La Cosa del Pantano: American Gothic, parte II

Continuamos con Swamp Thing: American Gothic, una saga de autoconocimiento que deambula por los senderos del horror, guiada por Alan Moore

Escrito por Orin

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Un factor inherente a cualquier cultura es la elaboración de mitos y leyendas. Si en un tiempo éstas tuvieron la misión de explicar los fenómenos naturales previo al desarrollo de la ciencia, ya en los tiempos modernos, las ficciones populares pasaron a convertirse en antecedentes para el estudio antropológico, despojándolas de su cualidad original: un saber para desenvolverse en el(un) mundo.

Sin embargo, donde aún pervive y resuena ese tono único y fundacional, es en la narración de terror. Los mitos y leyendas pueden ser recuperados para nutrir nuevas historias que pueblen la imaginación de las y los lectores con tenebrosa intriga, pavorosa incredulidad y que devuelvan al ser humano a la ominosa incertidumbre de la existencia.

Esa es la invitación que nos hace el británico Alan Moore con American Gothic, la saga con la que definió para siempre a La Cosa del Pantano. Continuemos, entonces, con lo iniciado…

Horror a cambio de respuestas

El terror tiene diversas facetas, distintos modos de manifestarse en el ser humano. El sentimiento del horror puede ser despertado por factores externos, como lo extraño, lo desconocido, lo monstruoso, pero también a partir de situaciones cotidianas, como la muerte. Lo espantoso de la muerte radica en su condición azarosa, en ese asalto a la certeza de la vida que puede ser trastocada por un mero accidente de tránsito o por una mortal enfermedad. Eso en relación a factores externos…

Pero también existe un terror de carácter interno, que mora en las profundidades más íntimas de nuestra subjetividad y que tiene que ver con una mezcla entre los eventos traumáticos que han conformado nuestra personalidad desde la infancia y la barbarie propia de nuestra condición animal

Cuando la Inteligencia Libre se cuela por la válvula que ya no es hermética, comienzan a suceder toda clase de cosas biológicamente inútiles. En algunos casos, se puede tener percepciones extrasensoriales. Otras personas descubren un mundo de belleza visionaria. A otras más se les revelan la gloria, el infinito valor y la plenitud de sentido de la existencia desnuda, del acontecimiento tal cual, al margen del concepto. En la fase final de la desaparición del ego […], hay un ‘oscuro conocimiento’ de que Todo está en todo, de que Todo es realmente cada cosa. Yo supongo que esto es lo más que una inteligencia finita puede acercarse a ‘percibir cuanto esté sucediendo en todas las partes del universo’.


Aldous Huxley, Las puertas de la percepción, 1954

De la vegetal anatomía de Swamp Thing ha germinado un fruto nutrido con su singular consciencia. A su consumidor puede transportarlo más allá de “las puertas de la percepción” hacia un recorrido por la sensibilidad universal; o, también, hacerlo deambular por las oscuridades de su psique, expulsándolo de la realidad y forzándolo a enfrentar a los monstruos creados por la razón. Comerlo es tu decisión

Swampy está confundido. Han pasado semanas y John Constantine, el misterioso hombre que lo puso en esta travesía de horror, no ha vuelto a dar señales de vida. La promesa de autoconocimiento se ha cumplido, pero a un precio muy alto: lidiar con las pesadillas de todo un continente…

Esta vez la muerte ha llegado a su territorio. Un asesino en serie ha arribado en Luisiana atraído por la intuición, por una energía que ni él mismo puede explicar. Pero lo cierto es que este infame hombre no pierde el tiempo y ha dado rienda suelta a lo que considera su “trabajo”: asesinar a las y los incautos. El asesino se hace llamar “el hombre del saco”

A La Cosa del Pantano no le queda otra opción más que hacer frente al asesino anónimo, a este representante de una de las leyendas urbanas más viejas que ha conocido la sociedad: aquel ser que experimenta goce a través del sufrimiento ajeno. Pero esta vez será él quien se convierta en la presa… ¿Sentirá el mismo placer ante su propia agonía?

John Constantine por fin se pone en contacto con Swamp Thing a través de su novia Abby. Por supuesto, no de manera clara sino citándolo a una nueva aventura, esta vez en lo que se comenta es una casa embrujada ubicada en California. La situación coincide con la desafortunada intromisión de dos parejas de jóvenes, mediante los cuales se corroborará la superstición popular

Swampy hace acto de presencia sólo para atestiguar el horror que están padeciendo los jóvenes, lo que lo fuerza a intervenir. Los espíritus de hombres y mujeres del lejano oeste continúan entrampados en su violenta cotidianidad, sin percatarse que su disputa quedó sepultada en el siglo anterior. Sólo un ruido que retumbe hasta el pasado hará que los espíritus descansen en paz

Tras terminar con el desafío, John Constantine se reencuentra con La Cosa del Pantano. Este último, incrédulo, demanda respuestas: ¿Cuál es el trasfondo de todos los misterios y horrores por los que ha tenido que pasar? Sorpresivamente, el sarcástico Constantine accede a revelarle la verdad

No te pierdas la tercera y última parte de este especial sobre American Gothic. En la siguiente entrega comentaremos la conclusión de esta intrigante historia, escrita por el genio Alan Moore.