La Mala Educación: Tragedia vestida de plumas y rímel

Cada personaje construirá su propio monstruo al alero del sexo, el abuso y la muerte. Descubre más de este film dirigido por Pedro Almodóvar.

Escrito por Nathy V. Contreras

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Formada por un collage blanco y negro de revistas cortadas con mano temblorosa, cercenadas por el rojo intenso presente durante todo el film. Acompañado por una inquietante banda sonora, como sacada de una película de horror. Así abre el telón La Mala Educación (2004) película dirigida por Pedro Almodóvar. El director expone a sus personajes en un mosaico de emociones rotas con las que cada uno construirá su propio monstruo al alero del sexo, el abuso, la obsesión y la muerte. 

La Visita

Todo comienza en el estudio de Enrique Goded, un prolífico director de cine (interpretado por Fele Martínez) quien actualmente está pasando por una crisis creativa para su siguiente producción. Busca inspiración recortando noticias de diarios que parecen contener un buen pie para una historia. Sin esperarlo, llegará una a su puerta, desde las manos de quien fuera hace 16 años su primer amor, Ignacio Rodríguez. 

Ignacio (interpretado por Gael García Bernal) es un actor en busca de trabajo y acude a Enrique por una oportunidad. Junto con ello, le entrega una de sus historias titulada: “La Visita”. Relato basado en sus días compartidos en el colegio católico donde se conocieron. 

Durante esa noche, las memorias de Enrique empiezan a burbujear violentamente a medida que va leyendo el relato. Los recuerdos de cuando eran niños y la acechante figura del padre Manolo, quien abusaba impunemente del entonces pequeño Ignacio, hacen mecha en el director de cine. Queriendo acercarse nuevamente a ese amor perdido, iniciando el rodaje de “La Visita”. 

Un laberinto dentro de otro

De ahí en adelante la trama funciona como una muñeca rusa, entrando en una historia para sumergirse en otra fundiéndose con el relato y la realidad. Vemos el escrito de Ignacio desenvolverse en pantalla rodando a la par con el presente y el auténtico pasado de ambos. 

Gael García Bernal como la femme fatale de La Mala Educación

La Mala Educación tiene tintes de cine negro por todas partes, intrigas y personajes que enmascaran sus intenciones entre ellos y frente al espectador. La “femme fatale” en este caso es interpretada por García Bernal, quien se cruza con la asfixiante obsesión desencadenada del Señor Berenguer. Rozamos inquietos el abuso maquiavélico y descarnado sobre un niño, vemos a la muerte y al sexo utilizados como arma de doble filo, mismos que hacen caer a Enrique en un juego vicioso y extraño de auto tortura que terminan de completar el cuadro.

La firma de Almodóvar se mantiene firme con los escenarios montados en el marcado rojo y colores vibrantes, que contrastan con el negro de las sotanas y las sombras que cortan la cara del padre Manolo e iluminan, con apenas dos puntos de luz, sus ojos depredadores sobre la figura frágil del niño Ignacio. Los bares de plumas y cines como puesta en escena desenvuelven la potente homoerótica del film que actúa como gancho principal.

La Mala Educación vista desde afuera

Criticada en polos muy opuestos, desde ser la creación más débil del cineasta manchego hasta ser otra de las tantas excelentes obras del mismo. La Mala Educación funciona desde su escenario, un tanto haciendo labor de denuncia frente a los aún palpables abusos de los miembros de la iglesia católica, siendo a la par un vistazo hacia el mundo nocturno, y aún oculto que todavía fisgoneamos por entre las cortinas, y por supuesto el claro objetivo del cineasta por hacer su propio film noir.

A medida que nos acercamos a la verdad de la historia, esta empieza a dar giros sobre sí misma, comenzando y reinventándose una y otra vez. Mientras como espectadores tenemos la misión de recoger y armar este rompecabezas de personajes quebrados, para descubrir finalmente lo que de verdad pasó en este drama español. 

En la personal…

El homoerotismo, los rostros pintados con sensualidad, que ocultan hombres desmembrados, y la tensión sexual entre las escenas de Ignacio y Enrique. Todo eso sumado a la pederastia de la siempre impune iglesia católica, es el cebo que nos mantiene enganchados en cada escena. Un poco por morbo, otro poco por curiosidad. 

Hay mucho comportamiento masoquista y autodestructivo en casi todos los personajes, por lo que agradezco los leves momentos de distensión con Paquito (personaje interpretado por Javier Cámara). Sin embargo, como el abuso no es comedia, no espere sentirse más cómodo que eso, porque dado el calibre de la película no se ofrecerá más.

En cuanto a la actuación de Fele Martínez solo me queda decir: ¡Señor, si las miradas pudieran desnudar! Su personaje no tendría competencia. 

A mitad del metraje se siente cómo la historia se torna más lenta, quizás pudo durar menos, pero también es cierto que faltaban piezas por montar y hay cierta necesidad de repetir partes para que todo calce. Al final La Mala Educación es como el video Bachelorette de Björk, una historia dentro de otra historia. O un Inception en español, si prefiere. 

El cine de Almodóvar llegó a mis manos como a los 14 años, por lo que no tengo mucha cara para ponerle censura de edad a nadie (aunque debería) y aún tengo en la retina ese impactante vestido en la primera aparición de Zahara mientras imitaba a Sara Montiel cantando: “Quizás, quizás, quizás…” Aunque fueron contados los segundos de esa escena, nunca se me olvidó.

La tragedia vestida de plumas y rímel frente a los pequeños reflectores, esa tragedia de boca masculina y femenina sensual pintada, eso me acuerdo de las de Almodóvar