Rarezas de culto: Creepshow (1982)

De las siniestras mentes de George A. Romero y Stephen King, llega esta macabra antología y homenaje a los desaparecidos cómics de terror.

Escrito por Jorge

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En la última década, el cómic se ha apoderado de las pantallas; con cerca de seis producciones al año disputando el número uno en taquilla, es necesario aclarar que no se trata del cómic en su totalidad, sino solamente los superhéroes, herederos de la ciencia ficción y la fantasía que dio a luz al noveno arte.

Dejando de lado otras vertientes mejor conocidas, como el manga o el cómic europeo, exploraremos ahora uno de los géneros por los que el cómic norteamericano, durante su época dorada en EE. UU., también cautivó a las masas. Nos referimos al terror, que, aunque menos conocidas, también se valió de dignas adaptaciones cinematográficas.

EC Comics era una de las editoriales con mayor popularidad en el mercado. Responsable del reconocido título Cuentos de la Cripta, entre otros de distintos géneros, se vio seriamente afectada por el infame Comics Code Authority: un sello de censura moral que buscaba erradicar la violencia e historias consideradas demasiado progresistas.

Sin embargo, y la historia así lo ha demostrado, el conservadurismo es el progenitor circunstancial de su oposición. Las temáticas vanguardistas encontrarían la manera de florecer dentro de la mente de sus lectores más ávidos, aún en tiempos de adversidad ideológica, siendo uno de los influenciados el célebre director George A. Romero, reconocido por una profunda crítica social en sus obras. 

Durante una época en la que Romero proponía al escritor Stephen King una posible adaptación cinematográfica de su novela The Stand, el director expresó su intención de realizar una antología como película; King sugirió que debía ser una en la que rindiera homenaje a las publicaciones de EC Comics, por las cuales él también se sintió influenciado. 

Y así nació Creepshow.

Del papel a la pantalla

La antología se enmarca en la historia de un padre autoritario que prohíbe a su hijo leer cómics, ya que “tales aberraciones” le pudrirán el cerebro. El cómic que lee el niño es arrojado a la basura y un espectro conduce al espectador a través de cada uno de los cuentos de dicho cómic: 

En Día del Padre, un hombre abusivo regresa desde la tumba como un cuerpo en estado de descomposición para atormentar a los miembros de su familia.

En La solitaria muerte de Jordy Verrill, el mismísimo Stephen King interpreta a un atolondrado granjero que descubre un extraño meteorito, capaz de acelerar los procesos de vegetación, con el cual pretende hacerse millonario. 

En La marea, un inescrupuloso magnate de las comunicaciones toma venganza en contra de su esposa y el amante de ésta por medio de un sádico castigo. 

En La caja, un conserje encuentra bajo las escaleras del edificio a su cargo una misteriosa caja, dentro de la cual se esconde una aterradora criatura que será utilizada por un pusilánime profesor para castigar a su esposa.

En La invasión de las cucarachas, un despiadado hombre de negocios, que vive completamente aislado debido a su fobia a los gérmenes, descubre que su hogar está siendo asediado por cucarachas.  

Si bien ninguno de los capítulos es una adaptación directa de aquellas publicadas por EC Comics, King, a cargo del guión, elaboró historias (dos de ellas adaptadas de cuentos de su propia autoría, ya publicados) que rindieran homenaje al estilo y narrativa de aquellos cómics: integrando finales sorpresivos, giros irónicos y el humor negro por el cual dichos relatos se hicieron reconocidos. 

Por su parte, Romero buscaba representar visualmente un cómic, tanto en la interpretación  de los actores como en la estética de la iluminación. Para ello, tomó prestadas paletas de colores y líneas de expresión que se sobreponen a la imagen real. 

Desde un tono humorístico, la película se desarrolla como una caricatura y otorga al espectador la experiencia de estar frente a una historieta animada. Cabe destacar, a modo de ejemplo, que la instrucción de Romero a King para interpretar a su personaje fue la de representar una versión humana de Wile E. Coyote.    

Por si fuera poco, se contrató para los efectos especiales y maquillaje al ya reconocido y alabado, no sin mérito, Tom Savini, el hombre detrás de la magia del cine de terror ochentero. Y entre el reparto se contó con grandes talentos tales como Leslie Nielsen, Adrienne Barbeau, Ed Harris, entre otros. 

Creepshow es una carta de amor al género y hace una clara alusión, con la historia matriz, a la nefasta censura de aquella estrecha mentalidad que los conservadores buscan imponer sobre sus jóvenes. 

Flor de metáfora es aquella del niño que no siente resquemor al odiar a su padre por la poca comprensión que tiene este sobre las historias que a él le apasionan. Un retrato de los choques generacionales y la adversidad a la que se enfrentan los cambios culturales.

Finalmente, los realizadores abordan el problema desde la plataforma ideológica que defiende a la imaginación. Es eso lo que no puede ser censurado, lo que nunca será acallado.