Amante de los números, las ecuaciones, las planillas Excel, Felipe Solar Berguecio se desempeña como ingeniero civil industrial y escritor. Esta última profesión lo sumerge en la literatura fantástica a través de relatos de aventuras y magia.
Desde niño se vio fascinado por las mejores historias de fantasía y ciencia ficción. Desde las primeras películas de Harry Potter, pasando por los clásicos de Disney —tales como Aladdin, El Rey León o El Jorobado de Notre-Dame y toda historia con un guion bien estructurado, personajes bien desarrollados y con un buen clímax—, y terminando por la saga que lo marcó de por vida: El Señor de Los Anillos, historia que reúne perfectamente todos lo anteriormente mencionado, además de la inclusión de elementos medievales como castillos, espadas, guerras, etc…
Todo esto lo llevó a darle vida a Herederos del Alkar, saga publicada de la mano de Áurea Ediciones y cuyas primeras entregas —La Maza y La Espada y El Portal del Destino— ya se encuentran disponibles.
Cuando vi las películas de El Señor de los Anillos, decidí que yo también quería contribuir con una historia fascinante.
Partí escribiendo una serie de relatos centrados en El Dios Klever, que se convirtió en una mini saga de nueve capítulos. Esos escritos ahora están bien guardados en mi computador y la única que los leyó todos fue mi difunta abuela.
Recuerdo que los compartí también con un profesor de Lenguaje de mi colegio, y su comentario, si bien doloroso, fue constructivo. Me dijo: “El plagio se acepta sólo si es con asesinato”. Nunca olvidaré esa frase, ya que tuve dos posibilidades: o abandonaba, o continuaba con algo nuevo. Por entonces, yo tendría unos quince años.
Decidí la segunda opción, con una segunda serie, que inicialmente se llamaba Cicatriz, pero ahora se convirtió en la saga Herederos del Alkar, que consistirá en cinco libros continuados.
Varias. El Señor de los Anillos, Las Crónicas de Narnia y Harry Potter son parte del repertorio de los “clásicos” cuando hablamos de fantasía. Pero hay otras.
En primer lugar, está la saga de La Materia Oscura. No he visto ni las películas ni la serie, pero los libros son muy buenos, caracterizados por tener varios arcos argumentales y personajes increíbles, como la madre de la protagonista, la Sra. Coutler.
Otra saga fascinante y de un género distinto al de la fantasía es la del Cementerio de los Libros Olvidados, en la que cuatro relatos aparentemente independientes entre sí están relacionados en una macro historia. Además, la pluma del autor es increíble.
También quiero mencionar otras sagas inspiradoras: Crónicas del Asesino de Reyes —¡sigo esperando el tercer libro!—, Maze Runner, Las Memorias de Idhûn y podría mencionar algunos de los libros de Eragon.
Soy consciente de que existe calidad en la literatura de fantasía y ciencia ficción chilena.
Tal como Joseph Michael Brennan o Alejandro S. d’Alessandri, quiero contribuir al desarrollo de este género en Chile y poner nuestro país a la altura de los estándares mundiales.
Estoy empezando, pero La Maza y la Espada, El Portal del Destino, y también los demás libros de la editorial, Áurea Ediciones, han tenido reseñas muy positivas, por lo que debemos estar orgullosos de nuestros relatos.
Lo primero fue el mapa. Recuerdo que estaba de viaje pensando en algo que pudiera tomar como base para desarrollar esta historia “de cero”. Entonces comencé a trazar líneas, dibujar montañas y bosques. Cuando digo “dibujar”, me refiero a que hacía círculos para representar bosques y triángulos para las montañas, no soy buen dibujante.
Así definí los reinos y, por último, las razas que habitan en cada reino. Esto fue clave, porque al pensar en algo de fantasía, con distintas razas, tenía miedo de que resultara algo excesivamente colorido y desordenado. Mi mente cuadrada no me permite hacer esas cosas, así que tuve que trazar reglas, limitaciones dentro de este mundo en que, en teoría, “todo se permite” dado que es fantasía —un error común, creo yo—.
Una vez habiendo definido “el tiempo y el espacio”, habiendo dado nombres a los lugares y las razas, ya solo quedaba construir la historia que iba a poblar estas que componían el mundo de Oksorf.
Yo diría que son dos cosas: resguardar consistencia y resguardar equilibrio.
En resguardar consistencia, me refiero a la dificultad en crear cosas que conversen entre sí y no se contradigan, y eso es algo que no sólo al inicio de la creación, sino también durante la escritura: siempre debes asegurarte de no contradecir algo que creaste antes. Si no, examinemos qué pasó con la última trilogía de Star Wars: una aberración totalmente inconsistente con las predecesoras.
