Reseña de El chico de la piel de cerdo y otros relatos que jamás deberías de leer

Hoy revisaremos El chico de la piel de cerdo y otros relatos que jamás deberías leer, escrito por Raiza Revelles, ilustrado por Berenice Medina, y traído por editorial Planeta. El libro es una recopilación de 12 cuentos y 6 poemas, todos construidos sobre la base del terror juvenil.

Raiza Revelles, de 26 años y nacida en México, comenzó su carrera en Youtube a comienzos del 2012. Pese a que siempre se consideró una fanática de la literatura y la cultura asiática, en 2019 decidió dar un giro radical al tipo de material que subía, pasando a temas paranormales y más oscuros, pero siempre enfocados al público juvenil.

Terror y nostalgia

Los 90’ y los comienzos del 2000 fue una de las mejores épocas del terror juvenil gracias a la competencia constante entre el extinto canal Fox Kids y Nickelodeon. Ambos apuntaban a romper el dominio de otras cadenas de animación con proyectos más arriesgados, especialmente centrados en sátira distorsionada y una presentación extraña, psicodélica, agresiva y en constante movimiento.

La lucha por la atención de los jóvenes fue despiadada y sin pausas. Por un lado, Fox Kids comenzó a transmitir películas japonesas desconocidas en occidente hasta el momento, como Patlabor o Ciber Team in Akihabara. Por el otro, Nickelodeon invirtió en una sólida batería de Sitcoms juveniles como Kenan & Kel y Clarisa la bruja adolescente.

Es en este periodo donde aparecieron tres de las series más conocidas y recordadas dentro del género del terror juvenil: ¿Le temes a la oscuridad? por el lado de Nickelodeon. Y Escalofríos junto a los Cuentos de la cripta por el lado de Fox Kids.  Y aunque obviamente no son las únicas, sentaron las bases de un terror liviano, fácil de masticar, también muy urbano e impregnado con los gustos de la época.

El chico de la piel de cerdo

Pero «¿por qué tanto contexto, señor conejo?», te estarás preguntando.  Y es que el libro de Raiza Revelles aplica la fórmula clásica de una forma más fresca, presentando historias de terror simples y livianas, pero adaptadas a un público joven que puede enganchar fácilmente gracias a su curiosidad.

Más que asustar, siento que el objetivo del libro es causar incomodidad; ejercitar la imaginación para que te pongas en la posición del personaje. Todo con una narrativa sencilla pero eficaz, casi como si un amigo te estuviese contando una anécdota personal. La típica historia ambigua que pasó de boca en boca y que por lo tanto es imposible comprobar o rastrear.

La sensación nostálgica me sacó una sonrisa. Me imaginé de vuelta en esa época donde me sentaba junto a mis amigos luego de jugar a la pelota hasta que el sol se ocultaba, el momento perfecto para aprovechar el misticismo de una ciudad cubierta por la bruma y las siluetas distorsionadas que sobresalen de los callejones mal iluminados, para compartir esas pequeñas anécdotas que primero hacen reír, luego causan un silencio incómodo, y finalmente nos hacen preguntar ¿y qué tal si?