Sin duda las casas encantadas son unos de los tópicos más recurrentes de la literatura y el cine de terror. Sin embargo, esto es porque realmente existen obras que han sabido ganarse su merecido lugar en el vasto mundo de las letras y, a su vez, inspirar a muchos. Una de ellas es La casa infernal (1971) de Richard Matheson, autor de origen estadounidense que también escribió la conocida novela Soy leyenda (1954).
La historia se centra de un grupo de especialistas que son contratados por el señor Deutch, un viejo empresario que está dispuesto a pagar lo que sea necesario para descubrir si existe vida después de la muerte. Para ello, el magnate se encarga de reunir a un selecto grupo de personas que, junto a sus habilidades y conocimientos, le deberán dar una respuesta analizando los sucesos paranormales de la casa más embrujada de todo el mundo: La casa infernal.
Estos personajes son: el Dr. Barret, uno de los más importantes estudiosos de la parapsicología, su esposa Edith, la espiritista y médium mental Florence Tanner y Benjamín Franklin Fischer, médium físico y único sobreviviente del último grupo de investigadores que se atrevió a entrar en aquel lugar.
Los cuatro individuos pasarán una semana dentro de la casa infernal, que en realidad se llamaba la casa Belasco, en honor al hombre a la que perteneció. Durante estos siete días, Barret y Florence entrarán en una especie de lucha/competencia por demostrar quién tiene la razón, la ciencia y el escepticismo del doctor o la espiritualidad y la religión de la espiritista, esto mientras todos los personajes sufren un sin fin de manifestaciones y ataques por parte de la casa o las energías que esta alberga.
La novela es bastante buena, el autor crea buenas atmosferas y se preocupa de darle profundidad a todos los protagonistas, los sucesos paranormales se mezclan con la psiquis de cada uno ellos provocando que, al mismo tiempo que vemos una imagen horrorosa, conocemos su historia y su forma de pensar.
El ritmo es paulatino; al comienzo no suceden muchas cosas, pero cerca del clímax el terror se desata por todas partes y ningún espacio es seguro. Luego de las 200 páginas no hay descanso, pues constantemente están pasando cosas que, lejos de ser caóticas, van siguiendo una siniestra lógica que lleva al lector al grandísimo final.
Lo puntos más fuertes (o shockeantes, dependiendo del lector) de la historia sin lugar a dudas son la perversidad que da origen a toda la carga negativa detrás de los sucesos paranormales.
Lo más especial y único de la novela son los terribles acontecimientos que llevaron a la casa de Belasco a ser lo que ahora es. El carácter y la connotación sexual son los elementos que poco a poco se van inmiscuyendo dentro de los personajes, hasta que termina siendo la principal forma de atormentarlos.
«De todas las novelas sobre casas encantadas, La Casa Infernal es la más aterradora que se ha escrito jamás. Destaca sobre las demás, como las montañas despuntan sobre las colinas.»
Stephen King
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