Trilogía «Before», acto dos: Before Sunset

Seguimos con el repaso acto a acto de una de las trilogías románticas más recordadas del cine. Acto dos: Before Sunset.

Escrito por Ktlean

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Las segundas partes son difíciles. Las primeras también, pero corren en otra liga. Es más común perdonar los errores de las primeras partes que de las segundas. Hay más justificaciones a mano, una actitud general de permisividad. Si la primera parte funcionó, si incluso fue un éxito, la segunda debe serlo aún más. Debe ser una confirmación.

Esta nota debe servir como confirmación a dos niveles: debe confirmar que la película a analizar es igual de buena o mejor que su antecesora… Y también debe confirmar que esta trilogía de reseñas es necesaria, no solo un gasto de espacio en la internet.

Por fortuna, la película que revisaremos hoy es una buena compañera. Quizás no transcurre en la noche de Viena, culminando con la luz del amanecer; pero sí recorre la tarde parisina, ciudad idealizada tanto en la literatura como en el cine, sobre todo si de comedia romántica se trata. Y aunque ya no somos tan jóvenes, ni somos tan idealistas, Before Sunset es una película idílica en su fuero más interno.

Pero nos estamos adelantando. Esta es una introducción, un «bienvenidos de nuevo». Y antes de eso, por el bien de nuestra memoria, un breve «en el capítulo anterior»: Before Sunrise, la historia de Celine y Jesse, dos jóvenes que se encuentran de manera fortuita, se enamoran en el transcurso de una noche y se separan al amanecer con planes para volver a encontrarse en seis meses más. Así los dejamos: despidiéndose en la estación de tren, añorando verse otra vez.

Así que bienvenidos de nuevo y continuemos con…

Before Sunset, el reencuentro

Solo que este reencuentro no ocurre seis meses después. Sucede tras nueve años, de manera (otra vez) fortuita, casi (importante destacar ese casi) imprevista. El escenario ha cambiado: ya no comenzamos en un tren, sino que en una librería. No hay un viaje de por medio, nadie se está trasladando en ese instante de un lugar a otro. La ciudad en esta oportunidad es París, que, si recordamos bien, es el lugar donde vive o vivía uno de los personajes, Celine. Parecen elementos al azar, pero no lo son. Ya volveremos más adelante a ellos.

Jesse, el joven que conocimos nueve años antes, es ahora un escritor con cierto renombre. Se encuentra en París para presentar su más reciente novela, que cuenta la historia de dos jóvenes que recorren Viena durante una noche hasta que llegue el amanecer, momento en que deben separarse… ¿Les suena? Pues a Celine también.

Mientras Jess está respondiendo preguntas sobre su obra, la mayoría de las cuales tienen el objetivo claro de hacerle reconocer qué tanto de biográfico tiene su novela, mira hacia un punto de la librería y la ve. Allí, en medio de franceses desconocidos, está la joven de la que se enamoró nueve años antes.

De una manera algo torpe, ambos comienzan a hablar. Él está sorprendido, ella no tanto. Y es que Celine lo reconoció gracias a un anuncio, sabía que lo encontraría allí, decidió ir a verlo. La importancia del casi de tres párrafos atrás.

Deciden aprovechar ese reencuentro y salen de la librería con el fin de recorrer la ciudad. De nuevo, hay un límite de tiempo. De nuevo, es determinado por Jesse, quien debe tomar un avión de vuelta a Estados Unidos. Esta vez, hay otras personas, no solo él, que están atentas al cumplimiento de ese plazo: su agente, el chofer encargado de llevarlo al aeropuerto y la esposa e hijo que lo esperan al otro lado del Atlántico.

Pero él no desiste, al contrario; le insiste a una Celine que no pierde oportunidad de recordarle su vuelo, que aún hay tiempo, que recorran un poco más, que sigan hablando para reducir esos nueve años a otro diálogo sin descanso.

Perder el vuelo

El arte está en los detalles y esta trilogía es una muestra de ello; cada entrega tiene elementos distintivos que la vuelven única. Por eso, a diferencia de lo que hicimos en la nota sobre Before Sunrise, no nos centraremos ahora tanto en los aspectos audiovisuales, no porque no sean dignos de mención, sino porque los recursos en ese apartado son prácticamente los mismos que en la primera entrega.

