Salido en 2020 y siendo el tercer manual de 20 aniversario en ser presentado al formato “de bolsillo”, Mago: la ascensión logró comprimir sus casi 700 páginas a un libro con un tamaño inferior y que conoció varios cambios para lograr producirse de forma más económica, algo que, por supuesto, ha traído algunos cambios a su diseño.
De la tapa dura a la blanda
Los dos cambios físicos más evidentes a simple vista es en el material de la tapa y la reducción de tamaño.
Por suerte, el pegado es lo bastante bueno para que tamaña cantidad de páginas se mantenga en su sitio sin que el libro se desarme en las manos del lector, lo que brinda bastante tranquilidad al ser algo que se debería consultar constantemente.
La reducción de tamaño no ha sido especialmente grave, dado que el tamaño de la letra se mantiene muy similar, por lo que no hace su lectura más complicada y, por suerte, las ilustraciones tampoco parecen haber sufrido en este aspecto.
De color a blanco y negro
En el interior del texto es donde se ha hecho el cambio más brusco y, aunque no es una decisión del todo acertada, hay algunas cosas en donde este le ha sentado bien.
La parte mala es que algunas secciones del texto lucen más grises que negras, algo que, en una hoja blanca y en ciertas zonas donde hay una ilustración difuminada detrás, puede hacer la lectura un poco más difícil y obliga al lector a forzar levemente la vista.
En cuanto a las ilustraciones, este traspaso es bastante mixto: algunas de ellas (las que poseen un lineart más definido) lucen bastante bien, incluso, algunas lucen mejor que con el color. Sin embargo, otras han sufrido bastante (como la imagen de referencia de los adeptos virtuales) y el cambio les restó algo de calidad.
Siguiendo dentro de esta misma línea, hay algunas ilustraciones (como la imagen de referencia del Culto del éxtasis) donde se vuelve bastante evidente que estas no fueron concebidas en blanco y negro.
Sin embargo, poniendo un punto a favor de este cambio, un aspecto en que el blanco y negro le ha sentado bien es en las tablas y las secciones del manual dedicadas al relato: la mezcla de letras amarillas y blancas sobre el fondo mezcla de negro con morado ha desaparecido para dejar paso a un recuadro negro con letras blancas.
Esto hace que muchas de ellas sean más sencillas de leer y más agradables a la vista, lo que es una bendición tomando en cuenta la cantidad de información que está desperdigada en ella y la cantidad de mecánicas que contienen.
Un caos un poco más ordenado
Continuando con la línea anterior, la eliminación del color hace que algunas páginas tengan un aspecto levemente más ordenado, pero no arregla el principal problema del libro: el orden.
Sería absurdo exigir que este hubiera sido completamente remaquetado para una versión nueva -y una que pretendía ser más económica, además- por lo que sus eternos recuadros llenos de información que te envían a otros recuadros en otras páginas siguen siendo un problema.
Pero que las páginas, al menos, no tengan esa excesiva cantidad de detalles ayuda a que se sienta un poco más amigable a la lectura.
Conclusión
Comparando los precios de la página de Nosolorol (donde, para variar, la edición original ya no se encuentra en físico), salta bastante a la vista que, mientras que la edición digital cuesta 20 euros, el manual de bolsillo, en físico, solo cuesta 5 euros más.
Debido a eso, y por extraño que parezca, creo que este libro es, a niveles prácticos, mejor manual que su hermano mayor: es más liviano, sencillo de transportar, de leer y consultar. Algo que, desde mi punto de vista, lo convierte en un producto más amigable con el consumidor.
Más allá del precio, si, como yo, eres alguien que prefiere la funcionalidad por encima de la estética, creo que esta es una alternativa considerablemente mejor para adquirir este libro.