Resguardar el equilibrio creo que es más complejo, ya que tiene que ver con dar algo de realidad a la fantasía. Me explico: cuando creo un personaje demasiado “poderoso” en el universo, la forma de derrotarlo debe ser consistente con ese poder. La gran decepción de El Señor de los Anillos, desde mi punto de vista, es que a los enemigos increíblemente poderosos los derrotaron de forma muy fácil.
Es muy complejo, ya que los personajes son los que dan sabor a la historia. Muchas veces me pasó que construí el relato, sin embargo, tuve que volver atrás para dar más intensidad o “sabor” al personaje, es decir, que sus motivaciones, deseos y miedos estuvieran más marcados.
Eso siempre será un desafío. Y volviendo al equilibrio mencionado antes, también es difícil cuando un personaje poco importante resulta demasiado intenso, lo cual puede llegar a confundir a los lectores.
Es difícil escoger un personaje favorito, principalmente porque esta saga tiene tres protagonistas, y recién he publicado dos libros.
Estos tres protagonistas tienen algo de mí, por ejemplo, en Kronto, el personaje menos mencionado en La Maza y la Espada, puse mucho de lo que fue para mí el Grupo Scout durante mi infancia y adolescencia, especialmente todo lo que es la vida de patrulla y pioneros.
Ahora, si nos vamos fuera de los protagonistas, la tía de Beyser, la consejera Anvel Tédium Bel, es mi personaje favorito, ya que le di un lado oscuro, pero también luminoso, tal como es la esencia de las personas. En otras palabras, la hice humana, y para construirla, tuve que trabajar en definir sus motivaciones y anhelos. Como anticipo, en el tercer libro, que se titula El Pacto de las Siete Llamas, ella tendrá un papel muy relevante.
Por último, no puedo dejar de mencionar a los villanos, que para mí son fundamentales en este tipo de relatos, y si bien la saga tiene cinco partes, hay un villano principal —un orquestador en las sombras—, que aparece mencionado al principio, pero se irá revelando poco a poco. También es uno de mis personajes favoritos.
Tiempo y constancia. La carrera universitaria ajena al mundo de la escritura —supongo que a muchos autores les ha pasado— jugó en contra para dedicarme en lo que sería mi “hobby” y que ahora es una realidad. Es por eso que durante las vacaciones aprovechaba de escribir e incluso pasar la noche en vela desarrollando la historia.
Otro elemento que me costó (y dolió) fue la edición posterior a escribir todos los relatos. En particular, lo más difícil fue eliminar personajes e incluso tramas que yo veía que no sumaban mucho a la historia o al desarrollo de personajes. Y, asimismo, me vi forzado a agregar dos personajes que no estaban considerados antes, pero que sirvieron para complementar la historia en aspectos que estaban débiles. Un ejemplo de ello es Thara, una persona que aparece a partir de la segunda mitad de El Portal del Destino.
Así es. Crece y se perfecciona. Al igual que los personajes, el mundo necesita tener sabor, y eso es algo que requiere mantener la consistencia y el equilibrio, como siempre.
Además, siempre puede servir de base para la construcción de otros relatos, otras historias.
Algunos aspectos. Como te mencioné, la historia de Kronto refleja mucho mi paso por el Movimiento Scout. Pero también, los distintos paisajes: bosques, montañas, ríos, playas. A mí me gusta viajar, y eso es una constante en la saga.
También algunos de mis “ideales” que intento reflejar en mis escritos, por ejemplo, mi desprecio frente al racismo y la discriminación, que en Herederos del Alkar se materializan contra los reezoks, que son forzados a abandonar su reino y obligados a sobrevivir en un ambiente hostil, algo que vemos frecuentemente hoy en día en el mundo y también en Chile.
También el tema del feminismo, que últimamente he decidido incluir al mostrar personajes de mujeres fuertes y autosuficiente. Esto representa un gran desafío para mí, ya que los tres protagonistas son hombres, entonces es difícil resaltar la importancia de la mujer en la sociedad, pero no imposible.
Es difícil la pregunta. Si tuviera que definir mi rol como autor diría que es la generación de historias que se caracterizan por: conflicto entre varios personajes, desarrollo de arcos argumentales y un clímax tenso.
También historias ambientadas preferentemente en un mundo de fantasía, aunque no descarto eventualmente trabajar en el ámbito de la ciencia ficción.
Por lo pronto, finalizar las cinco publicaciones de la saga Herederos del Alkar. Actualmente, estoy trabajando en la tercera parte, El Pacto de las Siete Llamas.
En esta saga se mencionan dos hechos históricos que definen el contexto social en que se encuentra el mundo, que son: la Guerra Desesperada, es decir, la primera rebelión de los reezoks, y la Expedición a la Península Verdeca.
Creo que cada uno de estos merece su propio relato, es decir, ahondar en las precuelas de la saga Herederos del Alkar.
Y como mencioné antes, habiendo cerrado toda esta gama, creo que podría comenzar a explorar el mundo de la ciencia ficción… ¿Quién sabe? ¡Falta mucho para eso!
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