¿Por qué amamos Crayon Shin-chan?

28 años ha cumplido Crayon Shin-chan, el cautivador anime sobre las vivencias de un niño a las afueras de Tokio

Escrito por Chile en viñetas

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El argumento de Shin-chan es simple: un niño de cinco años vive con su familia en Kasukabe, pueblo cercano a Tokio, Japón, donde va a la guardería y se junta a jugar con sus amigos. Lo que puede parecer simple, es un anime que ya tiene 1055 capítulos y aún continúa en emisión. Su debut fue en 1992 de la mano de TV Asahi, compañía japonesa de televisión.

A Chile llegó de la mano de Fox Kids, para luego recalar en Chilevisión y finalmente en Etc… TV y Animax. Debido a su popularidad, es difícil que una persona chilena que haya nacido en los noventa no haya visto al menos un capítulo de esta serie.

Shin-chan es el protagonista, pero siempre en relación con su familia, los Nohara, con su perro Nevado o con sus amigos de la guardería Futaba, con quienes también va al parque a jugar. La gran particularidad que tiene es que el protagonista disfruta exhibiendo su trasero, con el que posee una gran habilidad para desarrollar distintas actividades, desde bailar hasta jugar fútbol.

Si bien puede parecer entretenido, pareciera que no da para que lleve casi treinta años en emisión, pero entonces ¿Por qué lo siguen dando? ¿Por qué se sigue viendo? ¿Por qué amamos Shin-chan?

Nevado, la mascota de la familia Nohara

Razones para el amor

Hay múltiples respuestas a estas preguntas. La vida de Shin-chan es la de una familia japonesa promedio. El anime tiene una gran capacidad para reflejar cómo es la vida en Japón más allá del gigante tecnológico, la cuna de los otakus o del país donde los trenes piden perdón si se demoran un segundo en pasar. Si ven a cualquier youtuber que viva en Japón (como Ruti San), pronto se darán cuenta que las mismas cosas que les pasan a ellos pasan en la serie. El funcionamiento de la escuela, las costumbres, las tradiciones, etc.

Tanto es así, que Shin-chan puede estar desesperado por llegar a ver Ultrahéroe, su programa favorito, pero igualmente se saca los zapatos antes de entrar a la casa. Estos actos sutiles, que pasan desapercibidos, muestran a los occidentales la forma de vivir que tienen en Oriente y permite cercanía e identificación para los habitantes locales.

Shin-chan y sus amigos de la guardería Futabe

Las temáticas que aborda el anime también juegan a favor del vicio que provoca. Son simples, situaciones de la vida cotidiana, pero tratadas con delicadeza. Uno no ve Shin-chan para sufrir, sino que para pasar el rato y entretenerse. Por supuesto que esto no implica que haya capítulos emotivos, que eludan temas difíciles o que sea un todo plano y sin ritmo.

Hay unos especiales de terror que dejan los pelos de punta a cualquiera, hay capítulos históricos que ayudan a entender un poco más a Japón, algunos donde aparecen niños enfermos, discriminados, ricos y pobres. Muestran la ingenuidad de los niños, al mismo tiempo que exhiben la profundidad que pueden tener sus pensamientos, le dan una voz propia a la infancia y los plantan como seres autosuficientes que son capaces de sentir, decidir y amar.

Centro comercial de Kasukabe

Más allá de la pantalla

Hablar de amor a Shin-chan no es una exageración. En Kasukabe, pueblo natal de los Nohara, que queda casi a una hora de Tokio, hay mapas con figuras de los personajes y un centro comercial con estatuas de los mismos. En el edificio de TV Asahi encontramos algo parecido, e incluso el café lo sirven con la cara de Nevado, la mascota de la familia.

Tanto es el amor, que Shin-chan fue escogido como embajador oficial de los Juegos Olimpicos de Tokio 2020 (ahora 2021 por la pandemia), reconociendo que es una figura popular tanto dentro del país como para los visitantes extranjeros, poniéndolo junto a Gokú, como un personaje imposible de no conocer.

Ya sea que lleven años viendo Shin-chan, solo hayan visto un par de capítulos o recién ahora lo estén conociendo, poco a poco van a terminar amándolo, a hablar como los personajes y a soñar con visitar Kasukabe.

Con un personaje que se aleja del clásico protagonista lastimero al que todo le sale mal (al contrario, tiene un talento natural en muchas cosas, sobre todo cuando ocupa su trasero), unos amigos muy distintos entre sí que nos recuerdan a la infancia y unos adultos con los cuales podemos identificarnos, Crayon Shin-chan tiene todas las características para enamorarse y esperar que se siga emitiendo por treinta años más.