Miguel San Miguel: El inicio de Los Prisioneros a través de Miguel Tapia

La prehistoria de la banda de rock más famosa de Chile, Los Prisioneros, es relatada en la película Miguel San Miguel

Escrito por Andrelo

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Casi todo se ha dicho o escrito sobre Los Prisioneros, la banda de rock más importante que ha nacido en tierra chilena. Oriundos de la comuna de San Miguel, el trío compuesto por Jorge González, Miguel Tapia y Claudio Narea, ha sido responsable de decenas de hits que han sonado a través de las décadas a lo largo y ancho del globo.

Pese a lo anterior, varios años tuvieron que pasar para que esta historia llegase a la pantalla grande. Miguel San Miguel fue la encargada de que esto sucediera. La cinta escrita y dirigida por Matías Cruz se estrenó el año 2012, casi 30 años después del lanzamiento del disco debut La voz de los ’80.

El argumento de Miguel San Miguel

En plena dictadura militar chilena, a finales de los años 70s, Miguel entra al liceo de hombres nº6 de San Miguel. En ese lugar conoce a Jorge, con quien genera una gran amistad. Pasan el día hablando de música y de la idea de hacer su propia banda de rock. Al pasar los meses, ambos conocen a Claudio, con quien terminarían de formar el grupo.

No es fácil tener una banda de rock, y menos para jóvenes de clase media viviendo en la dictadura de Pinochet; comprar o conseguirse instrumentos, grabar sus demos, participar en tocatas, etc. Todo eso es lo que Miguel San Miguel tiene para mostrar. Desde Los Vinchukas hasta Los Prisioneros.

Opinión y análisis

No es misterio para nadie que la fama y éxito que tuvieron Los Prisioneros se debe en gran medida a la personalidad de Jorge González. Por lo anterior, resulta más que interesante que la primera aproximación al cine del grupo sea a través de la mirada del integrante más modesto mediáticamente: Miguel Tapia.

Que no se malentienda, no es que no hubiera sido atractiva una película enfocada en el líder y compositor principal de la banda, pero es interesante el ejercicio de diversificar el enfoque a otros elementos. Recordemos que existen varios libros sobre Jorge, como Maldito Sudaca (2005) o Jorge González (2020).

Volviendo a la película, el trabajo de ambientación es excelente. No por nada la cinta parte con Miguel y su familia tomando desayuno mientras se escucha en la radio la noticia que fue encontrado el cuerpo de Rodrigo Anfruns, niño de 6 años que fue secuestrado y asesinado en 1979.

Sumado a lo anterior, recalcar la dirección de fotografía y arte a cargo de Mirko Zlatar y Jaime Hormazábal respectivamente. La película se siente genuinamente como una obra ochentera sin la necesidad de llenar de referencias o clichés de la época. Uno que otro auto antiguo y ya está. No es necesaria la caricatura. Si a esto le agregamos además el excelente vestuario a cargo de Alejandra Valenzuela, el círculo se cierra perfectamente.

Evidentemente, lo anterior no podría haber cuajado sin la música apropiada. Si nos enfrentamos a una película ambientada en otra década, sabemos perfectamente lo que nos vamos a encontrar: The Beatles, Gloria Gaynor, The Knack, Devo, son solo algunos artistas cuya música se deja caer a lo largo de la película. Soy un hombre sencillo, dame hartos planos abiertos, una paleta de colores tirada a tonos azules y un buen soundtrack y listo, no pido más.  

Los puntos cuestionables de Miguel San Miguel

En cuanto a la historia, Miguel San Miguel hace un recorrido desde 1979 hasta 1983, donde se presentan por primera vez bajo el nombre Los Prisioneros en el 7mo festival de la canción del Liceo Miguel León Prado. Sin embargo, este viaje se siente raro. No hay nada que indique el paso del tiempo; cambios físicos, hitos importantes, etc. Perfectamente todo pudo pasar en un par de meses y el guion hubiese sido el mismo.

Otro problema con el desarrollo de la historia y guion se da al final de la cinta. Jorge y Miguel tienen una discusión con Claudio, el cual deja la banda. Un par de escenas después, se los ve tocando en el festival sin ningún problema y sin abordar el conflicto y su resolución. Siguiendo con los puntos negativos, la edición es otro de ellos. Hay varias escenas donde los personajes hablan o articulan con la boca, pero no se escuchan las palabras.

Sobre las actuaciones, personalmente creo que están bien, solo bien. No son destacables bajo ningún punto de vista, pero cumplen. Choca un poco que estos jóvenes de San Miguel hablen tan bien y tengan una dicción tan depurada. Puede que en los años 80s la gente haya hablado así, qué se yo.

Dejando de lado los puntos negativos ya mencionados, Miguel San Miguel cumple con lo que promete: mostrar el contexto donde se comienza a cimentar la leyenda prisionera. Escenas claves, como cuando están en el liceo y el profesor habla de que son la mano de obra que va a ayudar a levantar la nación, o que ellos no están ahí para llegar a la universidad, sirven para entender el por qué de Los Prisioneros.

Sin duda la película protagonizada por Eduardo Fernández (Miguel), Mauricio Vaca (Jorge) y Diego Boggioni (Claudio) usa la nostalgia a su favor de muy buena forma. Esperar que suene la canción que uno quiere para grabarla en casete, escuchar vinilos de The Beatles, etc., son cosas con las que cualquiera que vivió en los 80s o, incluso en los 90s va a poder conectarse.

Se agradece también que el verdadero Miguel Tapia haya participado en el guion de la cinta. Es más, incluso hace un cameo y es él quien le vende su primera batería al púber Miguel. Sin duda un lindo gesto. Además, en los créditos aparece un agradecimiento a Jorge González, por lo que se intuye que él también fue parte o estuvo de acuerdo con lo expuesto a lo largo del cortometraje. No así Narea.   

¿Dónde verla?

La película se encuentra para ver de forma oficial y gratuita en OndaMedia, plataforma de difusión de series, películas y documentales chilenos del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Nos leemos luego.