Reseña «Paddelton»: Una amistad real

Dos vidas no tan diferentes unidas por una amistad que deberá soportar el camino más abrumador de todos: La muerte. Esto es Paddelton.

Escrito por Felinesio

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Uno de los géneros cinematográficos más gratificantes que podemos ver es el que, coloquialmente hablando, podríamos denominar como el «nothing happens, yeah, but the vibes». Estos dramas que sobrellevan problemas cotidianos de una manera muy personal, suelen ser, como mínimo, conmovedores.

Paddleton (2019) no es la excepción. Una historia breve (poco más de una hora), sincera y, sobre todo, muy bella.

En un barrio normal, nos encontramos con dos buenos amigos, Michael y Andy: sin familia, solteros, y vecinos. Estos compañeros se suelen reunir cada día en una amena rutina para ver películas de Kung Fu, beber y jugar algo que ellos inventaron: El Paddelton.

Un día, Michael recibe una dura noticia, le diagnostican cáncer terminal. Frente a esto, decide, sin demasiadas dudas, la eutanasia para sí mismo, evitando un proceso médico que no le asegurará nada.

Con esta situación dada, ambos amigos vivirán sus últimos días juntos antes de la inminente partida de Michael.

Uno de los puntos fuertes de la película es lo que deja relucir desde un primer momento: la amistad entre estos dos. Su relación es algo único, y aunque parezca que solo los unen las actividades que hacen juntos, a medida que avanzamos nos damos cuenta de que están ahí el uno para el otro hasta el final. He ahí su mayor fortaleza, se siente real. Esto es algo que se va reforzando a medida que se acerca la hora de la verdad para Michael. Poco a poco comienzan a abrirse al otro como nunca antes lo habían hecho.

De hecho, la película tantea la idea de un romance entre ambos, la cual nunca va mucho más allá que un par de segundos de incomodidad. Afortunadamente, esto hace que el clímax de la película sea mucho más emotivo que lo que habría sido si hubieran estado en una relación amorosa. Haciendo del cariño entre estos dos algo muy disfrutable de ver.

Por otro lado, el humor que trabaja la cinta no es nada que no hayamos visto en otros metrajes, pero alguna sonrisa o alegría nos dará sin ninguna duda. Lo mismo para la dirección; no vamos a ver constante belleza estética en cada plano o una dirección brillante, pero sí una cercana, que nos hace entender a los personajes mucho más.

Tampoco esperemos grandes giros de guion, pues se mantiene extremadamente simple durante toda la película. Pero se nota que la historia escrita por Mark Dupplass fue directo al grano, sin darse mayores vueltas, y eso se agradece.

Y hablando de Mark Dupplass, interprete de Michael, logra una gran dupla junto a Ray Romano como Andy. Con una muy buena química, entregan una amistad verdaderamente emotiva y una actuación de otro mundo sobre el final de la cinta.

Quizá el único problema real que tiene está película es su escena final. Se siente fuera de lugar, como si se intentase cerrar algo que no necesita ser cerrado. O quizá la forma en la que se intentó hacerlo no fue la mejor. Es una pena que no se haya jugado más con elementos que se proponen a lo largo de la trama para cerrar de mejor manera. Sea como fuese, el clímax es demasiado bueno, pero los últimos dos minutos de cinta no le hacen justicia al mismo.

Paddleton es una de aquellas películas que al terminarla sabes que no has visto nada que vaya a cambiar tu vida, ni que te ha abierto un tercer ojo cinematográfico. Pero es simple, amena y bella. Al final te deja muy satisfecho, con una sonrisa y, sobre todo, con una sensación de nostalgia en ti.

Puedes encontrar Paddelton en Netflix.