Ilda Cádiz Ávila y el canon del sci-fi chileno

Revisamos un libro que rescata los relatos de una escritora chilena de Sci-FI casi olvidada: Ilda Cádiz Ávila.

Escrito por White Usagi

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Es bien sabido que la historia no es una ciencia social exacta. Muchas veces se requiere deconstruir tramos enteros a fin de eliminar errores, añadir correcciones, o pulir imprecisiones en base a las nuevas piezas que van apareciendo al excavar cada vez más profundo.  Esta reseña busca sumar otro grano de arena a la conservación de la vida y obra de Ilda Cádiz Ávila.

De forma personal, creo que nunca es tarde para dar el lugar que corresponde a situaciones y personas que pueden enriquecer el canon histórico con sus trabajos y experiencias. Por lo que es un honor poder revisar el libro Ficciones de la Quinta Era Glacial y otros relatos insólitos. Ejemplar recopilatorio traído a la vida por la investigación de Macarena Cortés Correa, y familiares de la autora que compartieron trabajos hasta ahora desconocidos. Todo a través de Imbunche Ediciones y Cathartes Ediciones.


Hoy el panteón del Sci-fi chileno clásico recibe con los brazos abiertos a una mujer talentosa, soñadora, y arriesgada. Dispersando las sombras y dándole el lugar que se merece en la historia.

¿Quién fue Ilda Cádiz Ávila?

Las primeras treinta y tres páginas del libro nos narran la vida de la escritora. Nacida en Talcahuano un 15 de diciembre de 1911, Ilda siempre fue una persona curiosa y soñadora. Su mente vivía a años luz de distancia, imaginando un Chile utópico, realizado tanto social como tecnológicamente. A los 16 tuvo que hacerse cargo de sus 5 hermanos menores debido al fallecimiento de su madre, pero eso jamás borró su deseo de estudiar periodismo y seguir su vocación.

Sin embargo, por deseo de su padre, tuvo que conformarse con estudiar pedagogía en inglés, y viajar a Santiago a fin de trabajar como secretaria bilingüe para la aerolínea KLM. Pese al giro de trama, el cargo le permitió viajar por el mundo y alimentarse de nuevas realidades que luego plasmaría en sus historias. Fue durante el mismo periodo que publicó más de 50 textos, en su mayoría cuentos y poemas, bajo el seudónimo de Dolores Espina. Su alias hace reflejo a su personalidad pesimista, siendo ella misma quien se describió como alguien poco atractiva, franca, directa, y ligeramente antisocial con toques de rebeldía.

Recorte del diario Austral. 6 de junio de 1993 (Gentileza de Biblioteca Nacional Digital de Chile).

Cuentos rápidos y afilados

A mi criterio, Ilda Cádiz Ávila no solo parece ser una persona soñadora y con una enorme vocación por escribir, si no que también alguien con una narrativa directa y afilada que no teme proponer situaciones e ideas de forma compacta y simple. El tipo de cuento corto, que varía entre las cuatro y veinte páginas (con algunas excepciones), arma una base científica sólida, pero rápida. La clase de historia que engancha, pero no aburre con detalles, dando giros ágiles que a veces pecan de bordear lo predecible.

Esto último no es un defecto en ninguna circunstancia, más bien es como una herramienta que ella sabe usar a su favor para estimular tu imaginación, ponerte en el lugar de cada personaje, y en situaciones cada vez más complejas. Una forma muy astuta de ahorrar espacio dejando que el lector conecte las piezas rápido.

Intentando interpretar eso desde una postura más de la época: ¿Será su estilo de escritura un reflejo de su ajetreada vida como secretaria? Como si ella buscara complacer a aquellos lectores que, como ella, no tienen tiempo para largas explicaciones científicas, pero que viven con la mirada en el cielo imaginando enormes naves espaciales atracadas sobre la ciudad de Santiago o lo fugaz que puede ser la vida en ciertos momentos.

Eso último porque Ilda no solo escribió ciencia ficción, sino también toda una batería de cuentos de terror, misterio, góticos, policiales, irreverentes y satíricos.

Portada de La tierra dormida: Cuentos de fantasía y anticipación. 1969

Ficciones de la Quinta Era Glacial y otros relatos insólitos

En esta oportunidad nos centraremos en este libro. Ya sea por casualidad o jugada magistral, el orden en que las historias son presentadas te sumerge en un viaje disonante, veloz y vertiginoso. La variedad de estilos y géneros crea un efecto burbuja: dejar que te acostumbres a ella, y reventarla antes de mandarte a otro momento.

Y la palabra momento es muy importante, ya que el libro te lleva desde instancias al azar durante el siglo XIX y XX, a un futuro cercano utópico y otro mucho más lejano donde la humanidad ya no existe. Al pasado prehistórico, luego salta a las colonias, a la revolución industrial y a la modernidad.

Ilda Cádiz Ávila
Portada del libro: Ficciones de la quinta era Glacial y otros relatos insólitos. (2022)

Llega a sorprender la enorme cantidad de temas que Ilda manejó. Desde naves espaciales impulsadas con la mente, plataformas científicas orbitando la tierra, futuros donde el cambio climático ha causado estragos. Experimentos en humanos, espionaje, crímenes pasionales, criaturas mutantes, aliens y más.

El mantener a Chile y a su gente como centro de atención, es fiel a las intenciones de la escritora de responder a la pregunta: ¿Qué haría un chileno en tal situación? Una genialidad con gusto similar a obras como Los sueños de Akira Kurosawa (1990), donde lo más importante no es la situación, sino la impredecible e incomprensible mentalidad humana.