Starman: Entre las noches más brillantes y los días más oscuros

Starman de James Robinson y Tony Harris es considerada como uno de los magnum opus de DC, pero ¿qué hace tan especial a esta serie?

Escrito por Claudio Cubillos

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“Todos vivimos en las alcantarillas, pero algunos miramos a las estrellas” decía la frase de Oscar Wilde que adornaba los anuncios promocionales para Starman, una nueva serie mensual que DC empezó a publicar en 1994, y dicha frase, tan pesimista como idealista, bien encapsula la dualidad que hizo que la saga de James Robinson con Tony Harris fuese considerada como el mejor cómic de superhéroes de los noventas. 

El mezclar las sensibilidades narrativas de comics más adultos que se habían popularizado desde la década pasada de la mano de obras como Watchmen, The Dark Knight Returns, American Flagg, Love And Rockets o Sandman, con un deseo de rendirle homenaje a la historia de DC, en específico a la Golden Age y al equipo de la JSA, provocaron que Starman fuese galardonada en múltiples ocasiones, y que sea  vista como uno de los mejores ejemplos de cómo hacer un cómic mensual de superhéroes que no caiga en los clichés tediosos del género, que toque temas maduros sin problemas y, al mismo tiempo, en cómo ser una carta de amor a más de 50 años de continuidad.

Entre 1994 y 2001, Robinson y Harris nos contaron las aventuras de Jack Knight, hijo de Ted Knight, el Starman original, y sus constantes osadías para defender Opal City, una ciudad con una estética muy a la Metrópolis de Fritz Lang. Pero lo que separó a Starman del cómic de superheroes promedio, fue el que puso énfasis en la vida personal de Jack de una manera que se siente realmente madura, en vez de telenovelesca, empezando por cómo tiene que acostumbrarse al estilo de vida de defensor de la ley, algo que a él no le emociona para nada al principio. De hecho, es solo la muerte de su hermano David lo que lo motiva a querer usar el bastón de energía cósmica (inventado y previamente  utilizado por su padre), con la venganza como principal objetivo , pero de a poco Jack empieza a entender el altruismo innato de su familia.

Al mismo tiempo que vemos los dramas familiares de los Knight, también la serie nos relata la vida del villano The Shade (usual enemigo de Flash, Batman y otros), quien  revela que es inmortal y que ha pasado gran parte de su existencia defendiendo el bienestar de Opal City, aunque sus métodos sean cuestionables, lo que ayuda que a que no todo sea una mera batalla de «bien contra el mal». 

Una de las cosas que hacen tan atrapante a esta serie es el que todos los personajes están escritos de manera moralmente compleja y detallada, desde la familia O’hare, quienes ejercen como policías de Opal, hasta Bobo Benneti, un ladrón reformado.

Otros personajes que reciben el spotlight son los muchos portadores del nombre Starman además la familia Knight: Mikaal Tomas, Will Payton, Thomas Kallor y Prince Gavyn, y tal como Neil Gaiman logró enhebrar un hilo conector entre Morpheus, Wesley Dodds, Hector Hall y Garret Sandford, Robinson logra crear una mitología compartida entre los poseedores del manto estelar que previamente no tenían mucho en común, además del nombre, y vaga imaginería relacionada con las estrellas.

Pero un héroe suele ser definido por su villano, y en el caso de Jack Knight, su némesis resulta ser The Mist, más específicamente Nash, la hija del villano Mist de los años 50, una despiadada asesina que solo desea arruinar la vida de Jack debido a la rivalidad entre ambas familias, agravada aún más luego de la muerte tanto de David como de Kyle, hermano mayor de Nash.

Sin embargo, en este cómic, las batallas y la acción nunca son el foco  principal de la narrativa, de hecho, usualmente tenemos historias más bien íntimas, siendo el mejor ejemplo los muchos capítulos llamados “ Una charla con David” donde Jack, de manera anual, tiene la chance de hablarle al espíritu de su fallecido hermano, y este le ayuda a resolver algunas dudas existenciales que nuestro protagonista sufre constantemente respecto a la responsabilidad y los lazos de sangre.

Para finalizar, si hay un arco argumental que realmente muestra qué es lo que hace tan único a este cómic es “Estrellas y Arena” (arco ganador del premio Eisner en 1997) en los números 20 a 24, donde Jack debe hacer equipo con Wesley, el Sandman original (muy notablemente, algunas secuencias de esta historia están dibujadas por Guy Davis, responsable de Sandman Mystery Theatre).

Lo que empieza como una típica historia que va a tirarle flores de manera nostálgica a la Golden Age, de pronto toma un giro más complejo cuando Wesley le revela a Jack un secreto de Ted, lo que hace que Starman tenga un completo cambio de percepción respecto a su padre y otro miembro de la JSA. Si tienen que leer un solo tomo de los 10  que la componen, que sea este. 

Pero obviamente, los 80 capítulos son sumamente recomendables y una lectura obligada para cualquiera que desee adentrarse en el noveno arte.