Mujer Maravilla 1984 (2020): algo de justicia y unas cuantas verdades – pt1.

La 9na apuesta del controversial DCEU está aquí. Acompáñanos en este extenso análisis sobre Wonder Woman 84. Lo malo, lo bueno y la verdad.

Escrito por Jorge

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Se ha ido el controversial año 2020. La pandemia, para la que nunca estuvimos preparados, y la situación mundial que, además de pérdidas lamentables y situaciones de extrema dificultad, nos apartó de la pantalla grande. En vista de la contingencia, la industria del cine tuvo que reinventarse y recurrir a los servicios de streaming, plataforma no menos controversial. 

Fue el caso de demasiadas películas en diversos estudios: Hamilton y Artemis Fowl emitidas por Disney Plus; Warner hizo lo suyo con Scoob! e, inevitablemente, Wonder Woman 1984, la esperada secuela sobre la guerrera amazona, cuyo estreno oficial ya había sido aplazado en ocasiones anteriores. 

Como regalo de navidad, la película fue estrenada el 25 de diciembre simultáneamente en cines y en la plataforma de streaming HBOMAX.

La historia

Casi setenta años después de la Primera Guerra Mundial, Diana Prince (Gal Gadot) vive en Washington trabajando como antropóloga en el museo Smithsonian. Desde el anonimato, todavía viste su armadura de guerrera y dedica sus días a detener pequeños desastres con cuidado de no darse a conocer al mundo. 

Cuando su colega, la doctora Barbara Minerva (Kristen Wiig), entra en contacto con una misteriosa piedra, sobre la cual se dice que puede conceder deseos, Diana y Barbara piden lo que quieren, sin saber que los deseos vienen con un costo

Diana recupera a Steve Trevor (Chris Pine), quien habría muerto al final de la primera entrega. Mientras tanto, Bárbara es seducida por Maxwell Lord (Pedro Pascal), un magnate del petróleo que parece saberlo todo sobre la piedra y la quiere para él. 

Pariente directa de secuelas como Superman 2 (1980) o Spiderman 2 (2004), son los poderes de Diana el costo que la piedra cobra por su deseo. El mensaje que la película pretende entregar es claro y explícito: no podemos tener todo lo que queremos, algunas cosas se encuentran fuera de nuestro alcance y hay mucho de grandeza en aceptarlo

Bien podría decirse que nos encontramos ante una historia de crecimiento, cuyo prólogo (ambientado durante la infancia de Diana) nos prepara para la moraleja que nos espera al final del viaje. 

La historia nos sitúa, como espectadores, por encima de la protagonista en términos de que conocemos de antemano su destino. Las palabras de su tía Antíope (Robin Wright): “Ningún héroe verdadero nace de las mentiras”, tienen más frescura en nuestras cabezas que en la memoria de la princesa.  

Lo importante es la Verdad.

La verdad es la piedra angular sobre la cual esta película se sostiene, en todos sus aspectos, no solo a nivel argumental. La apuesta estética de Patty Jenkins, como directora, es presentar a Diana en su intimidad. A diferencia de la primera parte, la imagen de la guerrera, la figura icónica del cómic, es opacada por la mujer bajo la armadura.

Atrás quedaron la espada y el escudo, atrás quedó la guerra. Hay una maduración emocional en Diana.

Análisis con spoilers

Como en la mayoría de secuelas, son las nuevas adiciones las que se llevan la atención del público. En este caso, podemos atribuir esta característica a los villanos de esta entrega, estos se encuentran ahí para contraponer la visión de nuestra heroína con respecto al sacrificio.

Por un lado tenemos a Max Lord con una interpretación que toma distancia de su contraparte en los cómics, pero cumple con los aspectos necesarios para ser una muy buena adaptación.

Este no es Maxwell Lord, presidente de Conceptos Innovadores, financiador de la Liga de la Justicia o director de Checkmate; este es Maxwell Lorenzano, fundador de la Cooperativa Black Gold, personalidad televisiva y empresario. 

Poco se puede agregar sobre la actuación de Pedro Pascal que no se haya dicho ya. Cada vez que el personaje se encuentra en escena, se roba la pantalla con el humor carismático que es propio de la versión original del personaje, creado por J.M. DeMattheis, Kevin Maguire y Keith Giffen

Max Lord dibujado por Kevin Maguire, Justice League International #11

El guión toma elementos de la historia Superman: Sacrificio, un cruce entre distintos títulos del Hombre de Acero con el título de Mujer Maravilla. Aquí, la versión más malvada de Maxwell Lord hace uso de sus habilidades telepáticas para controlar a Superman y, eventualmente, enfrentarlo a Diana. 

Para suplir las habilidades telepáticas del Max de los cómics, e integrar su presencia dentro de la historia que se quería contar, en la película Lord desea ser la piedra en forma humana y manipula a la gente con sus nuevos poderes. Lo que, a su vez, le genera daños físicos internos que se manifiestan con sangrado de nariz, como en el cómic cuando abusa de sus poderes. 

He aquí uno de los puntos que ha resultado ser problemático entre sectores de la crítica, como ocurre, por lo general, cuando se involucra un artefacto mágico en la trama.

¿Por qué Max no desea tener mil deseos?

En la opinión personal del autor de esta nota, ese tipo de preguntas caería en la categoría de «¿por qué Thanos no desea un universo más grande?» o «¿por qué Sauron usa el anillo por encima de la armadura?». 

No siempre los personajes actúan con lógica. Y decir eso no significa defender incongruencias o fallas argumentales, sino tiene que ver con que los personajes, especialmente los villanos, operan desde el deseo más que de la racionalidad, están condicionados.

Maxwell Lorenzano es hijo de la miseria y pretende, a su manera, cumplir el sueño americano sin importar el costo, pero con la que le parece la mejor de las intenciones, muy acorde también a su ambigüedad aliado/enemigo dentro de los cómics.

«¡No soy un perdedor!»

Lord entiende que ser la piedra en sí lo convertirá en el objeto de deseo del mundo. El juego de Max no es tanto obtener lo que quiere, se trata de que el mundo lo quiera a él, lo necesite, se trata de control.   

En la segunda parte de esta nota abordaremos al resto de los personajes, así cómo también aspectos técnicos concernientes a la realización cinematográfica de esta pieza, en busca de algo de justicia para Wonder Woman 84.