durante mucho más tiempo.

En Before Sunrise los personajes hablan y hablan. Hay periodos de silencio (que también comunica, claramente; como muestra de eso tenemos la escena icónica en la tienda de discos), pero en general es una larga charla que versa sobre muchos temas. El hecho de que varios de esos momentos de conversación hayan sido grabados en tomas largas, le da una sensación de realismo que no es muy usual en el cine.

Ambos personajes quieren saber más del otro y quieren darse a conocer. Para eso exponen ideas, se lanzan chistes. A veces surgen momentos de incomodidad, incluso ocurren breves discusiones. Se interrumpen, hablan uno encima del otro. Como en las charlas reales, como cuando estamos conociendo a alguien. Todo esto contribuye a hacernos parte de lo que ellos están viviendo y, sobre todo, sentir que lo que vemos es real.

Últimas palabras

Before Sunrise no pretende reinventar las historias de amor, ni el género de la comedia romántica. No es la película más original sobre el tema, ni nos entrega quizás el romance más memorable. Es exactamente lo que promete: el retrato de una noche en la vida de dos jóvenes que se conocieron un fortuitamente en un tren. Y aun así, se vuelve memorable; lo sería incluso si no existieran sus secuelas.

Destaca por su simpleza y su honestidad. Eso articula todo lo que vemos: su fotografía, sus actuaciones, sus diálogos, su final. Sin grandes ambiciones, solo dos personas charlando y enamorándose en Viena antes del amanecer.