La Casa: La Antología de Terror en Stop Motion de Netflix

Esta antología de terror en stop motion está unida a un mismo factor: La casa que habitan los personajes en sus respectivas épocas.

Escrito por Nathy V. Contreras

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Producida por Nexus Studios y segmentada en tres historias: La Casa (The House en su idioma original) fue estrenada este pasado viernes 14 de enero por la plataforma Netflix.

Escrita por Enda Walsh, a cargo de tres miradas diferentes (cuatro en realidad). Esta antología de terror en stop motion está unida a un mismo factor: La Casa que habitan los personajes en sus respectivas épocas.

Anteriormente, Netflix ya había estrenado en Diciembre 2021 otra novedosa propuesta en stop motion: Robin Robin (Estudios Aardman Animations) utilizando personajes en vellón con la técnica del needle felting, pero contrastando por supuesto, con su público objetivo, claramente familiar. Recordándonos una vez más que el formato no cataloga a quien va dirigida la obra. En este caso, La Casa es todo menos para niños.

Pacto con el Pasado

La primera historia dirigida por Emma de Swaef junto a Marc James Roels nos remonta al hogar de una familia en el 1800. En donde Raymond, padre de dos niñas; Isobel y Mabel, queda devastado ante la visita de sus parientes, quienes humillan el humilde modo de vida que llevan él y su esposa Penny

La rabia lleva al padre a concretar un extraño pacto, que empujará a su familia al abandono de su hogar para convertirse en los nuevos habitantes de La Casa.

Mabel, la pequeña de nueve años. Será nuestros ojos en este primer capítulo. Mostrándonos como sus padres presentan con cada día, extraños comportamientos en la mansión. Sumado a los inquietantes trabajadores que construyen La Casa y a su nervioso anfitrión.

Los personajes fabricados en vellón suave y delicado, se confrontan con lo tenebroso de la situación. Lo mismo pasa con el lenguaje de la luz. La artificialidad en el brillo de las lámparas de La Casa encanta como polillas a sus habitantes. Enfrentándose a la pequeña y cálida llama encendida en la farola de Mabel, recordando al hogar mientras ilumina los sombríos corredores.

Un Inquietante Presente

La Casa está en venta y este nuevo universo contemporáneo es una réplica del nuestro si no fuera por un detalle: El mundo está habitado por ratones antropomorfos.

El protagonista de este segundo capítulo es un endeudado promotor inmobiliario, quien decide a toda costa remodelar La Casa para venderla al mejor postor y acabar con sus problemas financieros.

La lucha por terminar la proeza es frustrante y agotadora, hasta llegar al preciado día de mostrarla a sus potenciales compradores. Desencadenando una serie de situaciones que subirán los niveles de decadencia y desagrado a medida que avanza.

La ansiedad social e incomodidad latente nos acosan como el nuevo terror de hoy. Se puede oler la desesperación del protagonista y la repulsiva plaga invasora no da tregua ni a él ni a nosotros como espectadores. Un vistazo social dantesco y que da más de un escalofrío en esta obra dirigida por Niki Lindroth von Bahr.  

Un Pasaje al Futuro

Los gatos son los dueños del final de esta antología a cargo de Paloma Baeza, y La Casa yace en medio de lo que pareciera ser un lago a causa de una reciente inundación.

Rosa, su actual dueña, utiliza la vieja mansión como casa de alquiler y planea con detalle regresar el destartalado hospedaje a sus días de gloria (al menos en lo que a fachada se refiere.) 

Con una lista interminable en las manos, cada arreglo suma un descalabro y sus intentos por restaurar la vivienda coquetean constantemente con el fracaso. Mientras lidia con sus únicos inquilinos: Elías y Jen, quienes pagan su estadía con cualquier cosa excepto dinero.

La devoción de Rosa por este proyecto que se cae a pedazos, se verá remecida al cambiar el viento, poniendo de cabeza su estructurado plan frente a La Casa y frente a sí misma.

Opinión personal

Es un tremendo agrado cuando Netflix suelta proyectos más independientes. Dando pie para explotar formatos como el stop motion con historias más profundas.

La primera historia podría ser fácil un cuento de una antología de terror victoriano.

En cuanto a la segunda historia: es la más inquietante de las tres, desde lo nauseabundo hasta el stress de situaciones que causan vergüenza ajena. Algunas escenas tienen un pequeño homenaje a la Wes Anderson por su simetría, aunque no están pensadas para agradar al ojo del espectador. Súmele ratas al menjunje y está del terror.

La última historia es la obra más emotiva, habla del aferro y de lo que cuesta desligarse. Del darse con la pared a diario y del miedo a lo que habrá si un día dejas de golpearla. Me recordó a la novela gráfica Trazos (un viaje parecido, independiente de que compartan una gata protagonista) Sin duda mi capitulo favorito que me saco más de un lagrimón.

La Casa puede representar muchas cosas: deseos obsesivos, cargas que no queremos o podemos dejar ir y por supuesto, la gran diferencia que existe sobre el lugar donde vives a considerarlo realmente tu hogar.