La Canción de Aquiles: Parte 1

Una nueva reinterpretación de La Iliada que mantiene como protagonistas a Aquiles y a Patroclo: La canción de Aquiles

Escrito por Conejo Lector

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Hay que reconocer que la literatura griega nos ha dado un legado imposible de olvidar. Muchas de las novelas de fantasía están basadas en los conocidos dioses y héroes de antaño, dándoles una vida en nuestra era actual.

Entre tantas novelas basadas en mitos y leyendas griegas, muchos autores utilizan la reinterpretación para mostrar otra cara de esas mismas historias. Y basándose en ellas, dan un punto de vista, y/o una redención o justificación a los actos de sus protagonistas durante la narración.

Bajo esta premisa, nace La canción de Aquiles o The song of Achilles en su idioma original. Escrito en 2011 por Madeline Miller, es una reinterpretación de La Iliada desde el punto de vista de Patroclo y sus sentimientos hacia Aquiles.

Esta nota tendrá bastantes de spoilers de la primera mitad de esta novela. Si no lo has leído, sáltate todo lo que viene a continuación

La historia en los ojos de Patroclo

Como toda la historia está narrada desde el punto de vista del hermano de armas de Aquiles, es normal que tengamos que enterarnos de algunas cosas de su infancia para saber cómo es que el muchacho conoció y se crio con el príncipe de Ftía.

Patroclo era hijo de Menecio y una mujer que no sabemos su nombre, la cual su padre no amaba por “ser estúpida”, en las propias palabras del protagonista, y por tanto tampoco quería a su propio hijo por ser demasiado débil para él.

A los nueve años, fue obligado por su padre a desposar a Helena, la que se decía era la mujer más hermosa de toda Grecia. Por lo que, cuando se hizo el juramento de protegerla, aun cuando él no había sido elegido como esposo, tuvo que participar activamente a pesar de su corta edad, obligado por su padre.

Un día, después de la promesa del compromiso de Helena con Menelao, nuestro protagonista asesina sin querer a un joven noble por defensa propia. Lo que hizo que Menecio se deshiciera de él, exiliándolo a Ftía, una isla en donde reinaba el Rey Peleo.

Aquí, es donde Patroclo conoce en persona a Aquiles, el príncipe de Ftía. A pesar de que en un inicio, su timidez y la culpa impiden que se acerque más al semidiós, Patroclo logra convertirse en el hermano de armas de Aquiles tras pedirle que lo ayude a escapar del castigo de su instructor. Así, de apoco y a medida que ambos van creciendo, Patroclo comienza a descubrir sus verdaderos sentimientos por el futuro héroe de la guerra de Troya, temiendo que estos no sean correspondidos o de dañar su reputación.

Cuando el secuestro de Helena llega a los oídos de Ftía, ni Aquiles ni Patroclo sienten deseos de asistir al combate. Pero, debido a la promesa que realizó a los nueve años, Patroclo es convocado para defender a Helena.

¿Dependencia o amor?

La admiración que siente Patroclo hacia Aquiles, y luego sus sentimientos hacia él, se sienten un poco dependientes. Pero esto le da un buen desarrollo al protagonista, al menos en los primeros capítulos, donde vemos que la culpa y la timidez, a lo que se suma el cómo su padre lo trató desde niño, han hecho que el joven se aleje del resto de sus compañeros y, aislado de todos los demás, observa a Aquiles lleno de admiración.

Pero cuando Aquiles le pide a Peleo que Patroclo sea su hermano de armas, para salvarlo de los azotes del instructor, nuestro protagonista comienza a desarrollar un poco más de personalidad. Es aquí donde empieza a formar realmente una conexión de amistad con el príncipe de Ftía, y logra sentir el apoyo de este cuando le comenta sobre su anterior vida como príncipe.

Sin embargo, la dependencia del protagonista por el futuro héroe se siente implícita dentro de la novela. O al menos eso se da a entender en un primer inicio. A pesar de que no es tan pesado como en otras novelas (que llegan al punto de toxicidad), y que Patroclo le da suficiente espacio a Aquiles sin presionarlo, cuando este desaparece, el protagonista entra en un miedo y desesperación tal que se entiende el hecho de que a algunas personas pueda parecerle una conducta tóxica.

Y aunque tiene bastante sentido debido a su historia y pasado, especialmente el desprecio que su padre sentía hacia él, puede que llegue a ser molesto para muchas personas. Pero esto es algo que el mismo lector debe juzgar por su propia cuenta.

Aquiles

Por otro lado, se nota que Aquiles también tiene sus problemas. No tiene la vida perfecta que nos intentan hacer ver en un principio. Y como bien sabemos de antemano por La Ilíada, tiene que ver con el destino que los dioses y las Moiras le han impuesto.

Este personaje no sabe nada de lo que deparará el futuro, simplemente le han dicho que llegará a ser un gran héroe y que pasará a la historia. Sin embargo, tanto su madre, la diosa Tetis, como su padre, el rey Peleo, no le han dicho el destino real que tendrá. Y aunque Aquiles desea realmente ser un héroe, tiene la encrucijada de seguir con su padre o irse con su madre, quien intenta convencerlo de acompañarla a los mares para así salvarlo de la muerte en manos de un mortal.

Sin embargo, y a pesar de todos sus problemas, Aquiles no busca un refugio en Patroclo como un escape. Lo trata como un amigo más, lo escucha y lo comprende, e incluso le cuenta algunos secretos y dilemas que tiene. En un principio es un amigo en el cual puede confiar.

Cuando demuestra sus verdaderos sentimientos hacia su amigo, de maneras muy poco sutiles, se ve una preocupación del príncipe hacia su hermano de armas. Aquiles realmente quiere a Patroclo, pero, como se menciona en el libro, “los héroes no son felices”. Debido a todo esto, el príncipe está dividido entre ser el héroe que tanto sueña, o ser feliz.

 Primera impresión de la novela

Hay que reconocer que quizás no sea la idea más original del mundo. Una relación romántica entre Aquiles y Patroclo es algo que de por sí se nos viene a la mente a muchas personas cuando hablamos de La Ilíada, precisamente por cómo el mismo Homero contaba la historia de ambos personajes.

Pero lo cierto es que la narración de este libro tiene su propio encanto. Aún así, en un inicio los capítulos de la infancia de Patroclo pueden llegar a ser algo pesados. Y advierto desde ahora que se odiarán a bastantes personajes en esta novela, pero cuando te adentras en ella llega a ser ligera y adictiva, aunque bastante triste y dolorosa.

Realmente he disfrutado mucho esta primera parte. Aun sabiendo cómo va a terminar la historia, y que posiblemente, y como muchos lectores han mencionado, me va a romper el corazón, puedo decir que me ha encantado. Es un libro que por ahora recomiendo muchísimo, por su narración, su contexto histórico y cómo lo va desarrollando, sin variar demasiado al Poema Épico de Homero. Además de sus personajes que, a pesar de su sufrimiento, realmente tienen una gran conexión.