Uno de los lanzamientos más importantes del año de la editorial chilena Ludoismo y los diseñadores Pablo Céspedes y Víctor Hugo Cisternas (los mismos de Los Tesoros del Rey Pirata), Mazescape es un juego de mesa de un jugador (o solitario) que ha logrado posicionarse en el mercado internacional gracias a Devir.
Con dos versiones lanzadas en simultáneo, Labyrinthos y Ariadne, Mazescape presenta una experiencia diferente a otros juegos solitarios. Para los efectos de esta reseña se utilizó Labyrinthos, pero por lo que se ha publicitado las mecánicas y experiencias son prácticamente las mismas entre ambos, por lo que probablemente los comentarios de esta reseña se apliquen también a Ariadne.
Sin más preambulo, vamos a la reseña.
¿Cómo se juega?
El concepto de Mazescape es sencillo, pero no por eso simple. El jugador debe de llegar desde el punto de inicio hasta el punto final de cada laberinto, marcando su movimiento con el dedo o el puntero incluido en el juego, sin levantarlo del «tablero» de juego.
Lo que lo separa de cualquier otro laberinto que se pueden encontrar en libros de actividades infantiles es que el laberinto puede y debe ir cambiando durante el juego para poder resolverse. Esto se logra por un sistema de plegado que revela diferentes áreas según el jugador lo estime conveniente para obtener sus objetivos.
Esa es la otra gran diferencia en relación a otras actividades similares de menor complejidad, los objetivos. Cada mapa, de los cuales hay siete, cuenta con objetivos secundarios, que pueden ser encontrar objetos o recolectarlos y llevarlos a otro punto. Estos objetivos secundarios dan algo de rejugabilidad y extienden la vida útil del juego.
Además, se ofrece un «desafío final» para quienes logren todos los objetivos secundarios, que requiere recorrer todos los mapas de forma continua en una sola sesión.
Calidad de los componentes
La calidad y estética de Mazescape está muy bien lograda. Para empezar, la caja, de cierre magnético, es muy satisfactoria de abrir y cerrar. El juego no requiere muchos componentes, tan solo los mapas, libros de reglas (en cinco idiomas diferentes) y el puntero, pero todos son de buena calidad.
Los mapas, la parte más importante del juego, son atractivos visualmente y fáciles de manipular. El jugador puede saber por el objeto mismo si el doblez que está realizando en el mapa es válido o no. También incluyen en el reverso la lista de objetivos de cada uno, con una iconografía clara, y es posible marcar los logros, si así se lo desea.
Podría discutirse que por sus mecánicas este juego podría haber sido más apto para un medio digital, pero los componentes con los que se lo llevó a la materialidad son sin duda un plus por sobre una app.
Jugabilidad
Mazescape es diferente de otros juegos solitarios, lo cual es algo positivo. La mayoría de los que hay en el mercado pertenecen al genero de misterio y, una vez resueltos, ya no tienen propósito más que intercambiarse. Una vez que se resuelve un puzzle y se encuentra la respuesta a un misterio, no tiene sentido volver a jugar.
Este no es el caso de Mazescape. Hay una respuesta y un camino hacia la meta, pero a menos que el jugador tenga memoria fotográfica es poco probable que no pueda rejugarse. Eso es un aspecto positivo frente a su competencia.
Además, a diferencia de otros, este juego es únicamente jugable de forma solitaria. No soy muy fanático de este tipo de juegos, pero si fuera a jugar uno, sólo consideraría Mazescape, ya que la experiencia que ofrece sólo puede darse en solitario.
Opinión personal
Incluyendo los objetivos secundarios, me tomó unas dos horas terminar el juego, lo cual no es mucho, pero además encontré algunos problemas durante la partida. El más grande es que no pude completar el sexto mapa, sin importar lo que intentara. Ok, quizás eso corre por mi cuenta, pero derivó en que identificara algunos problemas del juego.
El primero, de parte de Devir, es que no se puede acceder a las pistas o respuestas de los mapas por los códigos QR que proporcionan. Quizás un error informático que se pueda resolver luego, pero muestra los inconvenientes de las soluciones digitales sobre las físicas.
El otro problema es que los mapas no tienen un nivel de dificultad consistente. No se aprecia, como cabría pensar, que el primer mapa es el más fácil, y luego van subiendo su dificultad. Estuve mucho más tiempo en el tercer mapa, por ejemplo, que en cualquiera de los siguientes.
A esto se suma una inconsistencia general en los mapas. Se introducen mecánicas, como llaves para acceder a partes cerradas del mapa, o casillas de teletransportación, pero que no se mantienen en instancias subsecuentes. El juego no construye en sus pasos previos, enseñando a los jugadores para poder superar desafíos más difíciles luego, lo que va contra lo intuitivo de una progresión de juego.
Un aspecto positivo de Mazescape es el de los objetivos, que permiten tener rejugabilidad e incremento de dificultad. Además de apelar al instinto de querer recolectar todo en un juego. Hay, como se dijo anteriormente, mucho de un videojuego en Mazescape, lo cual no es malo.
En resumen, recomiendo Labyrinthos a cualquiera que disfrute de los juegos en solitario, y le guste poder jugarlos más de una vez.