Reseña a Parasyte: Los humanos desde otra perspectiva

Le damos una hojeada a la obra de Hitoshi Iwaaki y cómo recurre al argumento de los parásitos para mostrar el descontento con los humanos.

Escrito por FanoPetrikov

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Podemos entender como parásito a cualquier organismo que se alimente de otro, ya sea de sus sustancias, sus heces o incluso del ser mismo. Esto se puede hacer desde dentro o desde fuera, pero independiente de esto, no quiere decir que el ser parasitado no pueda contraer contacto alguno y hasta una enfermedad con su propio parasito.

Teniendo esto en consideración, como una definición casi de diccionario, podemos comenzar a hacernos preguntas respecto a nuestra existencia como humanos. No es novedad el saber que el planeta tiene vida propia, la naturaleza se rige por sus leyes, los animales por sus instintos. El día que tiene ciclos, la marea que sube y baja, las estaciones que recorren los meridianos. El planeta está vivo.

Y esta vida se ve retroalimentada por sus animales. El polvo del desierto se va al mar, el mar alimenta sus algas, las algas alimentan sus peces, los peces alimentan a otros mamíferos, las aves se comen los peces, emigran por las temperaturas, las temperaturas mantienen las corrientes marinas, se desarrolla el ciclo del agua y así, todo es parte de un sistema aún más grande. Pero, ¿y el humano?

Parasyte es un manga escrito e ilustrado por Hitoshi Iwaaki, publicado entre los años 1988 y 1995. Se extendió por diez volúmenes tankobon, que luego fueron recopilado en ocho tomos Kanzeban. Actualmente se encuentra patentado al español por Planeta Cómics. También cuenta con adaptaciones en live action y un anime serializado por Madhouse (Hajime No Ippo, Chobits, Monster, Death Note, etc…), disponible actualmente en Netflix.

Sinopsis

Transcurre una tranquila noche en Tokio, cuando una serie de parásitos aparecen en la ciudad, entrando a las casas y tomando formas de culebras. Estos comienzan a entrar en el cuerpo de los humanos por los orificios de su cabeza, la boca, la nariz o las orejas, todo con la finalidad de poder tomar control de su cerebro.

No será así en Shinichi Izumi, un adolescente de 17 años quién tuvo la buena fortuna de estar con audífonos en el momento de la invasión. Aún así, el parasito intenta dar la pelea, lanzándose directamente a su brazo, pero Izumi logra evitar que este avance a través de él, dejándolo alojado en su brazo derecho.

Con el tiempo, Shinichi y el parásito ahora bautizado como Miggy, tendrán que aprender a convivir y aprender el uno del otro. Esto los llevará a verse afectados de diferentes maneras, tanto anatómica como socialmente. Pues los parásitos están entre los humanos, los devoran como alimento y tratan de mimetizarse en los sistemas sociales que existen, van al colegio, a trabajar e incluso, incursionan en la política.

Los parásitos tienen la habilidad de poder aprender rápido, cuentan con una fuerza increíble y, además, pueden modificar su cuerpo de la manera que sea, logrando adoptar cualquier forma de manera chiclosa o afilar sus extremidades con la dureza del acero. Se alimentan de otros seres humanos y logran ubicarse entre ellos a través de una especie de telekinesis.

Opinión y argumento

Parasyte tiene un inicio rápido en cuanto a ponernos en contexto, es decir, pasa esto y luego esto y listo, estamos en la trama. Pero tiene la desventaja de que es muy lento, de hecho, no logré enganchar hasta bien adentrado el tomo tres.

Por alguna extraña razón, su protagonista, Izumi, de personalidad un poco extravagante e introvertida, logra desarrollar una “normalidad” dentro de la historia en todo momento, independiente de las crisis que se puedan estar viviendo en la trama, tales como el asesinato de su madre, un par de masacres en el colegio o en lugares públicos e incluso el hecho mismo de ser parasitado y tener una vida alienígena en su brazo.

Aun así, creo que puedo darle algunos puntos a su rol protagónico. Primeramente, toma el valor necesario cuando debe hacerse, y lo hace de una manera realista, en el sentido que es prácticamente “o lo hago o me muero”; es un punto a favor antes de que lo buffeen a pito de nada.

Segundo, es que es un personaje que prioriza lo que hay que hacer por sobre su complejidad emocional o los vínculos que se puedan ver afectados. Acá Miggy (su parásito) juega un rol importante. Esto debido a que, desde un principio, le aclara que él no tiene la capacidad de evocar emociones y por ende, no se siente ligado a nada ni nadie. Primero está la supervivencia, segundo la seguridad y tercero la integridad. Esta función de superyó auxiliar es súper interesante.

En cuanto a los personajes segundarios (VIENE EL SPOILER) me quedo absolutamente con Kana. Es muy valorable en su capacidad de asertividad a la hora de inmiscuirse un poco en el asunto, pero una pena por su precoz muerte, que me terminó por matar un poco el manga.

Imagen en honor a Kana y toda su sensualidad.

Aún así, existe un trasfondo más grande, el origen de los parásitos. Esto no tiene una respuesta clara en el manga y tampoco se resuelve completamente, además, los parásitos tampoco son exterminados de la faz de la tierra. Reiko Tamura es el personaje más valioso de la serie, pues este parásito, al poseer a una mujer, dentro de su investigación del nuevo cuerpo, queda embarazada.

Al ser madre, le surge un interés enorme respecto al origen de la vida, y desde este punto su personaje se mueve de manera ambivalente entre los bandos de los parásitos y los humanos, para llegar a la conclusión de que los parásitos somos todos, y que la única manera de existencia posible en un planeta como el nuestro es la cooperación y el aprender a convivir.

Últimas palabras

Es probablemente Parasyte un manga bastante plano, que a ratos se desvía un poco del centro de su trama. Uno espera que se desarrolle un enfrentamiento definitivo entre parásitos y humanos por el dominio de la tierra, pero no es así.

Hay lapsus y capítulos con personajes innecesarios, que quizá podrían haber sido remplazados por un par de tramas de acción o sus buenas peleas, y haría de esto algo más shonen de lo que parece. Inclusive su final, respecto a la salvación de Satomi, es algo un poco forzado. Se entiende el concepto, pero el camino tan largo lo hace un poco meloso.

Aún así, quiero quedarme con la idea de que Parasyte busca dar el sentido de que los humanos no somos diferentes a los parásitos. Matamos a otros seres vivos, contaminamos los ambientes, generamos crisis ambientales, causamos guerras entre nosotros, nacemos, nos reproducimos y morimos. Es quizá este el norte del mensaje, y también es quizá hora de comenzar a coexistir con la tierra y dejar de parasitarla.