Reflexión, Crisis Core: Final Fantasy VII fue especial

Final Fantasy VII es uno de esos juegos que dejan marcas, ya sea por su historia, sus personajes, o el hecho de que para varios fue la primera toma de contacto con el JRPG. No es un juego perfecto, ya que es imposible la perfección, pero es innegable que tiene algo mágico tras de sí. Ya contamos con un análisis en la página para ahondar más en él.

Por muchos motivos, Square Enix quiso hacer un Remake de esta obra, aunque dividida en tres partes. Pueden ser por tanto motivos de expresión o de exprimir la nostalgia, pero lo creado con esta entrega da espacio para dar a luz a varias historias interesantes. 

Anteriormente y con motivo del décimo aniversario de FFVII, Square Enix creó el proyecto Compilation of Final Fantasy VII, que sería una serie de proyectos de diversa índole que expandirán la trama de la querida entrega. Dentro de este compendio encontramos la película Advent Children y el juego Dirge of Cerberus, con resultados que dejaron divididos a sus fans. 

No quiero entrar en detalles sobre la calidad del Remake que forma parte del compilado, ya que recién lo estoy empezando. En lo personal, y comparando con lo hecho en Dirge of Cerberus y Advent Children, el proyecto que más destaca de esta iniciativa fue Crisis Core; una precuela que, situada varios años antes de lo visto en la obra original, es muy especial. 

Los ejes de Crisis core

Square Enix perdió la esencia de sus obras en la época de Xbox 360, PS3, y Wii. Pero, milagrosamente, en las consolas portátiles crearon obras muy destacables. En DS nos trajeron los remakes de Final Fantasy III y IV, la continuación de Final Fantasy XII, Kingdom Hearts 358/2 Days, y un Four Heroes of Light que sería la base para Bravely Default. En PSP nos otorgaron el Dissidia: Final Fantasy, Final Fantasy Type 0, y el juego que nos ocupa.

Crisis Core aprovechaba bien el hardware de la PSP para traernos algo que lucía muy bien para estándares de la máquina en cuestión, pero nos hacía soñar con el deseado remake de Final Fantasy VII. Ese juego era como una ventana hacía el futuro. 

El sistema de combate sentaría las bases de lo que veríamos en el futuro de Final Fantasy, dejando los turnos por acción pura, aunque sin descuidar el componente táctico. Pero estamos dejando de lado un detalle, y es la emotiva historia que cuenta Crisis Core.

La base de hacer es una buena precuela está en no solo aportar detalles adicionales a lo que ya sabemos, sino que también hay que darles un giro para que los acontecimientos a futuro sean potentes.

Esto no es tanto spoiler, ya que en FFVII conocimos el trágico destino de Zack, nuestro protagonista. Él era alguien a quien veíamos de lejos. Pero al conocerlo más en crisis y comprender sus ideales, es lo que nos hace quererlo más. Zack logra tener un buen carisma a lo largo del viaje, y esa construcción está tan bien definida, que cuando llegamos a su final, es donde todo logra tener sentido.

El también cómo conocemos otras facetas de personajes que ya conocíamos como Aerith o Sephiroth es lo que nos hace darnos otras perspectivas cuando revisamos la obra original. También se humanizan más a los empleados de Soldier, así como presenciamos a un Sephiroth en su momento de más auge. 

El otro gran aporte que tiene Crisis Core hacía el medio de los videojuegos es el plasmar la tragedia. Los finales felices clichés o finales muy ambiguos no gustan tanto. Es por eso que las precuelas bien ejecutadas pueden ser un terreno de experimentación muy provechoso. El periplo de Zack es la muestra de que se pueden crear grandes tragedias, además de construir un puente a la esperanza.

Crisis Core es el proyecto que más logra acercarse al Final Fantasy VII en términos de feeling. No es juego perfecto, pero logra cautivar en su ritmo. 

Ahora que se viene un remaster a fines de año, al fin esta obra no quedará en el olvido y más gente podrá jugarla. Si ya recorriste Final Fantasy VII, te recomiendo también deleitarte con Crisis Core. Más aún con lo que veremos al terminar el 2022.