Literatura

Hablemos de géneros: novela negra

Probablemente uno de los géneros literarios que más ha pegado en la cultura pop es el noir, especialmente en el cine y en los cómics, medios que parecen disfrutar enormemente de su violencia, misterios y ritmo.

Frente a esta gran influencia, cabe preguntarse cuánto de este género ha ido mutando y qué características mantiene.

A Chandler no le caía bien Sherlock Holmes

En su ensayo, “El simple arte de matar”, Raymond Chandler (uno de los padres del género) muestra un desprecio bastante grande por el tipo cuento protagonizado por el detectives inglés. Aunque no niega que existen buenas obras dentro del mismo, explica que sus técnicas y formas no le parecen interesantes.

Dejando de lado una larga serie de tecnicismos, el meollo del asunto resulta ser que Raymond considera el relato detectivesco clásico como algo bastante artificial, más un puzzle con trampa diseñado para que el lector “juegue” a resolverlo (sin que realmente esté a su alcance dada la falta de información).

De esto se terminan desprendiendo tres pilares fundamentales del género: una cierta obligación por parte de la literatura para representar la realidad (con toda la crudeza necesaria), cómo los crímenes deben ser resueltos por hombres comunes (en masculino, ya se hablará de las mujeres) y la importancia del honor. 

Una vuelta de tuerca

Estados Unidos estuvo sacudido por los estragos de la Primera Guerra Mundial, la gran depresión, la lucha racial, la segunda Gran Guerra, el inicio de la lucha LGBT y otros muchos acontecimientos hicieron de este periodo uno extremadamente interesante a nivel histórico.

Todo esto repercutió fuertemente en todas las formas artísticas, y la literatura no fue la excepción: prácticamente toda tenía tintes morbosos o escapistas. A veces, ambas.

En este sentido, la novela negra presentó aspectos mucho más realistas, poniendo una lupa sobre todos estos acontecimientos sin caricaturizarlos, mostrando la corrupción policial, prostitución, luchas y eventos similares de forma directa, sin la distancia que pone el relato detectivesco clásico.

Por esta razón, la novela negra también tuerce la forma de resolver el misterio: ya no es un intrincado puzzle que está ahí para ser resuelto, sino una excusa para que el detective incursione en los rincones más turbios de la ciudad.

Y hablando de este…

Hombres de honor

Parte de esta fidelidad propia de la novela negra se muestra a través de los detectives: hombres que, a pesar de tener algún rasgo destacable, no son individuos extraordinarios. Muchas veces viciosos, poco decentes y con tendencias bastante cuestionables.

Sin embargo, estos poseen un sentido del honor poco habitual en su contexto. Estos personajes son fieles a sus propios ideales a pesar las dificultades y una brújula moral bien marcada.

Esto provoca que, independiente de la crudeza con la que se retrate el contexto, exista todavía una cierta esperanza en la bondad humana. Pero, al mismo tiempo, tambien condena al detective a la marginalidad: su propia naturaleza incorruptible lo condena a la soledad.

La femme fatale

Una crítica que se le hizo en la modernidad a este género es su cierto machismo, debido a la imagen siempre masculina del protagonista y el arquetipo de la femme fatal.

Aunque el tropo de «la prostituta» (una mujer malvada cuyo objetivo es tentar al personaje masculino) es muy antiguo, sí es cierto que la novela negra caracterizó bastante mejor a estos personajes.

Cierto es que los escritores del género se encontraron, posterior a la Primera Guerra Mundial, con la mujer inserta en espacios hasta entonces únicamente masculinos (cosa que no debió hacerles demasiada gracia).

A pesar de ello, esta mujer que utiliza sus encantos para sobrevivir en un mundo masculino fue un quiebre lo bastante interesante para que las escritoras feministas se apropiaran del arquetipo. Hoy en día, la femme fatale se ha convertido en un ícono de lucha.

Un género en revisión constante

La novela negra continúa escribiéndose hasta el día de hoy, incluso combinándose con otros géneros como la fantasía, ciencia ficción e incluso el terror.

Sus protagonistas grises, dosis de acción y forma directa de tratar con la crudeza de la realidad, al mismo tiempo que entrega algo de esperanza sobre ella, es algo que continúa calzando con nosotros incluso hoy en día.

Pía Marian

Creo que desde siempre he sentido fascinación por las historias, sin importar el empaque en que vengan. Y por eso me encanta hablar sobre ellas. Editora freelancer, escritora amateur y miembro del staff de Comiqueros.

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