Las joyas escondidas de Vertigo: Parte 4

Vertigo de DC publicó relatos infravalorados que experimentaban con la fantasía onírica, la critica social, el terror lovecraftniano y más.

Escrito por Claudio Cubillos

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Si hay una idea errónea que los cómics han tenido que cargar desde al menos la década de los 40s, es que todos los tebeos son sobre superhéroes y géneros similares de relacionada con la ciencia ficción. Pero la verdad es que incluso Marvel y DC han publicado continuamente libros que se salen de la índole de “gente disfrazada salvando el universo de manera mensual”.

Eventualmente, para DC esto llevó a la creación del subsello Vertigo, donde tuvieron cabida clásicos como Sandman, Hellblazer, The Invisibles o 100 Bullets, ya que se le daba la oportunidad a los creadores de poder hacer cómics que apuntaran exclusivamente a un público más adulto y sofisticado.

Pero debido a que muchos de estos cómics estaban bastante alejados de los gustos del mainstream, es que algunos no han sido tan elogiados como debieran haberlo sido en su momento. 

En este artículo seguimos revisando algunas obras que han pasado bajo el radar por quizás mucho tiempo.

The Last One de JM DeMatteis y Dan Sweetman

JM De Matteis se ha hecho famoso dentro del mundo del cómic norteamericano debido a sus guiones sobre superhéroes, sobretodos aquellos que tenían un tono un tanto más cómico. Recordada es su etapa en Justice League International y Spider-Man, pero también ha incursionado en el género de la fantasía onírica oscura, como lo demostró en los clásicos de culto Moonshadow (1985) y Blood: A Tale (1988).

Cuando DC inició Vértigo, Matteis aprovechó la oportunidad para realizar The Last One, una miniserie de 6 números muy esotérica y experimental

La trama sigue a Wyrmann, el último de Los Antiguos, los primeros 7 dioses que habían existido desde la creación. Ahora se dedica a deambular por las calles de New York, pasando gran parte de su tiempo ayudando a vagabundos, casi como una manera de matar el tiempo. Wyrmann coge particular interés en Pat, un heroinómano y director de cine fallido. Myrwann le ofrece cobijo y le explica que él mismo había sido actor de cine mudo, en su día.

Pat se vuelve más íntimo con el dios sobreviviente, y al decidir quedarse en su hogar/refugio conoce a otros  habitantes de la casa: Mitchell, un actor, Wendy, una escritora, Caris, el bebé de esta, y Diane, una bailarina. Todos llevaban unas vidas de marginación y abuso, hasta que Myrwann les abrió las puertas de su hogar. ¿Con qué propósito? ¿Ayudarles desinteresadamente? ¿Paliar su propia soledad? ¿O más bien algo siniestro?

La historia se ve bellamente complementada por el arte pintado de Sweetman, con un estilo muy a lo Kent Williams o Jeffrey Jones.

Una obra totalmente recomendable para los fans de Sandman, Kid Eternity, Swamp Thing y similares.

7 Miles a Second de David Wojnarowicz, James Romberger y Marguerite Van Cook

Pocos cómics son tan íntimos y desgarradores como esta obra autobiográfica de David Wojnarowicz, un artista de la escena underground gay neoyorquina, quien lamentablemente falleció debido al SIDA en 1992. Este cómic fue publicado póstumamente en 1996, y fue escrito por su autor tan solo unos meses previos a su muerte. 

David relata su complicada vida, desde cómo debió recurrir a la prostitución cuando aún era menor de edad, para no morir de hambre mientras dormía en las calles; al cómo tuvo que ver morir a varios amigos debido al SIDA en los 80s, lo que lo motivó a meterse de lleno en el activismo para criticar la indiferencia de los gobiernos frente a los problemas de las minorías sexuales. Cada página está llena de un palpable dolor, y quizás algo de ira, que se van alternado con algunos fragmentos de poesía surrealista.

Tan psicodélico como pesadillesco, la prosa de David se ve acompañada del combo visual de James Romberger en lápices y Marguerite Van Cook en colores, quienes, como varios otros dibujantes de la escena indie de aquellos años, entregan ilustraciones caricaturescas que también transmiten mucha decadencia y desesperación.

7 Miles A Second es un ejemplo perfecto de todas las ventajas que pueden tener los cómics como medio artístico y de expresión, y de lo que se puede lograr cuando está el deseo de ir “más allá” de los cánones establecidos del 9no arte.

The Girl Who Would Be Death de Caitlyn Kiernan y Dean Ormston

No hay duda que, después de Morpheus, el personaje más popular de Sandman es Death Of The Endless. Con su look de chica gótica a lo Siouxsie Sioux, y su actitud relajada pese a su deber como encargada de tomar las vidas de los seres una vez que sus existencias acaban, Death se ganó el corazón de todos los lectores.

Pero la escritora Caitlyn Kiernan (quien en 1999 también escribía The Dreaming, la serie secuela a la aclamada obra de Gaiman) decidió abordarla en una manera mucho más similar a algo salido de relato de horror metafísico lovecraftiano.

Cuando Plath, una joven ocultista, y su amante deciden robar un ankh para resucitar a un viejo amor de Plath que había fallecido de manera trágica, la representación antropomórfica de la muerte no se lo toma para nada bien y decide desatar su furia sobre ellas.

Lo que sigue es una noche completa en la que Plath y Evangeline deben tratar de enmendar su error, luego de darse cuenta que tratar invocar a Death quizás no fuese una gran idea.

Esta miniserie se siente bastante similar a como Sandman empezó, como una especie de mezcla de terror neogótico y fantasía etérea, por lo que es bastante recomendable para quienes quieran leer una historia que te muestre a los personajes de dicha serie en un contexto diferente.

Estos son algunos de los títulos publicados por «la casa donde las ideas en movimiento siguen en movimiento», que nos dejo un legado lleno de excelentes tebeos que desafiaron lo que se podía hacer o no dentro del noveno arte.