Lamb: Una propuesta diferente

Analizamos la película Lamb, su particular mirada sobre la soledad y su reflexivo mensaje sobre la empatía en la actualidad.

Escrito por Punto de vista cine

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Se dice que cada persona tiene una función especial y que aporta de alguna u otra forma a nuestra sociedad. Pero no es fácil ponerse en el lugar de las personas que son diferentes, que no están bien consigo mismos y que se sienten solos a pesar de estar rodeados de gente que valora lo que hacen. Esto es un problema que siempre ha estado presente y que es difícil de indagar a fondo para lograr entender por lo que está pasando esa persona considerada distinta.

En el caso de la película Lamb, se nos presenta a David, un adulto confundido, cansado de la vida y cotidianidad. Con la reciente muerte de su padre, David se siente completamente solo y un día conoce a Tommie, una niña de once años que de alguna forma le ayuda, le enseña a vivir de nuevo, a ver el lado bueno y la belleza del mundo. Juntos se embarcan en un viaje que de a poco va evolucionando hasta convertirse en una relación complicada.

Dos visiones

Es una película independiente e íntima, con un carácter dramático presente durante todo el film y que desde el principio abarca ambos puntos de vista de sus protagonistas. Por una parte está David, hombre de cuarenta y siete años, bastante extraño, impredecible y por otra parte está Tommie, que a su corta edad demuestra una madurez y preocupación por los demás superior a la de cualquier otra niña de su edad.

Lo interesante de esta propuesta cinematográfica es cómo se logra mostrar la evolución de la relación entre ambos personajes, muy diferentes en muchos aspectos. De manera muy sutil nos muestra un tema muy controversial que generan impacto en el espectador y que nos invita a cuestionarnos sobre el amor y las relaciones.

Una dirección llena de sutilezas

La película Lamb es el proyecto del actor Ross Partridge, que aparte de ser el protagonista del film, también lo dirigió y escribió, siendo este su primer largometraje luego de haber dirigido varios capítulos de la serie Wedlock. Su dirección es muy cuidadosa con los detalles al presentar el ambiente en que se desarrolla la película y es delicada al mostrar cómo se desenvuelven los personajes.

Además, opta por contar la historia de una manera realista y, por momentos, hasta cruda. Es en este punto donde el tono de la película llega a ser incómodo por su franqueza, un tono que no se detiene hasta terminar la película. Esa sensación de incomodidad se debe al personaje principal, al que nunca llegamos a entender completamente sus razones, propósitos y el porqué de su comportamiento con Tommie, que se desarrolla entre lo paternal y lo pasional.

Aun así, de alguna manera conectamos con David en los momentos más íntimos. La interpretación de Partridge es convincente, pues crea un personaje que sin tener demasiado diálogo expresa mucho, con detalles como la mirada y las expresiones corporales. Oona Laurence interpreta a Tommie, un personaje muy interesante porque siendo tan pequeña logra mostrar madurez ante distintas situaciones, como su afectada relación con sus padres. El trabajo de la actriz es notable, tiene gran química con Partridge y es muy interesante su evolución a lo largo de la película. La música y la fotografía tampoco se quedan atrás y aportan de manera contemplativa a la extraña atmósfera de la cinta.

Lejos de lo común

En cuanto al guion, Partridge se luce en contar una historia que por momentos es tensa y por otros es muy calmada. Esto, junto al montaje, genera un ritmo muy especial e impredecible. A pesar de que es una historia simple y que a primera vista puede verse como un secuestro o un enfermo mental tratando de abusar de una niña, el guión presenta los hechos con un punto de vista diferente, fresco y sumamente original en el que la relación de ambos varía desde una atracción mutua hasta casi amor de padre e hija.

Lo más importante de la conexión entre los personajes es la soledad que vive cada uno, ya que a pesar de la diferencia de edad, la soledad puede unir a dos personas muy distintas. Esto también ocurre en la película Lost in Translation de Sofia Coppola, en donde los protagonistas establecen un fuerte lazo gracias a la soledad que sienten, aunque viven situaciones distintas, la esencia de relación incomprendida está presente en todo momento.

No cabe duda de que el film no es para cualquiera, no es de gusto masivo y va a generar mucha controversia. Pero creo que ese es precisamente el acierto, el que cada uno saque su propia conclusión de acuerdo a su particular moral. Lamb es una película necesaria y rica en contenido ya que expresa mucho con un diálogo preciso, no recargado y a la vez, muestra un lado diferente de una realidad que no se ve todos los días.