Con Before Sunset, su director demostró que estaba construyendo una narrativa, además de creando una secuela. Dicha narrativa es tan compacta y a la vez tan fluida, que uno se pregunta si Richard Linklater tuvo siempre en la cabeza esta historia de amor a través del tiempo, con intervalos entre cada entrega casi idénticos, o si fue algo que surgió en el camino. Al ser el director de Boyhood, uno podría aventurar que sí, lo planeó siempre.

Pero volvamos a Before Sunset. En esta nota nos centraremos en aquellos elementos de la trama o la ambientación que colaboran para que esta segunda parte sea el eje perfecto entre su antecesora y su secuela. El más importante de todos: el escenario.

Como se dijo en la nota de Before Sunrise, Viena era una ciudad ajena a ambos personajes. Era, además, un lugar de paso: Jesse debía esperar ahí su avión y para Celine pretendía ser otra parada más en su viaje de retorno a Francia. Tanto es así, que uno podría aventurar que tal como fue Viena, pudo ser cualquier otro lugar.

En Before Sunset, sin embargo, Celine comienza de inmediato con ventaja. Es su ciudad, su hogar, su país natal. Ella está ahí antes de su encuentro con Jesse y seguirá allí luego de que él se vaya. Esto nos da un punto de apoyo, cierta estabilidad que no se sentía en Before Sunrise. De hecho, para reforzar esta idea, es necesario recalcar el punto de partida, la librería Shakespeare and Company. Esta, además de ser un destino turístico para todos los visitantes bibliófilos de París y una de las tiendas de libros más importantes de la ciudad, está allí nada menos que desde 1919.

En términos de ambientación, entonces, tenemos una base mucho más sólida que en la primera parte de esta trilogía. Esto, a su vez, le da más estabilidad (aparente) al personaje de Celine y transforma a Jesse en el claro visitante. Esto se percibe a lo largo de todo el recorrido, que supone gran parte del film: Celine es la que guía, Jesse el que se deja guiar.

Pero la clave es que dichos elementos de ambientación chocan con las realidades de cada personaje. Es ahí donde reside la verdadera fuerza de esta película. Porque tal como esta película es un reencuentro entre Celine y Jesse, también es un reencuentro de nosotros con ellos. Todos queremos saber en qué estuvieron, qué hicieron estos nueve años, por qué no se reencontraron antes, qué pasará de aquí en más.

Con el diálogo, nos vamos dando cuenta de que Jesse está casado, que tiene una carrera cada vez más promisoria como escritor. Celine, por su parte, tiene una vida, podríamos decir, más volátil. Su trabajo es difícil de definir, su novio viaja demasiado y apenas lo ve. Tras las circunstancias de cada uno, bajo las capas que van cayendo a medida que se recupera la antigua cercanía, asoman las dudas que ambos tienen respectos a sus vidas: Jesse no ama a su esposa, Celine está cansada de nunca tener una relación de verdad.

Y hacia el final, cuando el tiempo casi se acaba, ocurre el cambio de escenario crucial para entender hasta qué punto esta película es el eje de la trilogía: Celine lo invita a su casa. Por primera vez vemos un lugar privado, el refugio de uno de los dos protagonistas. De lo macro (París, su ciudad) a lo micro (su departamento), Celine termina de establecer su ventaja y pone en jaque a Jesse.

¿Perderá o no perderá el avión?

Últimas palabras

Before Sunset es una mezcla de estabilidad y cambio, un momento de decisiones. En particular, es mi favorita de la trilogía porque retoma algo de la idealización y el romanticismo juvenil de la primera, pero con el objetivo de analizarlo y manosearlo hasta revelar lo que esconde: no cinismo, sino más bien una evidente pérdida de la ingenuidad.

Nos lleva a preguntarnos hasta qué punto es posible recuperar una idílica historia de amor de juventud mientras recorremos París bajo la menguante luz del atardecer.